Parados en la escoba

Cuaderno de Vida

Gustavo Elizondo Fallas

Gustavo Elizondo

La película “Los diez mandamientos” producida por Cecil B. DeMille en 1956, tiene la maravillosa capacidad de que la vemos una y otra vez, en Semana Santa y no pierde el encanto, la disfrutamos como si fuera un estreno, por lo menos es lo que personalmente me sucede. Hay dos escenas que nos impresionan, cuando Moisés aun Príncipe de Egipto, coloca en forma milimétrica un obelisco en la ciudad que construye para el Faraón Sethi y por supuesto, la separación de las aguas del Mar Rojo. Dentro de los personajes de la película está Datán, interpretado en forma magistral por Edward Robinson, israelita de baja calaña que se empeña en oponerse a las decisiones de Moisés en su camino por el desierto, llama constantemente al pueblo hebreo a sublevarse contra el escogido de Dios; junto a Ramsés II, se pueden considerar “los malos de la película”.

¿A qué viene esa mención?; resulta que esa figura incluida en la película aunque sin mención en los textos bíblicos, es emulada en Costa Rica en la figura de periodistas amarillistas, algunos diputados, políticos, “opinólogos” y escribientes anónimos de redes sociales, que en medio de las acciones para enfrentar la pandemia, critican las acciones que toma el gobierno, dudan de la información que se proporciona y buscan “pelos en la sopa” para denigrar a quienes llevan sobre sus hombros el manejo de esta emergencia sanitaria sin parangón en la historia de este país. Son buenos para criticar, pero no aportan una sola idea, son parte del problema y no de la solución, como si fuera muy fácil tomar decisiones en un momento que se requiere un equilibrio máximo entre la salud pública y la reactivación económica. Una diputada con aspiraciones presidenciales se dejó decir que el país en esta pandemia es un barco sin capitán (por dicha no ha sido así, señora diputada) y otro padre de la patria manipuló datos de las pruebas realizadas para decir que aquí el contagio era más alto al reportado, actúan como si estuviéramos en campaña política; algunos “opinólogos” hablan de atropellos a los derechos individuales y a la Constitución cuando la misma Carta Magna establece que el Estado debe garantizar la salud de sus habitantes; periodistas de algunos medios de reconocida vocación amarillista y otros de medios rurales nunca escuchados, usan la conferencia de prensa como un espacio para cuestionar las medidas tomadas por las autoridades a cargo de la atención de la pandemia.

Creo que no es el momento de actuar como Datán, dejemos a ese personaje en el celuloide y actuemos con responsabilidad, tomemos una actitud constructiva que lo menos que ayuda en estos momentos de angustia y zozobra son personas, como decía don Pepe “que aparte de que no barren, se paran en la escoba”.

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