Clara Lieberman Gruner
La libertad del hombre es un derecho incuestionable. Los Partidos Social Demócratas en su carta fundamental sostienen un compromiso esencial e irrevocable con la Libertad, la igualdad, la Justicia social, la Solidaridad y la Democracia.
La Libertad es un pilar básico de la Democracia y solo existe Libertad entre iguales, y la igualdad solo se presenta entre Libres, Los partidos Social Demócratas deben sustentarse en estos principios.
Mucho se ha escrito en materia política sobre este tema, podemos llenar bibliotecas enteras y lo cierto que la libertad del ser humano es connatural a la dignidad inherente de la persona, por su mera condición de individuo.
Pero esa palabra abstracta «libertad» tiene varias connotaciones para ser ejercida.
Los partidos Políticos SD deben tener libertad de expresión y pensamiento, tema central del párrafo citado de John Stuart Mills, unido a esto: la Libertad de Asociación, tema fundamental para Eduard Bernstein y la libertad electoral, tema por el cual mi país Costa Rica, fue a una Revolución en 1948.
Las sociedades no progresan cuando no hay libertad. Pretender en estos días del siglo XXI la existencia de un régimen de partido político único, va en contra de la realidad humana, y va en contra de la libertad.
Por eso, los partidos políticos se deben esmerar en mejorar y en conciliar intereses.
Los regímenes democráticos, deben respeto a la decisión de las mayorías sin que se produzca un avasallamiento de las minorías.
Las falacias de autoridad que socavan la esencia del método científico no son fruto de un régimen democrático.
La negación a la libertad de discusión de las ideas es contrarias al régimen democrático.
La Convención Americana de los Derechos Humanos, en su artículo 5 establece:
«Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.»
Un Estado que busque avasallar, o que permita que un partido político avasalle a seres humanos por sus meras creencias religiosas o pertenencia étnica, no es un Estado Democrático.
Y es que la historia reciente, nos presenta un interesante conflicto metodológico: El orden público existente versus la ética social.
La historia y la vida son paradójicas, no responden a una lógica lineal, por cuanto siempre habrá elementos que influyen y puedan cambiar el plan previamente trazado.
Los partidos políticos deben tomar nota de que, cuando nuestras acciones atenten contra la dignidad humana, tarde o temprano seremos juzgados, porque la alternabilidad en el ejercicio del poder es inevitable.
Los Partidos políticos tienen un deber que cumplir y si son miembros de un régimen democrático, sus acciones tienen que ser coherentes y conformes con esa realidad democrática y ética social
Y es que Todo lo que tiene principio tiene fin. No hay dentro del conocimiento humano, ninguna razón para pensar que un régimen político es eterno
La alternabilidad del poder es simplemente inevitable.
Los Partidos políticos nacen, se desarrollan y también pueden morir tarde o temprano si no hay una interrelación positiva entre los Partidos Políticos y la sociedad civil.
Hoy la libertad de expresión y pensamiento es una realidad.
Es inmoral y hasta contrario a la naturaleza humana y por ende a la realidad, pretender a estas alturas de la historia humana, a regímenes sin división de poderes en la práctica.
La rendición de cuentas es un acto muy importante para mantener la democracia y la libertad, ya que produce Confianza y credibilidad.
La alternabilidad del poder no se limita a los meros cambios de gobernantes, sino que, llevado a los partidos políticos, es parte de los cambios de modo y discurso y de ideas, al cambiar las autoridades de dirección de dichos entes.
La responsabilidad social, como partidos políticos democráticos, consiste y debe ser lo suficientemente fuertes, para defender siempre el régimen democrático que crea oportunidades, empleo, riqueza, dignidad y las reparte a todos los sectores de la sociedad; Una de ellas que no cumplan, estarán traicionando su razón de ser: el mejoramiento de nuestras sociedades.
