Ágora*
Guido Mora
guidomoracr@gmail.com
Desde 1951, año en que fue fundado el Partido Liberación Nacional, partidarios y militantes hemos aspirado a convertir al PLN en una agrupación política permanente e ideológica, alejada de caudillismos y personalismos.
Esta situación fue difícil con la interacción de grandes líderes políticos como José Figueres Ferrer, Daniel Oduber Quirós, Carlos Manuel Castillo Morales o Luis Alberto Monge Álvarez, pues cada uno de ellos pretendía, de alguna manera, imponer su visión de país y sus percepciones políticas y económicas.
La desaparición física de los tres primeros y el retiro al descanso por edad del Expresidente Monge, suponían la construcción de una visión país, de un proyecto socialdemócrata que velara por el aumento de la producción, el incremento de la riqueza y la lucha contra su concentración en pocas manos de costarricenses, los más afortunados de la sociedad.
Lamentablemente, hemos de reconocer, que en este propósito hemos fracasado.
Con el tiempo Liberación Nacional pasó de ser un semillero de ideas de desarrollo, para convertirse en una organización que enfrenta una profunda pugna por el poder, sin que esta lucha fratricida corresponda a concepciones alternativas de desarrollo o se promueva una lucha de ideas que planteen estrategias de progreso, de crecimiento económico y de lucha contra la pobreza.
La evidencia histórica es contundente, en las últimas administraciones liberacionistas, es donde más se ha incrementado la pobreza y la brecha social entre costarricenses ricos y pobres.
La aparición de luchas intestinas con el único propósito de mantenerse cerca del poder, han conducido a la expulsión, a la marginación y a la separación de miles de partidarios que hoy día no ven en Liberación Nacional, una opción de lucha contra la pobreza, la corrupción o de administración del poder político.
La afirmación que hace José María Figueres sobre la búsqueda de espacios políticos de algunas personas, dentro de la corriente arista, para aproximarse nuevamente al poder, es tan real para los partidarios aristas, como para los mismos que respaldan la candidatura de Figueres.
No en balde, el arayismo de Johnny, capturó todos los espacios políticos reales y repartió las posiciones de poder entre sus seguidores, al punto de que según se comenta, la Fracción Legislativa responde ante todo a las directrices del hoy Alcalde, sobre las decisiones del Directorio Político Nacional.
El interés de cooptar el partido y apropiarse de las posiciones de poder, a favor de una corriente no es nueva, como tampoco lo es el reclamo del protagonismo y la exigencia de convertirse en candidato único. La misma exigencia ya la pudimos ver en pasadas elecciones, ante la interpelación vedada del Expresidente Oscar Arias, quien prácticamente obligó al Partido a eliminar a sus contendientes, para erigirse como candidato único, basado en el argumento de que sólo él podía ganar unas elecciones, en las que triunfa finalmente, por un estrecho margen de votos.
Para el Partido Liberación Nacional, sin embargo, resultó indispensable este triunfo en el año 2006, pues permitió un segundo mandato del Expresidente Arias y la sobrevivencia a una profunda crisis ideológica que aún persiste. A pesar de este triunfo, hay que decir con franqueza, que la Administración Arias Sánchez 2006-2010, careció de una hoja de ruta clara, socialdemócrata y desarrollista, que pusiera en ejecución las ideas que históricamente caracterizó el pensamiento liberacionista.
De hecho, dos de los más graves problemas que enfrenta actualmente Costa Rica como país, se fraguaron en esta Administración: el déficit fiscal y la crisis de la Caja Costarricense de Seguro Social.
Lo mismo podemos decir de la Administración Figueres Olsen, calificada como una de las menos populares de las últimas décadas. Esta realidad hace que hoy el Expresidente Figueres sea el político más impopular del país, con un índice de diferencia entre opiniones positivas y negativas de más del 40%. A pesar de no tener ninguna implicación legal, la ausencia de más de 11 años del Expresidente Figueres y la impopularidad que cosechó en su Administración, sigue pesando negativamente en el respaldo entre los costarricenses.
Si por los resultados debemos evaluar la labor de ambos expresidentes -Figueres y Arias-, tenemos que ser vehementes en afirmar, que ninguno de los dos merece la confianza del electorado nacional.
Es posible que ante una convención interna del liberacionismo el Expresidente Arias Sánchez triunfe ante posibles contendientes, sin embargo, no es seguro que se reelija en la Presidencia de la República, pues su última Administración dejó como legado una profunda división en la sociedad costarricense y esta realidad aún la resienten los ciudadanos de los diversos sectores geográficos del país.
Como en el fondo de todo este asunto, de lo que se trata no es del acceso al poder de uno u otro grupo de simpatizantes de los Expresidentes, para repartir puestos como si fuera una agencia de empleo, sino que lo que se juega es el futuro de Costa Rica, pienso que lo primero que debe hacer Liberación Nacional para perfilar una candidatura, es responder claramente a la pregunta, ¿para qué quiere triunfar en las próximas elecciones? Para ello debe realizar un ejercicio que le permita definir una hoja de ruta clara y exorcizar a la organización de todos los viejos demonios que pesan en su pasado, de manera que el Partido vuelva a convertirse en una alternativa política viable de transformación, crecimiento económico y social y deje de ser, el más grande de los partidos políticos pequeños que subsisten en el espectro político costarricense.
* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.