Las líneas de Nazca
El Enigma geométrico de Nazca
Una de las teorías más robustas, defendida durante décadas por la matemática alemana María Reiche, sostiene que las líneas son un gigantesco calendario astronómico. Según esta visión, las largas líneas rectas apuntan hacia los lugares donde el sol y las estrellas se ocultaban o nacían en fechas clave del ciclo agrícola. Reiche dedicó su vida a medir cada centímetro de la pampa, convencida de que figuras como el mono o la ballena eran representaciones de constelaciones que regían el destino de un pueblo que dependía de entender el cosmos para sobrevivir en el desierto más seco del mundo.
Investigaciones más recientes, lideradas por arqueólogos como el profesor Johny Isla, sugieren un propósito mucho más terrenal y desesperado: la búsqueda del agua. En un entorno donde la lluvia es casi inexistente, las líneas podrían haber sido senderos sagrados utilizados en procesiones rituales. Según esta teoría, los nazca caminaban sobre estas líneas mientras realizaban ofrendas para pedir lluvia a sus dioses. La ubicación de muchos geoglifos coincide con la dirección de los acuíferos subterráneos o el flujo de los ríos estacionales, convirtiendo el desierto en un mapa místico de supervivencia hidráulica.
El misterio no solo reside en el «por qué», sino en el «cómo». Los nazca lograron estas figuras retirando la capa de piedras oscuras oxidadas por el sol para revelar la arena clara del subsuelo. Lo inexplicable es la precisión geométrica en figuras de más de 300 metros de largo sin tener una perspectiva aérea. Algunos expertos sugieren el uso de modelos a pequeña escala y sistemas de estacas y cuerdas para proyectar los dibujos, un testimonio de una sofisticación matemática que contradice la imagen de una cultura «primitiva».
Ningún análisis de Nazca estaría completo sin mencionar la figura conocida como «El Astronauta», un geoglifo de 35 metros tallado en la ladera de una colina que muestra a un ser con grandes ojos redondos y un brazo levantado. Aunque la arqueología oficial lo interpreta como una representación de un chamán o un pescador con máscara, autores como Erich von Däniken popularizaron la idea de que la llanura era una pista de aterrizaje para visitantes de otros mundos. Aunque esta hipótesis carece de evidencia arqueológica, subraya el sentimiento de asombro que genera un monumento que parece estar diseñado exclusivamente para ser visto desde el espacio.
Teorías
El calendario astronómico. Impulsada por la investigadora Reiche, esta teoría sugiere que el desierto es un inmenso libro de astronomía. Las líneas rectas funcionarían como marcadores que apuntan hacia la salida y puesta del sol o de estrellas específicas en fechas clave para la agricultura, mientras que las figuras representarían constelaciones terrestres.
El mapa del agua. Dado que la región es una de las más secas del mundo, esta hipótesis plantea que los geoglifos son señales de ingeniería hidráulica. Las líneas seguirían el curso de los acuíferos subterráneos, sirviendo como un mapa gigante para localizar pozos y canales de agua (puquios) esenciales para la supervivencia del pueblo nazca.
Senderos de rituales y procesiones. Arqueólogos como Isla proponen que las líneas eran caminos sagrados. El hallazgo de cerámicas rotas y ofrendas en las intersecciones sugiere que la comunidad caminaba sobre los dibujos en procesiones religiosas para pedir lluvia. Los geoglifos no habrían sido diseñados para ser vistos, sino para ser recorridos como parte de un rito.
Comunicación con las divinidades. Esta teoría sostiene que las figuras eran mensajes visuales destinados a dioses que observaban desde el cielo. Al crear arte que solo es comprensible desde las alturas, los nazca buscaban captar la atención de sus deidades para asegurar la fertilidad de la tierra en un entorno hostil.
La hipótesis de los antiguos astronautas. Popularizada por Von Däniken, sugiere que las planicies eran pistas de aterrizaje para naves espaciales. Sin embargo, la ciencia la descarta, ya que el terreno es demasiado blando y se han encontrado herramientas de madera y cuerdas que demuestran que los humanos locales pudieron realizar los trazos con geometría básica.
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