Dados los acontecimientos de los últimos meses relacionados con la promoción en redes sociales del dióxido de cloro o MMS como tratamiento para diversos males, en cuenta la Covid-19, y a la reciente admisión de un recurso de amparo por parte de la Sala Constitucional, donde se obliga a las Autoridades de Salud a presentar pruebas y análisis científicos que respalden su oposición al uso de dicho compuesto químico como medicamento, es que exponemos los siguientes párrafos con nuestra opinión como profesionales en química.
Lo primero que debe resaltarse es que el dióxido de cloro no es un medicamento. Se trata de un desinfectante que se genera industrialmente de varias formas, una de ellas mediante reacción química entre el clorito de sodio al 28% y un ácido, por ejemplo, el ácido clorhídrico al 4%.
Históricamente, el dióxido de cloro se ha utilizado como desinfectante de agua, blanqueo de textiles, producción de papel, en desinfección de superficies y otras aplicaciones veterinarias, tales como el control de mastitis para ganado lechero, esta última de uso tópico.
Este producto, y así está documentado, es un gas muy tóxico, que puede provocar la muerte si se inhala, quemaduras graves en la piel y daño ocular.
Cuando ejerce su acción desinfectante se transforma en los iones clorito y clorato, NUNCA genera oxígeno en sus reacciones, en ninguna. Dichos iones se absorben rápidamente en el tracto gastrointestinal, donde se distribuyen por todo el cuerpo, especialmente en estómago, sangre e intestino delgado. Lo que no se excreta con la orina o las heces, es absorbido en el cuerpo, pudiendo provocar daños en las células, membranas celulares y alteración de órganos sub-celulares.
Así que, estimado lector, si usted está tomando esta agua milagrosa MMS, como la llaman, tenga cuidado, aunque piense que nada le ha ocurrido hasta ahora. Usted está exponiendo lentamente su cuerpo a la destrucción celular con efectos corrosivos en esófago y estómago, entre otros, y absorción pasiva en sangre de clorito y clorato que provocarán metahemoglobulemia, afectando el transporte de oxígeno por oxidación del hierro de la hemoglobina(1).
En redes sociales se vende el kit con dos frascos goteros (uno contiene el clorito de sodio y el otro el ácido). Las instrucciones de uso se inician con la siguiente leyenda, que deberían generarle suspicacias, ya que es una forma de salvaguardar responsabilidades en caso de que alguien presente intoxicación o problemas de salud derivados de su uso:
Según los promotores del uso de dicha disolución, hay dos procedimientos para generar el dióxido de cloro bebible:
- Por mezcla directa de 1 a 3 gotas de cada reactivo en un vaso de vidrio que esté limpio, se deja reaccionar de 30 segundos a 1 minuto. La mezcla se pone de color ámbar cuando reaccionan y se libera olor a cloro. Luego se le agrega 1/2 vaso de agua y se bebe enseguida. La dosis recomendada: 3 gotas activadas en 100 ml de agua 2 o 3 veces diarias.
- Preparando la disolución CDS, la cual contiene 3000 ppm de Dióxido de cloro. En este caso, el dióxido de cloro generado en un recipiente con cierre hermético, se recoge por absorción en agua hervida. La disolución resultante es de color amarillo intenso.
La dosificación varía, pero el “Protocolo básico” (llamado Protocolo 1000) consiste “en 8 tomas diarias de 3 gotas activadas, separando cada toma 1 o 2 horas, durante 21 días”.
Desde un punto de vista químico, la reacción que se da entre el clorito de sodio y el ácido clorhídrico genera dióxido de cloro, agua y cloruro de sodio (sal común).
En 3 gotas de cada reactivo, medidas con el gotero que trae cada disolución, tenemos aproximadamente 0.0386 g de clorito de sodio y 0.0060 g de ácido clorhídrico.
Según la reacción entre los dos, nos encontramos que en esas 3 gotas quedarán sin reaccionar unos 20 mg de clorito de sodio. Con el ácido del estómago, éstos eventualmente, producirán más dióxido de cloro y clorato. Los otros 18.6 mg que se convirtieron en dióxido de cloro (ClO2), al caer en el estómago se transformarán en clorito (ClO2-) y clorato (ClO3-). En resumen, todo se convierte en clorito y clorato.
Dicha reacción de descomposición fue confirmada desde el año 1982, cuando la EPA (Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos) realizó una serie de experimentos con el dióxido de cloro en primates(2). Lograron determinar que el pH del estómago es lo suficientemente ácido para permitir esta descomposición a clorito y clorato, los cuales entorpecen la absorción de yodo en el estómago, afectando la tiroides.
Por un asunto de responsabilidad con la comunidad, nos abocamos a la tarea de analizar el dióxido de cloro y el clorito presentes en cada dosis de 100 ml de agua preparada con la mezcla de reactivos. Sorprenden los datos obtenidos con un método analítico estándar, especialmente con el clorito(3),(4).
El análisis por triplicado de dosis de 100 ml arrojó los siguientes resultados. Se comparan con los máximos de tolerancia admitidos en agua potable desinfectada con cloro(5):
Se desprende fácilmente de los datos experimentales, que las personas que ingieren el MMS, están consumiendo en cada toma de agua más de nueve veces la cantidad de dióxido de cloro que se considera segura desde un punto de vista toxicológico, casi once veces más de cloro y seiscientas sesenta y ocho veces más de clorito.
Si el protocolo 1000 de la MMS indica 8 tomas diarias de 3 gotas de clorito de sodio activados en 100 ml de agua durante 21 días, le dejamos de ejercicio la multiplicación de los datos para que escale las concentraciones de lo que se estaría tomando durante todo ese tiempo. Este alto consumo puede llevar a signos de intoxicación tales como náuseas, vómitos intensos, diarrea, cefalea, mareos, tos, edema pulmonar, deshidratación, insuficiencia renal aguda, entre otros.
