La civilización minoica habría surgido en la isla de Creta durante la Edad de Bronce, alcanzando su máximo esplendor en el 2000 a.C., con la construcción del gigantesco palacio de Knossos o Cnosos, que poseía 1.500 habitaciones. Se cree que era la residencia del mítico rey Minos, el más poderoso de la región. Fue el principal palacio cretense, destruido por un terremoto en el 1700 a.C. y reconstruido en los años siguientes. Se podía acceder a él por dos entradas: una ubicada al Norte y otra en el lado Sur. Por cualquiera de ellas se lograba llegar al gran patio, ahí convergía todo el complejo. Los minoicos acostumbraban añadir habitaciones progresivamente, por lo que las construcciones tenían una disposición aleatoria y tortuosa.
Según el mito, en el palacio de Knossos existía un laberinto, construido por Dédalo, un ateniense desterrado en Creta- donde el rey Minos escondía al Minotauro, que era aplacado periódicamente con sacrificios humanos. De ahí surgió el mito de Teseo contra el Minotauro. Se cuenta que Dédalo fue encerrado en el laberinto con su hijo Ícaro, al que le fabricó alas para que escapase.
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