Febrero, 14 2023
Nathaly Salas Guaithero
El Día de San Valentín pone más presión sobre algunos. El progresivo aumento de patologías como depresión, ansiedad y crisis de soledad aumentan el riesgo de enfermedades mentales y físicas, aseguran expertos.
Ante la interrogante de si duele el amor, los expertos aseguran que la respuesta es complicada, sobre todo porque por generaciones se ha creado un concepto del “amor perfecto”, que dura “para toda la vida” y supera cualquier adversidad.
La psicóloga clínica y sex coach Amor Antúnez dice que “duele más en la medida en que las expectativas sean más irreales, o rígidas, o vivamos en el automatismo de la preconcepción al pensar que la idea inicial de la relación se sostiene para toda la vida”.
Y es que las cosas cambian, “y está muy bien que cambien”, comenta Antúnez. Según la experta, el amor de pareja se sostiene sobre la base de dos seres que tienen culturas y experiencias diferentes que buscan complementarse con el fin último de transformarse en algo “de los dos para los dos”.
En la escala del despecho por amor, se encuentra desde el “te amo, pero he perdido el interés” hasta el “te dejé de querer”, que es el más doloroso porque «hay muchas preguntas y se tiende a asumir culpas no correctas», advierte Antúnez.
Si una relación «parte de la idea que el amor puede acabarse, que es un concepto finito, que cumple etapas, estaríamos mejor preparados. Amar de forma idealizada al final pasa factura, porque rompe abruptamente con las expectativas”, agregó.
Y aquí es donde se coloca una “bandera roja”, como consecuencia de un amor fallido o el desamor “hay una conexión directa entre cómo nos sentimos y la química de nuestro cuerpo», explica la psicóloga clínica Gaby Romo. «Cuando estamos tristes, cuando nos sentimos solos o estresados, aumenta el cortisol y sabemos que tiene un efecto en nuestra presión sanguínea, nuestro sistema inmunológico y está relacionada con enfermedades del corazón”.
Ante una ruptura amorosa, hay que ser vigilantes de cómo nos sentimos a diario y notar cambios de actitud y/o pensamientos negativos que puedan ser recurrentes, pues este tipo de comportamientos conducen a enfermedades crónicas que son mucho más difíciles de tratar, señala Romo.
Numerosos pacientes diagnosticados con depresión y depresión crónica aseguran que “no ven el fondo” en su proceso. Sencillamente, no saben dónde y cómo parar, indicó.
Algunos buscan ayuda profesional, pero son muchos los casos que no reciben tratamiento, bien sea por falta de recursos, falta de conocimiento o barreras culturales que tienden a estigmatizar a quien admita tener una patología mental por la que busca ayuda.
La Organización Mundial de la Salud ha señalado que, debido a la pandemia, las cifras de depresión y ansiedad aumentaron en más del 25 %. Todo esto aderezado con estados continuos y prolongados de soledad.
Se estima que un 3,8 % de la población mundial sufre de depresión, lo que se traduce en aproximadamente 280 millones de personas con esta enfermedad. La depresión es muy distinta a las variaciones habituales del estado de ánimo y a las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana, explica la OMS.
Además, puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es recurrente y de intensidad moderada a grave.
La presión de San Valentín
El tradicional Día de San Valentín, día del amor y la amistad, tiende a ser el detonante de que muchos adultos busquen consulta médica por la presión que ejerce sobre los solteros o sobre los que están en un «limbo» en una relación, u otros casos.
“Algo muy común que es motivo de consulta es que el mes de diciembre alborota demasiadas angustias. Diciembre es el mes en que nos evaluamos los logros y los propósitos; entonces, si dentro de mis metas para el año siguiente está la de encontrar una pareja, febrero es muy pronto y ha pasado apenas mes y medio para el Día de San Valentín, lo que me genera angustia si no he logrado esa meta que me tracé en diciembre”, explicó.
Además, el bombardeo publicitario y comercial tiende a elevar el estrés. En países como Estados Unidos, en los anaqueles de las tiendas comienzan a exhibir decoraciones de corazones y dulces alusivos a los enamorados en el mes de enero, lo que, de acuerdo con la psicóloga Antúnez, pone una mayor presión tanto para los solteros como en las relaciones de pareja, porque de alguna manera exige que cada uno de la relación “lea lo que el otro espera».
«Si, por ejemplo, yo regalo flores pero mi pareja quería un viaje o una cena romántica, esto puede ser motivo de fricción”, explicó.
El remedio que ofrece Antúnez a todo aquel que sienta “una especie de fracaso” por no tener pareja un día como San Valentín es que una vez que pase todo el maremágnum de corazones y globos rojos y rosados, “se sienten a pensar y reflexionar: ¿Para qué quiero una pareja en este momento?”
“No es pensar ¿a quién quiero?, porque ese nombre y apellido tienen una carga», sino «aterrizar gustos, preferencias, posibilidades y mi disponibilidad de tiempo, económicas o de energía. Comienzo por repasar entre toda esta cantidad de tendencias y posibilidades, qué me sirve, qué me aburre y qué satisface mi necesidad”, indicó.
“El ‘¿para qué?’ es una pregunta que abre muchas aristas porque estamos criados, y sobre todo en Latinoamérica, en que debemos obtener el ‘combo completo’ y se nos exige que sea así; pero la verdad es que, en algún momento de la vida, los gustos cambian y, de repente, quiero una pareja para aspectos meramente recreativos o para efectos reproductivos, por ejemplo; pero sin compromiso”.
Una vez se logre dar respuesta clara a esta pregunta, la angustia disminuye y las relaciones fluyen, dice la experta.
El tortuoso laberinto del “amor moderno”
Existe el concepto del amor moderno que, según expertos, es el culpable de muchas desilusiones.
“Las relaciones humanas no son fáciles”, dice la psicóloga Romo. “Somos complicados. Tenemos diferentes crianzas, antecedentes, cultura; en fin, muchísimas cosas que van formando nuestra personalidad y nuestra manera de relacionarnos con otros, nos hace entender qué nos enciende, qué nos molesta… en fin, somos complicados”.
Y si a esto se unen la típica “expectativa vs realidad” alimentadas por las redes sociales y la tecnología, la ecuación se complica, pues afloran inseguridades y temores que nos hace ser ambivalentes en cuanto a una relación, agregó. Es cuando aparece el “hoy te quiero y mañana, no sé. O quiero verte, pero me desaparezco por varios días para no mostrar interés”.
Romo señala que las inseguridades complican aún más las cosas entre una pareja.
“Si tenemos miedo, se vale decirlo, se vale decir que le tememos al compromiso, no sé cómo manejarlo, se vale decir eso”, señaló.
Los expertos afirman que lo más importante para una relación amorosa sana es la comunicación clara y eficaz.
Entonces, volviendo a la pregunta «¿por qué duele el amor?», la respuesta es que duele porque lo pensamos en un universo ideal, pero lo vivimos en una realidad con matices, aseguran los expertos. Es tarea de cada uno entender el complejo mundo interior y reflejarlo en el día a día dando la mejor versión de nosotros mismos.
Voz de América