Diciembre 13, 2024
Por Corresponsal de IPS
PANAMÁ – Las generaciones más jóvenes están cada vez más preocupadas por su futuro y son las más desencantadas con la democracia en América Latina y el Caribe, de acuerdo con un nuevo análisis del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).
Las inquietudes acerca del cambio climático, el aumento del costo de vida y las altas tasas de desempleo juvenil que llegan a triplicar las de la población total (20,3 % frente a 7 % en 2023), están afectando su optimismo.
Usando datos del Barómetro de las Américas de la estadounidense Universidad de Vanderbilt, el análisis del Pnud muestra que el apoyo a la democracia ha disminuido en todas las generaciones durante la última década, particularmente después de 2016.
Cuando el Barómetro presentó a su muestra la afirmación “La democracia es mejor que cualquier otra forma de gobierno”, las respuestas más positivas llegaron de los adultos mayores (más de 66 años), seguidos por los adultos de 36 a 65 años, los jóvenes de 18 a 25, y al final los jóvenes de 26 a 35 años.
El desánimo de las juventudes con la democracia no es exclusivo de América Latina y el Caribe, pues según el barómetro de la fundación estadounidense Open Society, basado en encuestas realizadas en 30 países del mundo, la edad desempeña un papel importante en la formación de actitudes hacia la gobernanza democrática.
Entre las personas de 18 a 35 años, solo 57 % expresó una preferencia por la democracia frente a otras formas de gobierno, en comparación con 71 % entre las personas mayores de 56 años.
Este desánimo no significa que las personas hayan perdido la fe en la democracia, según el análisis, que cita a continuación al Latinobarómetro -organización basada en Chile- de 2023, el cual muestra que 66% de las personas cree que la democracia, a pesar de sus defectos, sigue siendo la mejor forma de gobierno.
Sin embargo, señala que “muchos perciben que el sistema no está respondiendo a sus necesidades básicas. Cuando se enfrentan a privaciones que atentan contra su vida o bienestar, los individuos pueden preocuparse menos por la democracia”.
Por ejemplo, el barómetro de Vanderbilt mostró que, en 2023, casi una de cada dos personas de 18 a 35 años (48 %) justificaría un golpe de Estado si éste ayudase a reducir los altos niveles de criminalidad de la región.
El apoyo es ligeramente mayor si solo se considera a los jóvenes de 18 a 25 años (50 %). La aprobación entre los adultos y las generaciones mayores, aunque menor, sigue siendo elevada, con 39 y 30 %, respectivamente, que justifica esas medidas.
El respaldo a este tipo de acciones políticas ha crecido en todos los grupos de edad durante la última década, pero es entre los jóvenes y adultos jóvenes donde más ha aumentado (28 y 32 %, respectivamente, entre 2014 y 2023).
El Pnud subraya que esto ocurre en un contexto de altos niveles de violencia. Los hombres jóvenes de la región, en comparación con otros grupos de edad y con la población general, enfrentan un riesgo desproporcionadamente alto de homicidio.
Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd) de 2021, en toda América, los hombres de 15 a 29 años representan 45 % de todas las víctimas de homicidio, con una tasa de 53,6 por cada 100 000 personas.
Esa tasa duplica la general de hombres (27 por cada 100 000) en el hemisferio, y es cinco veces la tasa mundial de hombres (9,3 por cada 100 000).
A pesar de una reciente reducción en la tasa general de homicidios en América Latina y el Caribe, las actitudes políticas en torno al tema son más difíciles de transformar, y la creencia de que un golpe de Estado se justifica en casos de alta criminalidad sigue creciendo.
El reporte también señala que hay esperanza en la relación entre jóvenes y democracia.
El informe más reciente del Centro para la Democracia Global de Vanderbilt compara generaciones -antes de la transición democrática, el período de transición y la generación postransición- y muestra que los jóvenes adultos de hoy están más comprometidos con la democracia que la versión joven de sus predecesores.
Y, a pesar de la disminución de la confianza en la democracia, la juventud sigue estando políticamente activa y comprometida con los asuntos públicos.
Sin embargo, eso no disminuye la urgencia de atender sus necesidades. Para generaciones que solo han conocido la democracia, las formas alternativas de gobernanza pueden parecer la solución a sus frustraciones.
El Pnud concluye su análisis con el mensaje de que “para salvaguardar la democracia en América Latina y el Caribe, los gobiernos deben escuchar y responder a las preocupaciones de las juventudes. Es hora de traerlas de vuelta”.
A-E/HM