Parque del Café

Bazar digital

Carlos Rvilla M.

Carlos Revilla

En estos andares por las plazas y parques de San José, me llevé una agradable sorpresa al visitar el Parque del Café en Rohrmoser, al oeste de San José, conocido como el “parque de los perros”, por la gran cantidad de mascotas que pasean sus dueños todos los días. El parque llama la atención por su extensión y la gran cantidad de árboles que tiene. Está muy cerca de otro parque del cual ya escribí, que es el República del Perú.

Está en un área que ha tenido un gran desarrollo urbanístico los últimos años, con la construcción de grandes edificios (torres) de apartamentos, dirigidos a la clase media-alta y alta. El atractivo mayor es por ser un barrio poco transitado y con una relativa seguridad, además de ubicarse a 12 minutos del centro de San José y a menos de cinco minutos de La Sabana. El parque está ubicado a la par del límite del barrio hacia el oeste, que es la carretera de circunvalación; para ser precisos en avenida 3 y calle 80, aunque no creo que esto sirva de mucho. A la tica sería algo así como 100 mt oeste y 200 sur de la casa de Oscar Arias.

Está totalmente arborizado, con muchas variedades, pero es una lástima que hasta aquí no llegó el plan de rotulación, así que esta vez no podré darles una lista de las especies, solo pude identificar el eucalipto y roble, y algunos arbustos. Alguien tuvo la paciencia de contarlos y es una cifra cercana a los 300. Se nota que lo cuidan bastante, no hay basura e incluso podan algunos arbustos, lo que indica que hay servicio de un jardinero.

Destaca una estatua (la única en el parque) de Gonzalo Fernández de Oviedo, donada por el Instituto de Cultura Hispánica en 1978, y de la que se sabe muy poco o nada sobre ella.

La placa dice:

Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez
1478 – 1557

Militar escritor y cronista de las indias
Autor del libro ‘Historia Natural de las Indias
‘”.

Donado por el Instituto de Cultura Hispánica 1978”

Recientemente la estatua con su pedestal fueron restaurados y lucen en todo su esplendor. Fernández de Oviedo fue un historiador, cronista de Indias (América) y administrador español por la época de Cristobal Colón. Para conocer un poco del personaje, veamos su biografía:

Nació en Madrid en 1478. En 1497 marchó a Italia, donde desempeñó diversos oficios, a través de los cuales conoció a artistas como Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarroti, y se distinguió como militar en diversas guerras. Tras una breve estancia en España, marchó a las Indias en 1513 con la expedición de Pedrarias Dávila, gobernador de Castilla del Oro. Una vez allí, ejerció los cargos de veedor de las fundiciones del oro y escribano real. Su obra más famosa fue Historia general y natural de las Indias, en la que describe el descubrimiento y la colonización de las Indias americanas desde la óptica de un minucioso observador de la naturaleza y las costumbres del Nuevo Mundo. En sus memorandos se reveló como un firme defensor de los conquistadores y un encarnizado enemigo de los indígenas. También fue autor, entre otras, de la novela de caballerías Don Claribalte, de 1519, y de las Quincuagenas de la nobleza de España, de 1555, que constituyeron un fiel informe sobre la nobleza.

Educado en la casa de un discípulo apasionado por las humanidades de Pietro Martine d’Anghiera, Alonso de Aragón, estuvo durante algún tiempo a su servicio. Fue luego mozo de cámara de don Juan, hijo de los Reyes Católicos, para quien escribió El libro de la Cámara real del Príncipe don Juan. Muerto el príncipe don Juan (1497), Gonzalo Fernández de Oviedo marchó a Italia con Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, de quien fue secretario en España. En 1502 volvió a la patria y luego combatió en el Rosellón.

En 1513 tomó parte en la expedición de Pedrarias Dávila al Darién como «veedor de la fundición del oro». Al regreso de América marchó a Flandes y posteriormente se dirigió al reino de Nápoles. En 1520, nombrado gobernador del Darién, marchó de nuevo a América; en 1523 regresó a España con Diego Colón. Fernández de Oviedo estuvo además en Santo Domingo en 1532 y 1536. Nombrado en 1549 regidor perpetuo luego de haber sido alcalde, permaneció allí hasta el mes de junio de 1556, y por su sentido de la justicia fue apreciado por los indígenas.

De nuevo en España, hizo imprimir el vigésimo libro de su Historia, primero de la segunda parte, y no mucho después murió a causa de fiebres contraídas en América. Dejó inédito el resto de su obra, que tenía intención de completar ulteriormente con una cuarta parte enriquecida con la documentación de hechos a los cuales atribuía valor de experiencia directa y personal.

Murió en Valladolid en 1557.

Una vida muy interesante y un precursor por cierto.

El nombre oficial es “Parque del Café”, y para atestiguarlo, hay un pequeño monolito al estilo típico con el nombre del parque a ambos lados, con tejas y todo, junto a algunas matas de café y plátano a su alrededor. Bonito detalle, aunque muy burdo, si lo que se buscaba era un homenaje a nuestro otrora “Grano de Oro”.

Es un parque atípico, no tiene fuente ni nada parecido, y la gran cantidad de árboles lo hace distinto a la mayoría de los otros espacios públicos de San José. Aunado a esto, no es de paso, por lo que no tiene corredores internos, es todo área verde, a excepción del acceso al pequeño montículo donde está la estatua. Tiene poyos a su alrededor, que más bien son bancas sencillas.

Si pasan por el sector dense una vuelta para conocerlo, es interesante.

Como de costumbre preparé un álbum de FB con imágenes del parque y sus alrededores. También Google Photos de forma automática estilizó una de las imágenes de la estatua, que quedó muy bien.

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La biografía del personaje la tomé del sitio web Biografías y Vidas.

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