Por Jörg Blank, Ulrich Steinkohl y Sascha Meyer (dpa)
Berlín, 26 nov (dpa) – La excanciller alemana Angela Merkel ofrece entre bastidores un vistazo de la política en su libro de memorias «Freiheit» («Libertad»), a pesar de que no hacer revelaciones sorpresivas ni admitir errores graves en ámbitos en los que fue criticada durante sus 16 años de gobierno.
Merkel presenta hoy por la noche en Berlín su libro de 740 páginas, editado por Kiepenheuer & Witsch y publicado en español por RBA Libros. El avance de la ultraderecha en Alemania, la crisis migratoria y la relación con Rusia y Ucrania son algunos de los temas tratados por la excanciller.
En sus memorias, la conservadora Merkel advierte de que si los partidos democráticos asumen que pueden mantener a raya el auge de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) «hablando constantemente de sus temas y, preferiblemente, intentando superarlos retóricamente sin ofrecer soluciones reales a los problemas existentes, entonces fracasarán».
Sin embargo, la exjefa de gobierno opina que si consiguen desarrollar y aplicar respuestas eficaces más allá de las fronteras políticas partidistas, «no como maniobras tácticas, sino honestamente en sustancia y moderadamente en tono, entonces los ciudadanos les recompensarán por ello».
Esto se aplica en su opinión también y especialmente a la política de refugiados: «La gran mayoría de la gente tiene una percepción inequívoca de si los políticos actúan por puro cálculo, si incluso se dejan llevar por la nariz, por así decirlo, por la AfD, o si actúan porque están realmente interesados en resolver los problemas», escribe Merkel, quien se enfrentó a voces críticas que la acusaron de haber propiciado el crecimiento de la AfD con su política migratoria.
El balance de la exmandataria sobre la política de refugiados contiene una advertencia: Europa debe proteger sus fronteras exteriores. «Sin embargo, al mismo tiempo Alemania y Europa nunca deben caer en la tentación de suponer que pueden hacerse poco atractivas para personas de otras regiones del mundo, por drásticas que sean las medidas. Eso no tendrá éxito». La prosperidad y el Estado de derecho harán siempre de Alemania y Europa «destinos deseables».
«Solo podremos afrontarlo con éxito si la lucha contra los contrabandistas y la inmigración irregular va siempre unida a los esfuerzos por crear cuotas de inmigración legal», subraya Merkel en «Freiheit».
Con respecto a los gastos de Defensa de Alemania, admite que no se pronunció de modo constante y público a favor del objetivo acordado en la cumbre de la OTAN de 2014 de destinar el dos por ciento del producto interior bruto a defensa. Pero rebate la acusación de ciertos socialdemócratas, verdes y liberales de que la defensa se descuidó masivamente durante su etapa en el Gobierno.
«En aras de la honestidad, sin embargo, hay que recordar que fueron los socialdemócratas quienes lucharon contra el aumento de los gastos de defensa, por decirlo suavemente, y no la CDU y CSU», en referencia a su partido, la Unión Demócrata Cristiana, y su aliada, la Unión Social Cristiana.
Echando la vista atrás a dos décadas de encuentros conjuntos con Vladímir Putin, Merkel opina que el presidente ruso y su país han pasado «de la apertura inicial a Occidente al distanciamiento y al endurecimiento total». Sin embargo, en retrospectiva, cree que fue acertado hacer hincapié en «no dejar que se rompiera el propio diálogo con Putin y mantener los lazos a través de las relaciones comerciales, más allá de los beneficios económicos mutuos» hasta el final de su mandato.
Asimismo, Merkel se pronuncia expresamente a favor de iniciativas diplomáticas para poner fin a la guerra de agresión rusa contra Ucrania. La capacidad de disuasión «debe ir acompañada de la voluntad de tomar iniciativas diplomáticas, planificadas de antemano para estar disponibles en el momento oportuno».
Cuándo llegará ese momento «no lo puede decidir Ucrania sola, sino solo junto con quienes la apoyan». La postura de Merkel se contrapone a la reciente crítica del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, contra la primera conversación telefónica con Putin en casi dos años del canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz: «En mi opinión, la llamada de Olaf abre la caja de Pandora», dijo Zelenski.