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A lo largo de su historia el ser humano creó tres tipos de instrumentos musicales: los aerófonos, los cordófonos y los de percusión. Todo indica que estos últimos son los más antiguos, encontrándose en todas las civilizaciones que han producido música.
Básicamente un instrumento de percusión produce su sonido al ser golpeado o agitado; es decir: al ser percutido.
Un instrumento de percusión puede ser usado para crear patrones de ritmos (como la batería, o el tam-tam, entre otros) o reforzar ritmos (como el timbal de la orquesta sinfónica europea), o igualmente para emitir notas musicales, para cantar (como el xilófono, o la marimba). Suele acompañar a otros instrumentos con el fin de crear y mantener el ritmo.
Se los puede clasificar según distintos criterios. El que aquí tomaremos nos presenta estas categorías:
• Membranófonos, que añaden timbre al sonido del golpe, como los tambores.
• Idiófonos, que suenan por sí mismos, como el triángulo.
• Placófono, placas metálicas que entrechocan.
Esta clasificación tampoco es estricta, por ejemplo, la pandereta es un membranófono y un idiófono porque tiene ambos, en la piel y en los cascabeles.
La cantidad de instrumentos de percusión que la inventiva humana ha ido creando a través del tiempo es enorme, con timbres de lo más variado y usos diversos. A fin de hacer un somero recorrido por este interminable mundo de la percusión, presentamos aquí dos audiovisuales sumamente instructivos al respecto:
http://youtu.be/he-zEoJ_QxM