El demócrata debe estar firme ante toda aparición de tiranía, su compromiso lo obliga, firme y sin temor ante toda amenaza a la dignidad humana,
Es la confianza que en los partidos políticos detecta el electorado lo que obliga a esa firmeza y valentía.
Es juzgamiento de la historia, la que juzgará nuestra cobardía. Sino encaramos con fuerza y valentía el manejo democrático adecuado.
Porque como dijo Gandhi: «si bien es cierto, no debemos recurrir a la violencia para la solución de nuestras diferencias pero; cuando nuestra cobardía se disfrace de los ropajes de la paz, habrán perdido todo valor moral.
El escuchar a los gobernados, de manera transparente, sin temor y con entereza y transparencia es parte también de nuestro deber y ser. Es lo que nos conecta con la realidad social, por encima de estudios y burocracias que con toneladas de papeles justifican su existencia y estipendio.
Los partidos políticos son conformados por políticos y quien no está conectado con las necesidades no solamente de las minorías, sino de las mayorías no es un actor político.
Decía un Ex Presidente de Costa Rica, el Lic. Daniel Oduber Quirós lo siguiente: A propósito de que en nuestra capital existe una ruta de autobús donde convergen todas las clases sociales precisamente por lo útil de su ruta, la ruta Sabana Cementerio, que un buen político debía al menos montarse dos veces por semana en dichos buses y poner atención a lo que comentaban los usuarios, para saber dónde estaba parado.
Se ha perdido ese acceso diáfano de los gobernantes, que lejos de un sentido democrático de la gobernanza, pretenden por el arte de la temporal investidura, gobernar sin conocer el sentimiento del pueblo.
Nadie ha definido con exactitud qué debemos entender por sociedad civil.
Será el barrio donde vivimos, será nuestro centro trabajo, las aulas universitarias, los sindicatos, los mendigos, los industriales, los comerciantes o todos los anteriores y muchos más?
Lo cierto es que todos los grupos de presión y hasta aquellos que por falta de nomenclatura se autodefinen como «sociedad civil» buscan el poder político dentro del orden social actual.
El poder como etéreo que es, pasa por la ridiculización de los partidos políticos, por la pérdida de legitimidad y credibilidad de los gobernantes en favor de los grupos de presión
Dependerá del ejercicio de los partidos políticos, la credibilidad que logren sus transitorios representantes dentro de la población en general, para que continúen como instituciones, tanto dentro del ámbito político como dentro del ámbito jurídico.
Pero lo que no es ético ni debido, es que se intente, por medio de estos grupos de presión, el socavar a los partidos políticos, y socavar el régimen democrático.
Cada vez que un ser humano no emite un voto en las elecciones, está permitiendo que un individuo de cuestionada capacidad ejerza el poder.
No emitir un voto no es un acto de valentía, es todo lo contrario, es confesar un absoluto desinterés por el futuro de la sociedad donde convive.
Es confesar la más absoluta permisividad a toda acción incorrecta e inmoral que provenga de un gobernante, y de un partido político.
Y algunos se preguntarán ¿por qué?
Porque ese individuo se está negando a participar en el mejoramiento de su propia sociedad, a tal extremo, que no hace nada en favor del inmediato futuro ni suyo, ni de sus hijos.
Los grupos de presión existen y existirán.
Buscarán influir de diferentes maneras en los partidos políticos.
Es deber de los partidos políticos ampliar su representatividad tanto, como la sociedad donde actúan lo exija, caso contrario, pierden credibilidad y representación.
Escuchar, integrar, crear, mejorar, son funciones de los partidos políticos, no es posible, si los partidos mismos se convierten en poco menos que clubes privados.
Si están pensando en que estoy hablando de los valores del individuo, tienen razón, así es.
El conocimiento científico se adquiere ya sea estudiando o por experiencia, pero el carácter de servicio cívico se desarrolla por vocación y es esa vocación la que hay que recuperar y estimular dentro de los partidos políticos.
No se trata solamente de ganar elecciones, se trata de ganarlas para mejorar la sociedad.
