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El sicu o siku (en lengua aimará) es un aerófono formado generalmente por dos hileras de tubos de caña de diferentes longitudes: el arca, normalmente de siete tubos, y el ira, normalmente de 6, aunque según el tipo de siku estas cantidades pueden variar notoriamente.
Es de origen peruano-chileno preincaico. Las evidencias más antiguas están en la cerámica mochica (costa norte del Perú) y Nazca (Costa central del Perú), pues hay también evidencias de origen nazca, de sikus hechos de cerámica y huesos de animales y humanos. Se sigue utilizando en la música folclórica del altiplano andino, en el Perú, Chile, Bolivia, Ecuador y Argentina.
Según su tamaño de menor a mayor se le clasifica en:
Chuli siku (ika siku)
Malta siku
Sanqa siku
T’uyu siku
El ejecutante de siku se llama sikuri. El grupo de ejecutantes se denomina banda de sikuris.
El instrumento se construye con caña de bambú natural. Tiene dos filas separadas de tubos abiertos en un extremo y cerrados en el otro; cada uno de ellos da una nota de la escala musical. Generalmente hay una fila de seis tubos, llamada el ira, y una de siete, llamada el arca. Los tubos se sostienen paralelamente por dos o más cuerdas o tiras de caña.
El ejecutante sostiene de manera vertical las cañas (que están unidas entre sí de manera rígida y paralela por medio de varas o cuerdas). Coloca el labio inferior contra el borde de uno de los tubos, dirigiendo el golpe de aire hacia delante, de manera perpendicular al eje del tubo. El sonido se producirá porque el aire que se encuentra dentro de la caña entra en resonancia con la vibración producida por la fricción del viento contra el borde de la caña.
La nota musical obtenida estará en relación con la longitud de la columna de aire y con el diámetro interno del tubo. Cada ataque es acentuado por medio de un chasquido de la lengua (como si repitiera el fonema «ta» o «cha» mientras sopla).
Muchas veces se alternan los sonidos de la melodía entre uno o más ejecutantes.
Su posición natural, desde la vista del músico, debería de ser con el caño de mayor tamaño situado a nuestra derecha. De esta forma, ubicaríamos los sonidos más agudos a nuestra izquierda y los graves al lado contrario, al contrario de como sucede con el piano y otros muchos instrumentos. En cualquier caso, hay intérpretes que varían la posición del mismo con resultados igualmente óptimos. En realidad, la postura atiende y es reflejo del esquema mental de las notas y por tanto es susceptible de variación.
Para tocar el instrumento, lo colocaremos de tal manera que nuestro labio inferior roce el borde de los tubos. En esta posición trataremos de dirigir el golpe de aire y hacerlo penetrar en el tubo que se desea hacer sonar.
Por lo general el Arca se sitúa por delante del Ira (siendo esta última, la mitad más próxima al músico). Las hileras deberán de escalonarse con una separación en altura, similar al ancho del dedo índice.
Presentamos un tema del folclore andino interpretados con este bello instrumento.