Lufthansa celebra su centenario con nuevos aviones y viejas sombras

Por Christian Ebner (dpa)

dpa
ARCHIVO – Un trimotor Junkers Ju 52 de la Fundación Lufthansa Berlín es preparado en abril de 2010 para despegar en el aeropuerto de Rechlin-Lärz, en el estado federado alemán de Meckemburgo-Pomerania Occidental. Un antiguo Ju 52 será expuesto a partir de abril de 2026 en el nuevo centro de visitantes que inaugurará Lufthansa en el aeropuerto de Fráncfort. Foto: Bernd Wüstneck/dpa

Fráncfort, 30 dic (dpa) – La aerolínea de bandera alemana Lufthansa celebrará en 2026 a lo grande: el 6 de enero se cumple el centenario de la fundación de su antecesora «Deutsche Luft Hansa AG», pero las grandes celebraciones están previstas para abril, cuando se cumpla el centenario del primer vuelo.

Aunque la actual Deutsche Lufthansa AG no tiene nada que ver legalmente con su predecesora, manchada por el nazismo, la empresa se remite a ella en sus tradiciones aeronáuticas y técnicas.

Para celebrar el aniversario, el grupo aéreo con mayor volumen de negocios de Europa inaugurará en abril un nuevo centro de visitantes y conferencias en el aeropuerto de Fráncfort. Allí se exhibirán dos aviones históricos: un Lockheed Super Star de 1958 y un Junkers Ju 52 de 1936. También se pondrá en marcha una renovación de la flota. Casi cada semana se incorporarán a Lufthansa nuevos aviones de largo recorrido más eficaces con la nueva cabina Allegris.

Además de los nuevos asientos, se mejorará de forma integral la experiencia de vuelo de los pasajeros. En los trayectos de larga distancia, habrá más variedad de comida en las cuatro clases y se renovará todo el equipamiento, desde almohadas hasta cubiertos y tazas. Para ello se han adquirido 187 millones de artículos nuevos. Por primera vez, los pasajeros de clase económica también recibirán un pequeño kit de amenities para el viaje.

Historia lastrada por el nazismo

La «Deutsche Luft Hansa AG» se fundó en 1926 por iniciativa del Gobierno del Reich alemán a partir de la fusión de las empresas Aero Lloyd y Junkers Luftverkehr, hasta entonces competidoras, con el fin de aunar las ambiciones de la industria aeronáutica germana.

Esta empresa, fuertemente subvencionada, estuvo estrechamente vinculada al rearme del Reich, prohibido por el Tratado de Versalles, y más tarde se convirtió en una parte importante del aparato bélico nacionalsocialista.

Los Junkers Ju 52 de Lufthansa, inicialmente utilizados con fines civiles, fueron posteriormente reconvertidos con pocos medios para los fines de la Luftwaffe, la Fuerza Aérea nazi. Durante la Segunda Guerra Mundial, estos aviones lentos pero fiables transportaron material, soldados y heridos, pero también se utilizaron como bombarderos auxiliares. La primera Hansa también empleó miles de trabajadores forzados para el mantenimiento de los aviones.

En abril de 1955, a casi diez años del final de la Segunda Guerra Mundial, se autorizaron los primeros vuelos regulares de la recién fundada Deutsche Lufthansa AG. Al principio, las potencias vencedoras habían prohibido todo el tráfico aéreo a los alemanes.

Desde el punto de vista jurídico, el grupo actual no tiene nada que ver con su predecesora, pero se aseguró los derechos sobre el nombre, los colores y el icónico símbolo de la grulla.

¿Cómo ha abordado el grupo su pasado?

La nueva Lufthansa, inicialmente de propiedad totalmente estatal, se separó de la industria aeronáutica alemana, a diferencia de su predecesora, pero tuvo que lidiar durante mucho tiempo con el lastre de su pasado nazi. La continuidad en el personal entre la primera y la segunda Lufthansa fue estrecha, entre otros con el presidente del consejo de supervisión Kurt Weigelt y el antiguo inspector de defensa aérea de Göring, Kurt Knipfer.

«Hasta bien entrados los años sesenta, Lufthansa estuvo dominada en parte por hombres —banqueros, pero sobre todo funcionarios del Gobierno— que la habían fundado en 1926 y que, incluso después de la Segunda Guerra Mundial, no querían desviarse de su camino», resume el historiador Lutz Budrass en su libro «Adler und Kranich» (Águila y grulla). En 1999, Lufthansa se sumó finalmente al fondo de compensación para trabajadores forzados y otras víctimas del nazismo.

