Me pongo de pie, a la par del presidente Solís

Camilo Rodríguez Chaverri

El presidente Solís invitó a una actriz a venir a Costa Rica. Ha sido motivo de burlas y escarnio por parte de algunos intelectuales clasistas y eurocéntricos.

Pero el presidente tiene razón de invitar a la actriz a visitar Costa Rica.

Tenemos ese remanso de paz que se llama Tortuguero. Tenemos el sitio de mayor intensidad biológica del mundo que se llama Corcovado, último reducto de selva tipo amazónica en el Pacífico de América. Tenemos las montañas mágicas de Monteverde, San Ramón, Braulio Carrillo, el Cerro de la Muerte. En Costa Rica, en dos o tres horas, uno puede pasar del bosque tropical húmedo al pàramo, o de un bosque a siete grados celsius a una costa luminosa y muy caliente. Esa infinidad de microclimas no lo tiene ningún otro país del mundo en un territorio tan reducido. Tenemos la segunda ola más larga de América en playa Pavones. Tenemos la cola de la Ballena que nos hizo Dios con sus dedos pequeños. Tenemos la isla con mayor intensidad de vida del planeta, la Isla del Coco. Hay luz y colorido en muchos pueblos. Los turistas tienen que sentir algo cuando pasan por Zarcero o por Cervantes. Las montañas parecen los guardianes verdes y magnánimos de muchos pueblitos. Tenemos más especies de aves que Europa, más especies de pájaros que Estados Unidos y Canadá juntos. Aunque algunos se empeñen en señalar los ríos sucios, tenemos el río con la cuenca mejor protegida en América, el prístino río Savegre. Tenemos cantidad de volcanes preciosos. Sobrecoge el cono perfecto del Arenal. Conmueve la belleza del cràter del Poas o del Irazú. Impresiona caminar entre las fumarolas del Rincón de la Vieja.

Ningún turista que vaya a Río Celeste podrá olvidar ese pedazo de cielo convertido en agua que corre y que canta.

Hay gente que se avergüenza de que este país pobre tenga barrios marginales como Cristo Rey y la León XIII. Pero yo me siento orgulloso de que el país tenga el mejor sistema de salud pública de un país subdesarrollado, un sistema de salud pública que no tiene ni Estados Unidos, el segundo mejor sistema del mundo sólo superado por el de Singapur, que es una ciudad Estado. Nadie muere en la León XIII o en Cristo Rey porque no lo atiendan en la Caja. Es más, vienen los turistas y los atienden, algo que no ocurre si uno va de turista a otro país. Nadie se miere en las calles por falta de atención médica como sí ocurre en los mismísimos Estados Unidos.

Es cierto que Costa Rica es un destino caro y que tenemos presas viales y problemas de infraestructura, pero, ?cuál país no tiene problemas? Hasta en la ruta 27 o en la 32, uno espera en un embotellamiento vial acompañado por más de cien emisoras de radio a pesar de que somos sólo cuatro millones de personas y amparados por la belleza de los paisajes.

Yo tengo chochera por los templos y Dios me ha permitido recorrer 40 países, entre pueblos y ciudades, en bus y en tren, tomando fotos de Iglesias. Aunque he conocido lugares preciosos, no considero a ningún país superior a mi país. No envidio las goces de Europa. No cambiaría a mi Costa Rics por ningún país del mundo. Me encantan el Mercado Central y las procesiones de pueblo, los turnos y la romería, los volcanes y las playas, pero sobre todo el calor de la gente, la risa del pueblo, la simpatía natural de los ticos. Este país es el único del mundo en el que decimos «con mucho gusto» como respuesta a la palabra gracias. ?Y se ha puesto usted a pensar todo lo que hay detràs de nuestra expresión «Pura vida»?

Son muy lindos París y Londres, pero qué bellezas nos dio Dios en este país chiquito, 27 veces màs pequeño que Colombia, el único país que tiene más especies de animales que Costa Rica. En nuestros bosques lluviosos o nubosos, Dios construyó verdaderas catedrales vivas, verdaderas ciudades diversas, las màs diversas y vivas del planeta.

El mundo tiene lugares preciosos pero yo me siento feliz de haber nacido en Costa Rica; estoy orgulloso de mi patria y dispuesto a ayudar a resolver sus problemas. No me hace falta con soñar con otros sitios. Yo me quedo con mi país sin ejército, con carretas en las calles, con plazas e iglesias en los pueblos.

Tenemos una de las cargas migratorias más altas del mundo, más alta que la carga migratoria de Estados Unidos, y sé que los cientos de miles de nicaragüenses que viven con nosotros nos han hecho un país màs rico y más pleno.

Con el alma abrazada a mi bandera, con el espíritu con los colores de mi patria, yo le digo a quienes critican feo y parece que se avergüenzan de Costa Rica, que no, que están equivocados.

Si volviera a nacer, que Dios me haga el favor de hacerme nacer en Costa Rica.

Qué lindo, qué lindo, qué lindo es mi país.

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Un comentario

  1. Carlos Mora Ovares

    Me uno a ponerme de pie por mi país y también los invito a orar como Nehemías oró, confesando como propios los pecados de los que vivimos cobijados bajo el cielo de esta tierra para que Dios tenga misericordia y rescatemos a nuestro nación.

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