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Carlos Revilla M.
crevilla@expreso.co.cr
Claro que me refiero al partido Republicano de EE.UU. y no a otra cosa. Aunque la política doméstica gringa no es de mis temas favoritos, esta vez me parece importante referirme a un acontecimiento que acaba de suceder en ese país del norte.
Como ya es mi costumbre, voy a poner un poco en perspectiva el tema.
A pesar de ser EE.UU. el país más poderoso del mundo y todavía la primera economía mundial, tenía (tiene) hasta hace poco un lunar enorme, que era el no contar con un seguro de salud universal. Entre 40 y 50 millones de estadounidense no lo tenían (tienen), algo con lo que cuentan prácticamente el resto de los países del mundo.
Combino los dos tiempos pasado y presente, pues a pesar que la ley de reforma sanitaria (seguro social médico universal) conocida como obamacare, ya fue aprobada a principios de la primera administración de Obama (2009), es solo hasta el 2014 que tendría plena vigencia, por lo que aún hay un gran sector de la población sin poder acceder a un seguro médico.
Recuerdo el día que se aprobó el obamacare a la congresista Demócrata Nancy Pelosi, en ese momento Speaker of the House (líder de la mayoría) decir “llegó el momento que para los estadounidenses la salud pase de ser un privilegio a ser un derecho…”, estás palabras realmente me llegaron… por fin se cumplía el sueño de muchos de tener un seguro universal y mucho de esto se le debíó al esfuerzo sostenido de años del senador Edward «Ted» Kennedy, en aquel entonces recientemente fallecido y el último de esa tríada de hermanos (Ted, Bobby y John) que tantas cosas buenas le dieron a su país y al partido demócrata.
Desde un inicio los republicanos, junto al Tea Party (movimiento ultraconservador de ese partido) se opusieron ferozmente al obamacare, es más, ellos de forma despectiva acuñaron ese mote para la ley de seguro universal, aunque el propio obama ha dicho que no lo siente como una burla y que mas bien para él es un orgullo que le pongan su apellido.
Muy relacionado con esto, hace unos pocos días EE.UU. dio un paso más hacia el temido cierre del gobierno por falta de fondos tras la aprobación en la Cámara de Representantes dominada por la oposición republicana de una controvertida partida presupuestaria que los demócratas del presidente Barack Obama ya han prometido vetar.
La propuesta prevé proporcionar fondos suficientes al Estado para poder afrontar sus gastos hasta el 15 de diciembre, a cambio, sin embargo, de retirar toda la financiación federal a la reforma sanitaria de Obama (obamacare). La Cámara baja aprobó la propuesta con 230 votos a favor -de ellos, sólo dos demócratas y el resto republicanos- y 189 en contra.
Con todo, la normativa está abocada al fracaso puesto que los demócratas que dominan el Senado -adonde la medida llegará ahora- ya han dejado claro que no la aprobarán y además la Casa Blanca ha amenazado con vetarla en última instancia.
El problema del «cierre del gobierno» queda de este modo sin resolver, ya que el año fiscal acaba el 30 de septiembre y el secretario del Tesoro, Jack Lew, ya ha advertido de que, a menos que el Congreso apruebe una partida presupuestaria, al Estado sólo le queda dinero en efectivo como mucho hasta mediados de octubre.
Este problema fiscal no es realmente el problema principal, allá los gringos con sus problemas presupuestarios. Lo interesante y terrible es lo que hacen los republicanos con el condicionamiento y que los pinta de cuerpo entero.
Esto que hicieron o hacen los republicanos al oponerse a la reforma sanitaria en algo increíble. Mientras, por ejemplo, aquí en Costa Rica la gente se la pasa exigiéndole al Estado que le de a la Seguridad Social la plata que le debe y que de ley le corresponde, vean que en EE.UU. hay un sector de la población que más bien busca que el Estado no de la plata —que tiene que dar— para la reforma sanitaria.
Ese dinero para el 2014 es necesario para darle un seguro de salud a los que no pueden pagarlo; algo así como es aquí el régimen no contributivo de la caja. Los que se oponen en EE.UU. a que el gobierno de esa plata, alegan que como es posible que ellos tengan que pagar la vagancia e ineficiencia de otros, dado que sale de la recaudación de impuestos.
Aquí en Costa Rica nadie —ni los libertarios— se oponen a que el Estado cubra la incorporación a la seguridad social a los que no pueden o no pudieron cotizar y están en extrema pobreza. Esta actitud tiene un nombre: solidaridad. En cambio el oponerse en EE.UU a que el gobierno tenga la plata para asegurar a los mas pobres, también tiene otro nombre: egoismo.
Por eso digo que si fuera gringo jamás podría ser republicano, va contra todos mis principios y valores. Sin lugar a dudas sería un demócrata convencido, en los aspectos sociales, porque en otras cosas no hay mucha diferencia entre esos dos partidos.