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La Ciudad Prohibida, Beijing
«¡Es mío! Es mío!», se oyó decir a una voz incorpórea en la Ciudad Prohibida de Beijing durante una exposición de joyas de concubinas. Pero los fantasmas codiciosos no necesitan el atractivo del jade para ansiar lo que han perdido. Tras el cierre, los guardianes de uno de los palacios más grandes del mundo supuestamente oyen música y ven a damas de compañía deambulando por el recinto con eunucos. Y cuando un turista reciente preguntó a un guía por qué los suelos estaban elevados bajo las puertas, le respondieron: «Porque los fantasmas no pueden saltar». (Ese mismo turista publicó más tarde lo que decía ser la foto de un fantasma que había capturado en una de las habitaciones).
Si alguna estructura en el mundo tiene derecho a estar encantada, es el palacio imperial de 9.000 habitaciones que sirvió a 25 emperadores chinos desde la dinastía Ming hasta el final de la dinastía Qing (aproximadamente de 1421 a 1911). No hace falta decir que ha sido testigo de más de una intriga y violencia, por no hablar de la codicia y el dolor cotidianos. (¿Qué concubina espectral quería recuperar sus joyas?)
De hecho, el palacio se creó en un hervidero de dolor y derramamiento de sangre. Después de que su sobrino se convirtiera en emperador a finales del siglo XIV, el príncipe Zhu Di se rebeló, ayudado por eunucos, matando a los leales a sus parientes y estableciendo una nueva fortaleza como emperador Yongle en Pekín, donde se embarcó en la creación de la ciudad de las fábulas.
¿Y Pekín en sí? Hay muchos lugares supuestamente encantados, como la mansión de Gongwangfu y la calle Liuyin. Pero Beijing, como el resto de China, está decidida a arrasar los recuerdos de su pasado en nombre del «progreso».
Un ejemplo: en 2001, la Ciudad Prohibida se convirtió en la sede de un Starbucks.
Basado en The world’s most haunted places de LIFE
