Por Falk Zielke (dpa)
Los tiempos en los que las transacciones monetarias estaban ligadas a los horarios de apertura de las sucursales bancarias han quedado atrás. Los bancos tradicionales hace tiempo que se han adaptado a la tendencia de la banca en línea. Hoy en día, ninguna entidad financiera puede prescindir de una cuenta corriente digital.
Con N26, C24, Tomorrow, Revolut o Klarna se ha incorporado al mercado una nueva generación de proveedores. La pregunta es: ¿cuáles son las ventajas para los consumidores?
«Básicamente, las nuevas ofertas son siempre una oportunidad», afirma Niels Nauhauser, jefe del departamento de Previsión para la tercera edad, Bancos y Préstamos del centro de asesoramiento al consumidor del estado federado alemán de Baden-Wurtemberg. Al fin y al cabo, opina, los consumidores tienen así una oportunidad más de encontrar ofertas que les convengan.
Para los proveedores digitales, el momento es muy favorable, ya que su grupo meta está creciendo: actualmente, muchos clientes que no pertenecen a la generación digital ya han dejado de ir a la sucursal con tanta frecuencia y prefieren realizar sus operaciones bancarias en línea.
Una encuesta publicada el año pasado por la asociación alemana del sector informático Bitkom reveló que solo un 10 por ciento de los encuestados utiliza predominantemente la sucursal bancaria, el 53 por ciento también confía en la banca online y el 35 por ciento realiza sus transacciones exclusivamente en ella.
Otra conclusión de este estudio: con un 82 por ciento de los usuarios, el ordenador portátil sigue siendo el dispositivo más utilizado para este fin. El teléfono móvil, sin embargo, también está ganando posiciones. El 58 por ciento de los encuestados lo utiliza para realizar operaciones bancarias, lo que lo convierte en el segundo dispositivo más importante y espacio lúdico ideal para las aplicaciones de los nuevos proveedores.
El grupo objetivo de muchos de los nuevos proveedores es actualmente un público bastante joven y conocedor de Internet. Las páginas de inicio les seducen con experiencias de compra, sostenibilidad, planificación presupuestaria sencilla o control total sobre su propio dinero.
«El cliente típico es un nómada digital de pensamiento global que aprecia la comodidad», explica Susanne Krehl, una de las organizadoras de un encuentro berlinés para «fintech», empresas del sector financiero que utilizan las nuevas tecnologías para crear productos.
«Muchos clientes utilizan con curiosidad las ofertas totalmente digitales», afirma Lena Luise Justen, antigua cofundadora de Fino, una fintech que ofrece productos para proveedores de servicios financieros. «Están insatisfechos con los servicios, a menudo solo parcialmente digitalizados, de los bancos convencionales».
Y ello a pesar de que los bancos tradicionales también se han subido al tren de la digitalización. Al igual que los nuevos proveedores, tanto los bancos directos como las sucursales ofrecen aplicaciones propias para el teléfono móvil. «Los neobancos no son la gran revolución», asevera Niels Nauhauser. «Al final, todas las cuentas corrientes son iguales».
«Los neobancos son más bien una forma de optimización de procesos», afirma Susanne Krehl, que trabajó durante mucho tiempo para una fintech alemana. «Ofrecen el mismo servicio, pero sin un gran aparato detrás». La cuenta corriente es un producto puramente digital y, por lo tanto, está mejor orientado a la experiencia de usuario, añade.
Con sus características, los bancos jóvenes apelan a las necesidades de su público, y permiten transferir dinero a todo el mundo de forma sencilla y sin grandes costes o compartir fácilmente las cuentas de los restaurantes con los amigos. Además, ofrecen tarjetas de original diseño hechas de madera o metal.
Al mismo tiempo, algunos de los nuevos proveedores de servicios financieros funcionan más como una plataforma bancaria abierta que también brinda a otros proveedores una oportunidad de venta. Por ejemplo, algunos neobancos ofrecen ahora también seguros, otros incluyen gestión de contratos y algunos tienen ambas cosas.
«El antiguo modelo de negocio de un banco no se limita a ser digitalizado, sino que está cada vez más integrado en el contexto del usuario como un importante medio para alcanzar un fin», explica Lena Luise Justen. En otras palabras: la cuenta corriente sirve de base de datos para ofertas y transacciones adicionales.
Por lo tanto, los consumidores no solo deberán tener en cuenta la gran experiencia de usuario, sino también prestar atención a cómo se utilizan sus datos. «Los datos de las cuentas siempre se han utilizado para la venta cruzada», advierte el asesor al consumidor Niels Nauhauser. «Ahora, sin embargo, existe el riesgo de que se imponga una tendencia al análisis completo de los hábitos de compra del consumidor para la predicción de su comportamiento y la manipulación del mismo».
Vincent Haupert, doctor en Informática e investigador en el ámbito de seguridad, está de acuerdo: la huella digital de las nuevas aplicaciones financieras suele ser mayor que la de la competencia tradicional. «Los datos de los usuarios se recopilan y se utilizan para el análisis de los productos, con fines de marketing y también para mejorar los propios algoritmos. Lamentablemente, a menudo sin el permiso de las personas afectadas».
El uso de los datos está explicado en la declaración de privacidad, añade Nauhauser: «Los proveedores saben muy bien que casi nadie lee la letra pequeña».
dpa