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Ricardo Sancho Chavarría
Los opositores por la mínima critica son encarcelados o asesinados como fue el caso de Navalni, hace pocas semanas.
Los requisitos de inscripción de candidaturas en el mejor estilo venezolano, se rechaza por temas como el logo, el lenguaje de la propuesta, la autenticidad de las firmas o cualquier otro detalle que atente contra Putin.
En Rusia, Putin se aseguró que los opositores, el Partido Comunista, el Partido Liberal Demócrata y el Partido Nuevo Pueblo presentaran candidatos «turecas» como fue el caso de Nikolai Jaritónov Leonid Slutski y Vladislav Davankov respectivamente. Obligados por el Kremlin, tuvieron que danzar como títeres en una campaña oscura y espuria.
Lo peor de todo fueron unas elecciones en medio de una guerra invasora genocida contra Ucrania. Putin llamó a las urnas usando la guerra es un acto de cobardía porque cada muerto del enemigo se paga con votos inducidos por el odio. Fueron urnas manchadas de sangre.
En esas elecciones no había nada que observar más que el derrumbe de la civilización. Menos si entre los invitados a observar estaba el hijo del dictador Daniel Ortega, acostumbrado a las mismas maniobras de Putin. No le ha bastado a Ortega reprimir a la oposición al grado de robarle la ciudadanía, también ha aumentado de armamento y personal militar ruso en suelo nicaragüense.
La presencia de parlamentarios costarricenses en esas elecciones va en sentido contrario a las agujas del reloj de la democracia. No encuentro explicación de ir a la Rusia donde ya las matrioskas no albergan nuevas esperanzas democráticas.
Presidente, Partido Liberación Nacional