Las instrucciones de uso afirman que el vómito y la diarrea son comunes después de ingerir el producto y sostiene que estas reacciones son prueba de que está surtiendo efecto. ¡No se confunda, se está intoxicando! Si lo está ingiriendo y presenta estos síntomas detenga su consumo. No lo utilice más.
La Organización Panamericana de la Salud, con el afán de orientar y enfatizar de nuevo su rechazo al uso no autorizado como medicamento del dióxido de cloro, especialmente en el contexto de la pandemia por COVID-19, hace unos días realizó un webinar, el mismo es de acceso libre y se puede consultar en https://www.campusvirtualsp.org/es/webinar/webinar-toxicidad-del-dioxido-de-cloro(6). En dicho seminario, se enfatizó vehementemente por parte de científicos y expertos en toxicología, sobre los peligros que están implícitos en tomar estas seudoterapias con base en dióxido de cloro y clorito de sodio.
Como lo que se toman en realidad es, a final de cuentas, agua con clorito de sodio en cantidades muy superiores a los máximos de tolerancia admitidos en agua potable, éste en el estómago se convierte en más dióxido de cloro, el cual tiene efecto cáustico oxidante sobre la mucosa gástrica. El clorito desnaturaliza las proteínas del epitelio digestivo y puede causar quemaduras químicas tanto en esófago como en estómago. Citamos textual uno de los argumentos expresado en esta conferencia: “los iones clorito pueden ser absorbidos por difusión pasiva hacia sangre, donde oxidan el hierro de la hemoglobina, formando metahemoglobinemia”(6).
Múltiples agencias de salud a nivel mundial han alertado sobre los peligros y la no aceptación en el uso del dióxido de cloro como medicamento. Por ejemplo: EPA y FDA en USA, ANMAT en Argentina, Health Canadá, Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, Ministerio de Salud de Costa Rica, Ministerio de Salud de Panamá, Instituto de Salud Pública de Chile, Instituto Federal de Dispositivos Médicos de Alemania, Centros Toxicológicos de Francia, etc.(6) Además, organizaciones profesionales en Costa Rica como el Colegio de Químicos, el Colegio de Farmacéuticos, el Colegio de Médicos también se sumaron a la alerta de no usar el dióxido de cloro como se está impulsando en la actualidad.
No es razonable suponer que haya tantos expertos equivocados en el mundo, autoridades de salud, médicos y científicos que previenen sobre los peligros que implica el uso del dióxido de cloro como medicamento. Por eso sorprende aún más que los magistrados de la Sala Cuarta hayan aceptado un recurso de amparo que debió rechazarse ad portas, tomando en cuenta que tenemos vigente la Ley General de Salud y una serie de requisitos para el registro de medicamentos ante el Ministerio de Salud.
Para terminar, en lugar de dudar y poner en riesgo su salud, mientras llega la vacuna contra el virus Sars-Cov2, colabore con las autoridades y todo el personal de salud que está enfrentando la pandemia en los hospitales: siga las instrucciones del Ministerio de Salud haciendo uso del protocolo de tos y estornudo, utilice mascarilla si sale de su casa obligatoriamente, lávese las manos continuamente, desinféctelas a menudo con disoluciones alcohólicas y/o alcohol gel cuya concentración de etanol o isopropanol sea la correcta (60-80% v/v)(7), mantenga el distanciamiento social, no se toque la cara y sobre todo evite las aglomeraciones. Si puede, quédese en su casa.
Los científicos de todos los países y aquí en Costa Rica están concentrados en encontrar soluciones rápidas, seguras y eficaces para combatir el coronavirus Sars-Cov2 y que retomemos otra vez la normalidad de nuestras vidas. Prueba de ello es la brillante labor del Instituto Clodomiro Picado con el desarrollo en tiempo récord del suero equino anti-covid.
Sobran los ejemplos.
Si la respuesta estuviera en el dióxido de cloro, hace muchos años hubiera sido aprobado en otras latitudes con fines terapéuticos y no estaríamos discutiendo estos temas.
Mora, Marta. Licda en Química, Universidad de Costa Rica – martamora@grupoqaisa.com
Rojas, María Antonieta. BQI. Química. Universidad Nacional – antonietarojas@grupoqaisa.com
Bibliografía
- https://cfpub.epa.gov/ncea/iris/iris_documents/documents/toxreviews/0648tr.pdf EPA. Toxicological Review of Chlorine Dioxide and Chlorite. 2000
- Bercz, J.P.; et al. “Subchronic Toxicity of Chlorine Dioxide and Related Compounds in Drinking Water in the Nonhuman Primate”. Environmental Health Perspectives, 46,47-55. 1982
- Aieta, M. et al. “Determination of Chlorine Dioxide, Chlorine, Chlorite and Chlorate in Water”. J. American Water Works Association, Vol 76, N° 1. 1984
- Método 4500-ClO2 Chlorine Dioxide. “Standard Methods for the Examination of Water and Wastewater”.
- Decreto N° 32327-S del 3 de mayo del 2005. Reglamento para la Calidad del Agua Potable.
- https://www.campusvirtualsp.org/es/webinar/webinar-toxicidad-del-dioxido-de-cloro
WEBINAR OPS: «Toxicidad del Dióxido de Cloro». 7/8/2020 - INTE Q183:2020 Alcohol en Gel. Requisitos. Norma Nacional INTECO.
Pregunta don Juan Juárez, ¿es usted médico o químico o solo un seguidor de»fake news»?