Con motivo del centenario, Lufthansa ha encargado a un grupo de historiadores un análisis crítico de su responsabilidad durante el nacionalsocialismo. «En marzo de 2026 se publicará un exhaustivo volumen histórico que contiene un análisis detallado y con base histórica del papel de Lufthansa en el periodo comprendido entre 1933 y 1945. Además, una exposición en el nuevo centro de conferencias y visitantes aborda, entre otros temas, la evolución durante el periodo del dominio nacionalsocialista en Alemania», explicó un portavoz.

Perspectivas actuales

Con la adquisición de las antiguas aerolíneas estatales de los países vecinos Suiza, Austria y Bélgica, la privatizada Lufthansa se ha convertido en el mayor grupo de transporte aéreo de Europa, con unos 104.000 empleados. Incluyendo la reciente participación minoritaria en la italiana Ita, el grupo cuenta con alrededor de 840 aviones en servicio, y su próximo objetivo es incorporar a la portuguesa Tap. Esto la convierte en la cuarta compañía aérea del mundo, después de las tres grandes estadounidenses.

Sus pilares comerciales son la filial de mantenimiento Lufthansa Technik y la empresa de transporte de mercancías Lufthansa Cargo. En los últimos años, la marca principal, Lufthansa, se convirtió en un problema costoso. Sin embargo, según el director de la aerolínea, Jens Ritter, vuelve a estar en números negros gracias a un duro programa de reestructuración. Se suprimirán 4.000 puestos en el grupo, que quiere controlar de forma centralizada las las distintas aerolíneas.

El ingeniero industrial y piloto comercial Carsten Spohr dirige el grupo Lufthansa desde mayo de 2014. Durante la crisis del coronavirus, los países de origen salvaron con créditos millonarios al grupo, que tuvo que suspender sus operaciones de vuelo de un día para otro. Tras devolver las ayudas estatales, Lufthansa tuvo dificultades para reiniciar sus operaciones y fue menos rentable que sus competidores, como IAG, la matriz de British Airways, o Air France-KLM.

Spohr quiere poder presentar una empresa ordenada y altamente rentable al final de su tercer mandato, a finales de 2028. Para ello, apuesta a los nuevos aviones con la lucrativa cabina Allegris. Hasta ahora, la escasez de aviones de los fabricantes Boeing y Airbus ha limitado el crecimiento, pero al mismo tiempo mantuvo altos los precios de los billetes. Por lo tanto, en principio, todas las aerolíneas podrán obtener beneficios en los próximos años, siempre que controlen sus costes.

Para 2026, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) espera que las compañías obtengan un beneficio neto récord de 41.000 millones de dólares (35.200 millones de euros), frente a los 39.500 millones de dólares del año en curso.

En cuanto a los costes del personal de vuelo, la dirección de Lufthansa apuesta por nuevas compañías, en las que los empleados cobran menos. De este modo, Lufthansa pierde aviones y tripulaciones en favor de las nuevas Discover y City Airlines, que operan como «miembros del Grupo Lufthansa». Sin embargo, los sindicatos no están dispuestos a aceptar esta evolución sin luchar, por lo que no se descartan nuevas huelgas.

A largo plazo, el grupo tiene que hacer frente a la competencia subvencionada de Turquía o los Estados del Golfo. Sus compañías transportan a miles de pasajeros desde Europa a través de sus centros de operaciones hacia Asia, África y Australia. Por lo tanto, el pilar más fuerte de Lufthansa sigue siendo el tráfico aéreo transatlántico. Para Sudamérica, sería útil un centro de operaciones en Lisboa.

En general, el sector del transporte aéreo se enfrenta a grandes retos en materia climática. Por razones técnicas, la descarbonización de la aviación es mucho más difícil que en el transporte terrestre.

Con los Boeing 747-8 Jumbo y los Airbus A380, que ya han sido retirados del servicio, Lufthansa cuenta hasta más allá de 2030 con una proporción relativamente grande de aviones de cuatro motores con un alto consumo de queroseno. Spohr ya ha expresado públicamente sus dudas de que la neutralidad en carbono prevista por la IATA para 2050 se alcance realmente.

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