Plaza de la Libertad Electoral

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Uno de los espacios públicos más recientes en la capital es la llamada “Plaza de la Libertad Electoral”, la que está en los predios del Tribunal Supremo de Elecciones, en su costado este que da al parque nacional. Aunque la plaza es reciente, fue creada en 1996 al igual que el edificio del TSE, ese lugar guarda mucha historia importante para el país.

En la esquina noreste de la plaza estuvo la casa del General Tomás Guardia, que luego fue la sede de la Standard Fruit Company, la Northern Railway Company y finalmente la casa presidencial, que existió en ese lugar hasta finales de los años 70 del siglo pasado, cuando se traslado a Zapote, su actual localización. La vieja casa se demolió y dio paso a una nueva construcción que por muchos años estaría en solo lo que se conoce como “obra gris”, dado que el proyecto original de construir una nueva casa presidencial en ese lugar, fue desechado por la administración de Rodrigo Carazo Odio. El proyecto se retomó varios años después, pero para albergar al TSE y sus dependencias, como el Registro Civil y otras.

 
En la plaza, en el sector de la esquina sur, sobresale una placa montada sobre el nivel del suelo, dedicada a don Ricardo Jiménez Oreamuno, el tres veces presidente de la República. En realidad es algo más que una placa, es un pequeño monumento, pues hasta incluye un relieve de un busto del patricio. El texto en la placa dice los siguiente:

EDIFICIO RICARDO JIMENEZ

PRESIDENTE DE LA REPUBLICA

1910 – 1914
1924 – 1928
1932 – 1936

PRESIDENTE DEL CONGRESO

1903 – 1904
1909 – 1910

PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

1890 – 1894

“LA LEY TIENE QUE SER HECHA DE SUERTE QUE LA
ELECCION SE UN ACTO DE CONFIANZA, UNA SEÑAL
DE PREFERENCIA, SIGNO DE VOLUNTAD”

MENSAJE AL CONGRESO DE 1ERO DE MAYO DE 1935

El nombre del expresidente para el edificio del TSE, viene dado por una ley de la República, la No. 7700, publicada en La Gaceta No. 205 de 24 de octubre de 1997, cuyo único artículo establece “Denomínase con el nombre de Ricardo Jiménez Oreamuno el nuevo edificio que alberga al Tribunal Supremo de Elecciones”.

Sobre don Ricardo Jiménes, pueden leer una breve reseña que escribí en mi sitio web de historia.

El 13 de setiembre de 1996 se inaugura oficialmente la plaza, donde sobresale, bajo un dintel de inspiración grecorromana, la escultura “Epítome de Vuelo”, del escultor nacional José Sancho Benito. Se trata de una talla en granito rojo de Carrara, de 300 x 200 x 180 cm, la cual, dadas sus dimensiones, fue ejecutada directamente en Italia. El palza de ejecución fue de seis meses con un costo $ 53,500.00. El TSE cubrió solo los costos materiales y directos, pues los honorarios profesionales fueron donación de Sancho, quien hizo primero un pequeño modelo en madera y luego una maqueta y un montaje fotográfico que sirvieron al museo de Arte Costarricense para autorizar el proyecto.

El autor es un escultor costarricense, que nació en el centro de Puntarenas el 18 de abril de 1935, hijo de Rafael Angel Sancho Cordero y Marina Benito Chaves. En sus esculturas siempre han existido dos ideas principales, lo marino y lo femenino.

La historia de la plaza es muy interesante y está ligada, por supuesto, a la del edificio. Hay una publicación del propio TSE, que nos da muchos detalles:

La propiedad en la que actualmente se asienta el Tribunal tiene solera. En la época de la colonia, el sector se utilizaba reclusivamente haciendo que circularan ahí los indeseables de la población de entonces.

Los predios aledaños al Tribunal son objeto de profunda transformación urbana, dentro del marco de grandes cambios de mediados del siglo XIX en América Latina, los cuales modifican la estructuración clásica del antiguo casco colonial. De este modo se generan amplios bulevares y paseos, así como proyectos de embellecimiento, cuya inspiración y origen estaban en Europa pero que fueron promovidos por las élites gobernantes, con el objeto de expresar los valores de la clase social a la que pertenecían.

Así, a mediados del Siglo XIX, se habilita una calle con el fin de comunicar la ciudad de San José con una zona incipiente de carácter industrial, lo que da origen de la Avenida 3° y refuerza la intención escenográfica de conducir a los visitantes provenientes de la Estación del Ferrocarril a través de un recorrido lleno de símbolos de progreso, cultura y poder económico, tales como las mansiones alrededor del Parque Morazán.

La influencia francesa de Houssmann se manifiesta en la arborización del Paseo de las Damas, con un relleno para darle linealidad a las perspectiva, ya que la forma natural del sitio en que se desarrolla este proyecto es una depresión.

En 1874 se cuadró la Plaza de la Estación – antecesora al Parque Nacional – y se inició el drenaje de una laguna que era parte del cauce de la acequia de las Arias y donde – por tradición – se llevaba a cabo la extracción de adobes para la construcción de viviendas.

A finales de la década de 1870, Tomás Guardia construyó su vivienda frente a la esquina noroeste de la Plaza de la Estación, lugar donde hoy día se cruza la avenida 3° con la calle 15, con lo que se da inicio a la costumbre de celebrar el Día de la Independencia al pie del Monumento Nacional —altar cívico y símbolo máximo de libertad— en este sector de la ciudad que, por sus categoría social, fue de acceso restringido a la conciencia popular en un principio.