Un gobernante impulsado por un partido político que llega a improvisar durante su gobierno, equivale a tiempo perdido que provoca consecuencias económicas y sociales en contra de la sociedad que gobierna.
Gobernar no es administrar! es orientar, dirigir, enrumbar y para eso se necesita, valentía, carácter y vocación.
La sociedad civil, la verdad somos todos, con nutras conveniencias y divergencias, con matices, tonos, colores y hasta sabores.
Las sociedades son grupos heterogéneos desde muchos aspectos y sin embargo, creamos grupos que convergen en partidos políticos.
Partidos políticos que buscan mejorar la sociedad en que actuamos, que son proactivos, que se preocupan por generar condiciones favorables a la inversión nacional y extranjera, con equidad, sin explotación.
Que generan sistemas tributarios que permiten la creación de ahorro, riqueza, repartición de la misma para que exista el empleo y el bienestar.
Que mediante los sistemas de salud y educación crean democracia para las generaciones venideras, son partidos políticos que persisten y aumentan su caudal humano.
Los partidos políticos no deben perder el rumbo, de las sociedades en que actúan.
La misión en estos tiempos es adaptarse a los cambios sociales que se generan espontáneamente.
Ya no solamente basta la historia, ni bastan las gestas por heroicas que hayan sido, y que nuestros partidos políticos se han visto involucrados; Se hace necesaria no solo la interacción, sino la integración con todas esas fuerzas sociales que se autodenominan la sociedad civil para continuar vigentes dentro de nuestras comunidades y nuestros pueblos.
Esa interacción es el VOLUNTARIADO que caracteriza a las Organizaciones no Gubernamentales, que es un capital social importantísimo necesario para sustentar, desarrollar y apuntalar los partidos políticos.
Estas organizaciones surgen por diferentes motivos y necesidades y tienen una enorme base a nivel comunal y social.
Son los amigos entre sí, los vecinos, gente que no tiene el menor interés, por lo general, en ser parte de los partidos políticos, o de un puesto político, pero sí QUE los partidos políticos que deben canalizar sus necesidades y les ayuden, a una gobernanza justa y que lleven a sus comunidades a un mayor bienestar socioeconómico y cultural, colaborando al desarrollo para ellos y sus comunidades y convertir su actuar en realidades con resultados positivos y alentadores para un mejor futuro de sus familias e impulsar los resultados a hechos verdaderos y reales.
Diversas son las formas a que recurren para lograr sus fines.
Asociaciones civiles sin fines de lucro; y Asociaciones de Desarrollo Comunal, son las más comunes.
Sus necesidades son diversas, como la creación de Micro y Pequeña Empresa, mejoramiento y administración de acueductos, la seguridad de una comunidad atacada por el hampa, el mejoramiento y hasta construcción de escuelas y colegios, la mejora de infraestructura como carreteras y puentes, tantas acciones, como permita la imaginación.
Todos sus participantes lo hacen con mística, con voluntariado, con entrega, con honestidad y transparencia, valores que no tienen que ser distintos a los de los partidos políticos.
Ese mercantilismo en que han caído nuestras sociedades ha sido un error.
Se debe estimular la participación cívica; premiar políticamente al honesto y al que muestra vocación, ayudarle al acceso del conocimiento, empoderarlo cuando sus proyectos sean necesarios y viables que causen impactos positivos donde se apliquen.
La ética en el manejo económico de los partidos políticos es de vital importancia.
Ello afecta la credibilidad de los partidos y genera rechazo del ciudadano honesto que se ve defraudado en su vocación y se decepciona.
Si algo podemos definir de nuestra época es que la rendición de cuentas es hasta espontánea y cotidiana, ya no es extraordinaria, es algo común y diario y debemos adaptarnos a ello también.
Solamente de esta manera seguirán siendo, los partidos políticos democráticos, agentes de la democracia y agentes de cambio. Y sustentos de la Libertad del individuo.