Por Carlos Revilla
“Interior azul” : Harriet Backer (1845-1932)
Fue una destacada pintora noruega, conocida por sus impresionantes trabajos en interiores y escenas de la vida cotidiana que capturan la luz y el ambiente de una manera única. Nació el 21 de enero de 1845 en Holmestrand, Noruega, y creció en un ambiente culto y creativo, lo que la motivó a seguir una carrera en el arte.
Después de completar su educación básica, Harriet estudió en la Academia de Bellas Artes de Copenhague y en la Académie Julian en París, donde estuvo expuesta a las influencias del impresionismo y otros movimientos artísticos contemporáneos. A lo largo de su carrera, combinó estos estilos con sus propias observaciones, desarrollando un enfoque característico que se centraba en los efectos de la luz y la sombra en los interiores domésticos y en las escenas cotidianas.
Algunas de sus obras más famosas incluyen «Chez moi» (1887), «Soleil de l’après-midi» (1890) y «Lesende dame» (1887), que son admiradas por su técnica magistral y su habilidad para capturar momentos íntimos y tranquilos. Además de su éxito como artista, Harriet Backer fue una influyente profesora de arte y mentora para muchas jóvenes artistas en Noruega.
“Interior azul” es una obra maestra, creada en 1883. Esta pintura es un ejemplo destacado de su habilidad para capturar la atmósfera y la luz en espacios interiores. Representa una tranquila escena doméstica en la que una mujer está sentada en una habitación bañada por una suave luz azulada, que entra a través de las ventanas y se refleja en las paredes y muebles. La composición meticulosa y el uso sutil del color muestran la influencia del impresionismo, al mismo tiempo que mantienen una fuerte sensación de realismo. «Blue Interior» es apreciada no solo por su técnica exquisita, sino también por su capacidad para transmitir una sensación de calma y reflexión, encapsulando la esencia de la vida cotidiana con una profundidad emocional que resuena con los espectadores. (Galería Nacional de Noruega, Oslo).
Recibió numerosos reconocimientos y premios a lo largo de su vida, incluyendo la Orden de San Olaf, uno de los más altos honores civiles en Noruega. Falleció el 25 de marzo de 1932, dejando un legado duradero como una de las pintoras más importantes de Noruega. Su obra sigue siendo estudiada y celebrada por su contribución al arte y su habilidad para captar la belleza en lo cotidiano.
Estas son las obras más conocidas y representativas del arte, cada una en un estilo y una época, pero que resumen a la perfección los grandes momentos artísticos de la humanidad.