Especial para Cambio Político
Los españoles llegaron a Costa Rica el 18 de setiembre de 1502, desde entonces comenzaron a imponer por la fuerza su idioma, su religión, su cultura, además de cometer robos, crímenes y de violar a las mujeres.
La historia comienza en 1540, cuando es creada Nuevo Cartago y Costa Rica, provincia del Reino de Guatemala y desde el primer ataque a los aborígenes de Talamanca ese mismo año, se manifestó el espíritu guerrero, combativo y libertario de sus habitantes.
Talamanca representó para los españoles la fuente proveedora de mano de obra, de aquí sacaban amarrados a los aborígenes para obligarlos a trabajar como esclavos repoblando otros lugares.
En Talamanca, cuyo nombre original era Ará, permanecía una nutrida comunidad de indígenas de diversas etnias. Santiago de Talamanca fue fundada en 1605 por el conquistador Diego de Sojo y Peñaranda. Recibió ese nombre en recuerdo de su tierra natal, la villa de Talamanca cerca de Madrid.
Tuvo un cierto desarrollo pero en 1610, debido a los abusos de Sojo y Peñaranda, una rebelión indígena dirigida por el Useköl Guaykara provocó su destrucción. Useköl significa máximo jefe religioso de los Bribris y Cabécares.
En Talamanca, la tenaz oposición a la dominación española obstaculizó todo intento permanente de establecer iglesias. Desde la perspectiva indígena los conceptos militar y espiritual eran indistinguibles. El soldado llevaba al sacerdote para sacralizar su esfuerzo, y el fraile servía para abrir sendas para el ingreso militar.
En 1613, el Bru Coroneo sublevó a todas las tribus del este de la Provincia colonial (Bru o Blu significa el «principal jefe político y militar»).
En 1620 se ahorcaron como «Caciques de Talamanca» a Juan Serraba, Francisco Kagrí, Diego Hebeno y Juan Ibquezara.
En 1662 el Bru Kabsi con sus huestes, toma y destruye la recién fundada Ciudad de San Bartolomé de Duqueiba, en los márgenes del Río.
La solución para “pacificar” Talamanca, recomendada por los padres franciscanos, es el despoblamiento, es decir, el traslado forzoso de los aborígenes hacia las zonas dominadas por los conquistadores. Durante décadas cientos de indígenas fueron entregados a los colonos como encomiendas, una situación similar a la esclavitud.
El gobernador Lorenzo Antonio de Granda y Balbín decidió emprender acciones más amplias de despoblamiento en 1699, pero chocó contra el Cacique de Suinsi Pabru Presbri, que pasó a la historia con su nombre castellanizado de Pablo Presbere (Pa-Bru significa “Jefe de las Lapas”).
En 1709, Presbere interceptó una carta de los frailes en la que se daba la orden de “[sacar] a la provincia de Boruca los [indios] que estuvieren cercanos a ella, y a Chirripó y Teotique los que pudieren salir por la misma razón [porque] sus tierras [son] malas para administrarlos…”
El resultado fue el estallido una insurrección que marca uno de los capítulos más sanguinarios tanto por parte de los nativos como de los conquistadores, dirigida por los líderes indígenas Presbere y Comesala con lo que se puso freno a la expansión hispánica en este territorio.
Pabru significa «Jefe de Lapas» y Presberi significa «Pozas de aguas tibias o calientes». A Pablo Presbere se le conocía como el guerrero más temido de Talamanca.
Presbere, al mando de un grupo de guerreros indígenas, dio muerte a fray Pablo de Rebudilla y dos soldados que se encontraban en San Bartolomé de Urinama. Luego, el jefe Comesala, al mando de otro grupo, se dirigió hacia Chirripó, dándole muerte a fray Antonio de Zamora, a dos soldados, la mujer y el hijo de uno de ellos.
El 28 de setiembre, 4000 indígenas atacaron San Juan donde se encontraba fray Antonio de Andrade. Cinco soldados murieron, huyendo el resto a Cartago. Después, dieron fuego a catorce iglesias. Además se exhumaron los cadáveres de indígenas para ser sepultados según su costumbre, evidenciando así la carga ideológica y religiosa del enfrentamiento.
Las represalias españolas fueron enormes y en una emboscada, el líder indígena fue capturado. Él junto con otros dirigentes y 700 indígenas fueron llevados prisioneros a Cartago. De ellos solo 500 llegaron vivos. El Useköl Pedro Comesala y otros indígenas lograron escapar, escondiéndose en las escarpadas montañas.
A pesar de que se les había ofrecido la paz a los rebeldes si se rendían, éstos prefirieron dar fuego a sus casas y huir. También cavaron huecos en cuyo fondo pusieron afilados palos que luego cubrieron con maleza, para que los soldados se cayeran y se ensartaran en las estacas.
Tal como había prometido el gobernador, los indígenas que llegaron a Cartago fueron repartidos entre los expedicionarios, a fin de que los empleasen para su servicio personal. Debido a las duras condiciones a las que fueron sometidos, estos indígenas murieron en gran número.
Según testimonio del gobernador Haya Fernández, nueve años más tarde, de los 500 indígenas que habían llegado a Cartago, quedaban solo 200. Con respecto al cacique Presbere y los demás líderes fueron todos encarcelados en el convento de La Soledad en espera de ser enjuiciados.
Finalmente, Presbere fue condenado a ser exhibido por toda la ciudad en la que se pregonaría su delito, luego arcabuceado y finalmente decapitado, para exhibir su cabeza en un mástil. Antes de darle muerte, se le tuvo con hambre y fue golpeado sin misericordia.
La sentencia se cumplió el 4 de julio de 1710, en la ciudad de Cartago.
Pablo Presbere no forma parte del conjunto de héroes nacionales. No obstante, la Asamblea Legislativa de Costa Rica lo declaró Defensor de los Pueblos Autóctonos y levantó un busto de él en sus jardines.
El 4 de julio, fecha de su fusilamiento, los indígenas lo recuerdan como su día, en conmemoración de cinco siglos de lucha contra el dominio extranjero.
El Useköl Pedro Comesala le sobrevivió para reorganizar la nación de Ará o Talamanca. La conquista española nunca pudo doblegar a los talamanqueños, abandonando su lucha por cegar la libertad de este pueblo al momento de la independencia de Costa Rica en 1821, ya Talamanca era libre del oprobioso yugo español.
El 19 de marzo de 1997, la Asamblea Legislativa lo declara «defensor de la libertad de los pueblos aborígenes. Así mismo, se declara el 4 de julio día nacional conmemorativo de la lucha libertaria del cacique Pablo Presbere».