Por los corresponsales de dpa
Berlín, 12 dic (dpa) – Terminar la jornada laboral, cerrar la laptop e ir a la playa. Lo que para muchos es un sueño, es la rutina diaria de Lina Retzlaff desde hace varios meses.
La joven alemana, de 28 años, ya trabajó este año desde España, Portugal, Kenia y Croacia. «Trabajar donde otros se van de vacaciones», lo llama la fotógrafa independiente.
Esta nómada digital viaja durante cuatro a cinco meses al año a otros países. Retzlaff tiene su residencia permanente en Berlín.
Otros dejan incluso eso atrás, como por ejemplo Mareike Sophie Zeidler. Hace seis meses, esta joven, de 27 años, dejó su trabajo y su departamento en Hamburgo. Desde entonces, viaja por el mundo trabajando por su cuenta en marketing.
«Pensé que si ya no tengo que estar aquí por mi trabajo, puedo estar en otro sitio de forma permanente», dice Zeidler, que viajaba mucho durante su época de empleada. Este año, la joven estuvo en Tailandia, México, Gran Canaria, Sri Lanka, Portugal, Indonesia y Filipinas.
Lo que antes era considerado un fenómeno marginal entre los autónomos y creativos, se ha convertido en una tendencia.
Las personas que trabajan a distancia y desde cualquier lugar suelen denominarse nómadas digitales. Además de los que suelen viajar de un lugar a otro por cuenta propia y sin una ubicación fija, entre ellos está creciendo otro grupo.
«Cada vez hay más empleados que tienen un lugar de residencia fijo pero que, aun así, dicen querer trabajar en el extranjero durante dos meses o incluso solo unas semanas», explica Katharina Dienes, del Instituto Fraunhofer de Economía Laboral.
Dienes dice que la pandemia de coronavirus actuó como un «acelerador de incendios». Esto es posible gracias al creciente número de acuerdos de los empleadores para permitir el teletrabajo de forma independiente de la ubicación en la que se esté o «workation». El término «workation» describe, en inglés, una combinación de trabajo y vacaciones.
España y Portugal se destacan entre los países más populares de todo el mundo para los nómadas digitales, según indican los portales especializados.
Lisboa y las islas Azores figuran entre los «top ten» del ranking actual de «Nomad List – Best Places to live for Digital Nomads» (Los mejores lugares para vivir para los nómadas digitales).
Y ello a pesar de que Europa pierde popularidad en el hemisferio norte en el invierno boreal, ya que muchos nómadas viajan entonces a países más cálidos del sudeste asiático, entre otros.
La experta del Instituto Fraunhofer precisa que los puntos importantes para los nómadas digitales a la hora de elegir un lugar son contar con buena conexión, infraestructura suficiente, oferta de hospedaje y de oportunidades de trabajo como también el factor comunitario.
Zeidler destaca que la conexión estable a Internet es el factor más importante.
Portugal y España reaccionaron ante esta tendencia y desde hacer cerca de un año ofrecen visados especiales para solicitantes que no procedan de países de la Unión Europea (UE), lo que permite trabajar a distancia durante un periodo limitado.
Sin embargo, existen condiciones económicas. En Portugal, los nómadas deben, entre otras cosas, demostrar unos ingresos brutos mensuales mínimos de 3.040 euros (3.280 dólares).
España exige en tanto ingresos anuales de unos 30.000 euros a los interesados, sin familiares acompañantes.
En un balance de la situación, el Gobierno portugués indicó que se aprobaron 2.600 solicitudes en los doce meses siguientes a la introducción de los visados especiales en octubre de 2022.
No todos se alegran por esta nueva tendencia. En España y Portugal hubo protestas de los residentes contra los nómadas digitales. Se los acusa, al igual que a los turistas, de ser responsables en los últimos años del alza de los alquileres y de otros precios por sus salarios relativamente altos.
En tanto, los nómadas digitales pueden incluso contar con un trato preferente en Grecia.
Durante la grave crisis financiera que sufrió el país entre 2010 y 2018, cientos de miles de personas, en su mayoría jóvenes, abandonaron Grecia para buscar trabajo en el extranjero. Atenas quiere compensar esta fuga de conocimientos y experiencia con los nómadas digitales, entre otras cosas.
Desde 2021, quien traslade su residencia fiscal a Grecia y trabaje allí como nómada digital, durante los siguientes siete años solo tendrá que pagar la mitad del impuesto sobre la renta habitual en Grecia, es decir, alrededor del 22 por ciento.
Los estudios demuestran que Grecia podría beneficiarse con 1.600 millones de euros de 100.000 nómadas digitales que se quedaran seis meses, tanto como lo que aportan 2,5 millones de turistas que viajan a Grecia para pasar una semana.