Póngale cara y deje de negar la realidad

Desde La Mina 2.0

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro@costarricense.cr

Luego de la “marcha pro familia” que se hizo a principios de diciembre, que sin duda fue una marcha muy concurrida y reveladora, y que además, hizo evidente muchas de las situaciones y grietas que estamos viviendo hoy en nuestro país, que fueron potenciadas con lo emanado de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), hay muchísima discusión sobre la familia tradicional, derechos a matrimonio y temas relacionados.

Yo he mantenido muchísimas discusiones sobre el tema, sobre todo porque me parece que nuestra sociedad debe evolucionar a formas más abiertas e inclusivas, debe ser más tolerante, respetuosa, inclusiva y sobre todo dejar la autonegación de lado (vivimos una realidad que mucha gente niega…)

La marcha fue en defensa de la familia tradicional, luego alguna gente dijo que era para evitar que gente dijera que vivía en familia cuando vivía con un perro o con un gato, y otros más aventados, me dijeron que era para que no se permitiera el matrimonio gay, ya que “eso” no formaba familias.

Hay gente que dice que esto no debe ser tema de campaña, yo creo que sí. Es el Estado quien debe legislar y no la Iglesia.

Yo estaba fuera del país en esos días de inicio de diciembre, así que me di a la tarea de “googlear” que fueron los objetivos de la marcha…

Encontré estas declaraciones del Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de la Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal, que dejan muy clara la convocatoria: “…la cantidad de personas que se hizo presente en la manifestación los mueve a intensificar su mensaje en favor de la vida y la familia tradicional, así como lo predicación del Evangelio en los templos”.

Y me hizo recordar que hace algunos años un colega tico del BCIE quiso matricular sus hijos en un colegio católico en Tegucigalpa, cuyo presidente del patronato era un costarricense, y su sorpresa fue que no los aceptaron, entonces acudió a nuestro paisano y su respuesta fue que los niños no podían ingresar al colegio porque provenían de un segundo matrimonio, y por lo tanto no eran hijos de una familia tradicional…

Aprendí entonces que familia tradicional es la que se casa por la iglesia y no se divorcia, y el hogar está compuesto por papá, mamá e hijos.

Luego de ver la marcha y sus objetivos, simplemente pregunté: ¿le has puesto cara a los que no son parte de la familia tradicional? Póngale cara sin negaciones…

¿Sobrinos?¿nietos?¿tíos?¿primos?¿amigos?¿vecinos?¿o es que a conveniencia extiendo el tapete hacia el lado que lo necesite? Si tengo una hija divorciada, no importa porque yo la puedo incluir como parte de la familia tradicional o simplemente me autoniego que sea divorciada y por lo tanto excluida, si mi nieto es hijo de la torta que se jaló mi hijo no importa , jalo el tapete para ese lado, me autoniego y lo incluyo como parte de la familia tradicional, si mis sobrinos crecieron con sus abuelos, jalo el tapete para ese lado, me autoniego y los incluyo…si mi hijo es gay o mi hija lesbiana no están excluidos porque corro el tapete para ese lado y los incluyo porque me autoniego y pienso su novio no es novio es un amigo y su novia no es novia es una amiga…
Cuando la CIDH dijo lo que dijo (orden/resolución/recomendación/sugerencia/saludo a la bandera o lo que fuera) las voces se hicieron más fuertes, las burlas y el bulling creció y se desviaron ya no a los hijos de divorciados o criados por abuelos o parientes sino hacia el matrimonio gay…

Yo, desde mi casa en La Mina, en Santa Ana, simplemente le pido que antes de juzgar o excluir, póngale cara a la gente y no reniegue a la realidad, así usted gana, la sociedad gana y todos ganamos viviendo en una sociedad más inclusiva.