Nuevas aventuras de un tico en Suiza durante el coronavirus

Desde La Mina v2.0

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro.salazar@gmail.com

Mauricio Castro

Antes de que aprendiera a manejar el miedo y que supiera lo de las colonias y su atracción al virus, estaba una tarde viendo las noticias en la Televisión Suiza —utilizando la opción “en francés” y no la de “en alemán” porque entiendo mucho menos— en la que anunciaban las medidas que se tomarían. Como no entendía muy bien, tomé una foto a la pantalla de la tele:

Restez chez vous.
À partir de maintenant, restez chez vous.
Ne sortez que pour une raison impérieuse, c’est-à-dire : faire des courses, aller chez le médecin ou à la pharmacie…

La puse en un traductor y leí:

Quedate en casa
Salga solo si es absolutamente necesario. Esto significa: Si tiene que comprar comida, Si tiene que ir al doctor o a la farmacia…

Y me dije: “esto se está poniendo feo, tengo que ir al súper, pero nada, antes de hacer loco chequeá la web de la CNE para ver que comprás” y eso hice, googlié el sitio web, y me encontré un documento con lo que necesitaba. Mientras iba leyendo solo me imaginaba el despelote en el súper, empujones, gente gritando, corriendo por todos lados como loca, carritos llenos…y saqué esta lista de compras:

1-Botiquín de primeros auxilios. 2- Radio de baterías con provisión de pilas nuevas. 3- Cloro para potabilizar el agua. 4- Fósforos. 5- Caja o bolsa plástica, con los documentos personales y familiares más importantes. 6- Cuaderno con lápiz y lapicero. 7- Agua almacenada en recipientes limpios y con tapa. 8- Foco de baterías con previsión de pilas nuevas 9- Artículos varios de higiene. 10- Alimentos enlatados o deshidratados 11- Abridor de latas.

La leí y la releí con detalle y me quedó clarísimo que el numeral 9 era el ya famoso papel higiénico. Y de inmediato hice el punto 5: guardé pasaportes, cédulas y licencias en una bolsa plástica y las metí en un “Arturito”.

Busqué un abrigo, bolsas (aquí uno lleva las bolsas al súper o si no las tiene que comprar), cogí 6 de esas de manigueta para ir al mercado y me fui corriendo solo.

Y oh sorpresa: en el súper no había casi nadie.

¡MEJOR! —me dije.

Puse la moneda, cogí el carrito y me fui directo al pasillo del papel higiénico. A pesar que el súper estaba casi vacío este pasillo parecía la torre de babel o quizás un bar de la guerra de las galaxias, llenísimo con gente de todos lados, de todos los colores, vestidos a su usanza y costumbre, hablando mil idiomas, con abrigos y gorros coloridos y cogiendo a montones papel higiénico, a como pude me abrí campito y cogí dos bolsas, dos bolsitas decentes…

Me fui luego al pasillo de enlatados y de nuevo: llenísimo, un bar de la guerra de las galaxias…el pasillo de agua: llenísimo, la torre de babel…el de baterías, focos y cloro: llenísimo, bar de la guerra de las galaxias, el de deshidratados…full y así todos los pasillos que requería para completar mi lista cogida del web de la CNE.
Recordando mi francés del colegio, aquel en el que repetíamos hasta el cansancio:

Toc toc, qui est?
—Ce Monique,
—entré Monique

Pregunté a un dependiente: “lé de almond” (tengo que tomar leche de almendras, porque con la edad la leche de vaca me da una alergia hp…) “e lé condensé” (leche condensada para sus fresas), “en arrier, de l´autre cote”—me dijo y fui en carrera.

El pasillo estaba casi vacío, sólo gente como de por aquí, vestidos de invierno: ropa y abrigo oscuros y muy blanquitos, que contrastaban con los de las otras filas…

Y me percaté que algo raro pasaba.

Hmmm—me dije, pero nada más.

Debo decir que una de mis bisabuelas paternas vino de un pueblito francés, Ville Gellin, que en la época de ella tenía 200 habitantes, hoy tiene cerca de 150…el pueblito queda a unos 60 km de Nyon, donde vivimos, y tenía planeado ir en la Semana Santa pero no se pudo por el virus…Todo esto para decir que la herencia de Madame Gabrielle nos marcó y creemos que el francés simplemente se nos da por naturaleza.

Se nos da tanto el francés que una vez estando güila (nosotros pasamos nuestra infancia y juventud entre Liberia y San José) estábamos el parque de Los Sauces jugando “Combate” —suficiente referencia para gente de mi edad— cuando pasé en medio de una barra de muchachos mayores que yo, de unos 15 pa’arriba cuando de repente uno de esos jamoneros “métase-con-uno-de-su-tamaño” que hoy sería acusado de buleador, me quitó el casco y yo, un gordito lleno de colochos de escasos 6 años, y le dije: ”deme el cajjjco”, me recuerdo de las risas de todos y de vacilarme diciéndome “nica regalado”, “nica”, y alguno que otro diciéndome “guanacasteco”, hasta que oronda y lirondamente, por eso les digo que lo del francés se nos da naturalmente, les dije: “es que yo hablo así porque tengo acento francés…”

Como decía, empecé a notar algo raro en el súper…

Ya cuando había completado mi lista, me fui a la caja a pagar. Había un orden hp…como la fila para comulgar en misa y ahí me percaté qué fue lo que ví raro: todos los que llevábamos carritos hasta las cachas y llenos de papel higiénico, cloro, agua y todas esas cosas para nuestras emergencias, éramos los que parecíamos de un bar de la guerra de las galaxias, hablábamos como en la torre de babel rebuscando cosas: ¡éramos puros extranjeros o “recientemente suizos o suizos de primera generación”!, los suizos de siempre llevaban una canastica con sus compritas normales y todos vestidos de oscuro, que contrastaban con el colorido de la fila, y por supuesto viéndonos con ojos de sorpresa.

En la fila me decía: “hay algo que no entendí de la tele, seguro dijeron que no nos preocupáramos, que habrían cosas para todos, que embarcada cogí el listado de emergencia para terremotos y para huracanes para Costa Rica y no para esta realidad…”

Hasta que todo se me aclaró en la caja, cuando la cajera me preguntó en francés y como ya les dije que a mí se me da naturalmente, le entendí perfectamente:

tu vienes d´ou?

—De Costa Rica, le dije

Y si mal no me acuerdo, me dijo algo así: “…ne t’inquiète pas, rien ne finira…

Algo como “no se preocupe, nada se va acabar”

A buena hora me dicen esto—me dije

Y así ha sido hasta ahora: nada ha faltado, ni siquiera la yuca y los plátanos de Costa Rica.

Si alguien quiere fósforos suizos, cuadernos suizos, lapiceros suizos, agua suiza, curitas, cloro, papel higiénico, gaza, esparadrapo, atún, carne deshidratada, sardinas, bacalao seco, camarones secos, macarrones sin gluten, pasta de tomate, focos, candelas, galletas sin gluten y de trigo, chocolates, leche de almendra, leche condensada, coca colas, tortillas, arroz, frijoles en lata… ¡todo calidad suiza!…solo me avisa, a ver si así logramos que el apartamento deje de parecer una pulpería de pueblo de una vez por todas.

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Un comentario

  1. Ignacio Arguedas

    Faltó el Zepol y la salza Lizano

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