En 1887 se expropian terrenos que pertenecían a Rosario e Isabel Guardia y en la primera administración de Ricardo Jiménez Oreamuno, la United Fruit Co., adquirió la casa de don Tomás Guardia, para instalar ahí sus oficinas. Luego esta propiedad es adquirida por la Northern Railway Company.

El 27 de diciembre de 1920, el Congreso autoriza al Estado adquirir esta casa, por lo que el mandatario de entonces, Don Julio Acosta, trasladó ahí la Casa Presidencial y la Secretaría de Fomento. Se estimó el valor de la propiedad en ciento veinticinco mil colones (ciento cinco mil por la propiedad donde se ubica la casa y veinte mil por la propiedad que colinda al sur).

En 1930 se pavimenta la avenida 3°, convirtiéndose en paseo de automóviles, lo que facilita que se celebren allí las fiestas de fin de año, tiempo durante el cual la casa sufre constantes remodelaciones, hasta su demolición en 1978 y el traslado de la casa de gobierno a Zapote.

La estructura de la actual sede del Tribunal —en su diseño original— fue concebida por los arquitectos Rafael García y Jorge Bertheau, con objeto de construir la casa presidencial.

La Asamblea Legislativa en 1985 traspasa la propiedad y el inmueble en construcción al Tribunal Supremo de Elecciones y al Registro Civil.

En el año de 1992 el Tribunal contacta con las autoridades del Ministerio de Transportes, se retoma entonces el anterior diseño y en las administraciones Calderón Fournier y Figueres Olsen se obtienen los recursos financieros necesarios para concluir la primera y segunda etapas de la obra.

Arquitectónicamente el edificio del Tribunal Supremo de Elecciones es un complejo institucional que conforma un enclave administrativo en el centro urbano de San José, en una zona rodeada por edificios gubernamentales, parques y plazas.

La estructura principal del edificio planteó un reto considerable, ya que había sido abandonada en 1979 a causa de la crisis económica de aquel año, y resultaba necesario – sobre una estructura concebida para otros fines – concebir un edificio capaz de difuminar la imagen de «ruinas urbanas» de San José con que se conocía aquella infraestructura.

Desde esta perspectiva la construcción del complejo del Tribunal ha de verse como rescate arquitectónico del espacio urbano y del tiempo perdido. El complejo consiste de tres edificios intercomunicados entre sí por puentes y jardines internos.

El edificio cuenta con un área de 20.475 m2 y la Plaza de la Libertad Electoral con 7.000 m2. El diseño total posee características de los movimientos arquitectónicos actuales, de modo tal que la integración de sus elementos permite un eclectismo (mezcla de distintos factores) y una diversidad ejemplo del pluralismo de nuestro tiempo, basado en avances tecnológicos y contrastes, siendo por ello reflejo del mundo actual caracterizado por el cambio del poder central a la toma de decisiones conjuntas con la sociedad civil, lo cual se manifiesta en la apertura de la plaza y la integración del entorno. En términos académicos la arquitectura del edificio es parte de una corriente contemporánea que, según el crítico internacional Charles Jencks, se ubica dentro de lo que él describe como arquitectura posmoderna, la cual combina las técnicas y métodos constructivos que incorporan tecnología de punta con la construcción tradicional, todo para posibilitar que la arquitectura se comunique tanto con el público como con una minoría conocedora, compuesta usualmente por arquitectos o diletantes.

El Tribunal integró la Unidad Ejecutora para la Construcción del Nuevo Edificio el 4 de noviembre de 1992 y en diciembre de 1993 se inició la construcción, dejando la Dirección del proyecto a cargo del Arq. Percy Zamora Ulloa.

Ya directamente sobre la plaza, tengo que reconocer que me sorprendió bastante. Inicialmente no la consideré para una reseña, pero viéndola en detalle, cumple con todos los requisitos para ello. Tiene banquetas, en este caso alargadas; amplia vegetación cerca del lado norte; una escultura y una placa. Incluso hasta una glorieta, algo que no todos los parques y plazas tienen, pero de las cuales su vecino, el parque nacional, tiene cuatro; que tal vez esa sea la razón que hayan hecho una. Quizás lo que me confundió, fueron las extensas gradas de acceso a la entrada principal del edificio, muy necesarias por la enorme gradiente, al estar construida al inicio de una depresión, la misma que da lugar a las cuestas de Mora y Núñez, y al puente de la antigua fábrica de licores.

Bellamente decorada, con faroles de luz al estilo antiguo, una fuente muy bonita, y lo mejor de todo que funciona; junto al pequeño anfiteatro, de estilo grecorromano donde está la escultura. Hay que destacar que en la parte alta, cerca de la acera, hay un parqueo para bicicletas, algo que solo habíamos visto en la plaza de la justicia del primer circuito judicial y el parque Morazán. Además, que parece increíble, pequeños detalles como las palmeras enanas que hay en las gradas o la exuberante vegetación entre el anfiteatro y el edificio del TSE, incluidas algunas matas de plátano y helechos; algo poco usual en los parques de San José. También de destacar una sección con agua, parecida a un pequeño estanque, justo detrás y debajo de la plazoleta en el lado norte, donde hay peces. No es sencillo apreciarla, pero se puede ver cuando se ingresa por el costado norte del edificio.

Preparé una muy bonita galería, que también pueden ver en un álbum de Facebook.

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Actualizada: 16-11-22

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