Ágora*
Guido Mora
guidomoracr@gmail.com
Es impresionante, desde el punto de vista sociológico, el impacto del triunfo de la Selección Nacional de Futbol, en la sociedad costarricense.
Esta semana, este grupo de muchachos nos han alegrado la vida, triunfando el viernes pasado ante Trinidad y Tobago y el martes, en el esperado juego contra Estados Unidos.
El triunfo ante Trinidad y Tobago, podría decirse que “estaba presupuestado”, al fin y al cabo, será el equipo ante el cual, los restantes cinco rivales, procurarán ir a ganar y obtener consecuentemente los tres puntos.
El resultado contra Estados Unidos tiene, sin embargo, otra connotación: aún los costarricenses no olvidamos el juego que nos forzaron a realizar en marzo 2013, en que en plena nevada y donde apenas si se podían ver los límites del campo de fútbol, nos ganaron 1 – 0.
El pasado martes, por decirlo de alguna manera, se alcanzó uno, de los muchos resultados, con los que esperamos cobrarnos esa injusticia, de la cual fue copartícipe la tristemente célebre CONCACAF.
No se trata de “lanzar campanas al vuelo”. Aún faltan muchos partidos y, sin lugar a duda, mucho sufrimiento por experimentar, antes de poder clasificarnos para el Mundial de Futbol de Rusia 2018.
Pero, cuando “La Sele” gana jugando bien, la gente vibra con la alegría que genera. Se provoca un sentimiento de bienestar general y se inyecta la sociedad con un espíritu positivo que llega a todos los sectores sociales.
Muchas personas, hombres y mujeres, confiesan que no son futboleros, pero que cuando juega la Selección Nacional, los invade el interés, siguen los partidos, disfrutan de los resultados positivos y lloran por los negativos.
Es entonces cuando uno escucha a los compañeros y compañeras del trabajo, en el café y durante el almuerzo, hablar de lo bien que jugó Bolaños, de la parada de Keylor, de la jugada de Venegas y de los goles de Campbell.
Se intercambian opiniones sobre el esfuerzo y la experiencia que han venido acumulando estos muchachos, que ya no tienen por qué asustarse a jugar a estadio lleno, cuando han disputado encuentros con sus clubes, en las Catedrales mundiales de futbol, tal como el Santiago Bernabeu, el Camp Nou, el Estadio del Manchester City o el Old Trafford del Manchester United, para citar sólo algunos.
Los resultados obtenidos por este grupo de seleccionados, al lado del “Machillo Ramirez”, nos llenan de orgullo y de satisfacción. Es mucho el esfuerzo que deben realizar ante las representaciones de otros países del área, contra las que nos toca competir, que cuentan con una cantidad enorme de recursos y nos superan por millones en el número de habitantes.
Esto nos demuestra que el tamaño del territorio nacional o la cantidad de la población, no constituye un obstáculo para alcanzar grandes metas.
La Selección Nacional, al igual que Costa Rica, está para mucho más. Es imprescindible comprender que las metas se logran con esfuerzo y trabajo, que nadie nos regalará nada, ni en el campo de fútbol, ni en la lucha por alcanzar las metas de crecimiento económico y social.
Pero, sobre todo, es preciso tomar conciencia sobre la necesidad de escoger a un hombre o una mujer, que al igual que ha ocurrido con Oscar Ramirez, en la Selección Nacional, sepa escoger al mejor equipo, con las personas más capacitadas, que logren enfrentar los retos que plantea a la sociedad costarricense, este Nuevo Siglo.
Casi a las puertas del inicio de un nuevo proceso electoral, esperemos que, para bien de todos los costarricenses, los éxitos de la Selección Nacional se trasladen también a la política de nuestro país.
* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.