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Por Carlos Revilla
“La tentación de San Antonio” : Joos van Craesbeeck (ca. 1605–1661)
Fue un pintor flamenco del siglo XVII, conocido por sus escenas de género, retratos y bodegones. Nació en Neerlinter, Brabante (actual Bélgica), en una familia de panaderos. Su fecha exacta de nacimiento no se conoce, pero se estima alrededor de 1605.
Van Craesbeeck comenzó su carrera como panadero, siguiendo los pasos de su padre, pero su pasión por la pintura lo llevó a convertirse en artista. Se cree que fue alumno y amigo cercano de Adriaen Brouwer, un renombrado pintor flamenco. Su relación con Brouwer tuvo una influencia significativa en su estilo artístico.
En 1633, van Craesbeeck se trasladó a Bruselas, donde se unió al gremio de San Lucas, una asociación de artistas y artesanos. Durante su tiempo en Bruselas, continuó desarrollando su estilo, que se caracteriza por su habilidad para capturar la vida cotidiana de manera detallada y realista. Sus obras a menudo representan escenas de taberna, campesinos y fiestas, en las que refleja la humanidad y las emociones de sus sujetos con gran vivacidad y detalle.
Además de sus escenas de género, van Craesbeeck también pintó retratos y bodegones, mostrando su versatilidad como artista. Sus obras son conocidas por su colorido y la precisión en la representación de texturas y detalles.
“La tentación de San Antonio”, es una obra que destaca por su representación vívida y detallada de uno de los temas más recurrentes en el arte religioso: las pruebas espirituales de San Antonio Abad. En esta pintura, van Craesbeeck captura el momento en que San Antonio es asediado por visiones demoníacas y tentaciones terrenales, presentadas con gran dramatismo y dinamismo. La escena está llena de criaturas grotescas y figuras humanas en actitudes lascivas, simbolizando las tentaciones que el santo debe resistir. La paleta de colores rica y la composición caótica reflejan el tumulto interno del santo, mientras su figura central emana calma y resistencia espiritual, en marcado contraste con el frenesí que lo rodea. Esta obra no solo muestra la habilidad técnica de van Craesbeeck, sino también su capacidad para explorar temas psicológicos y espirituales profundos a través del arte (Museo del Prado, en Madrid, España).
Falleció en Bruselas alrededor de 1661. Aunque no alcanzó la misma fama que algunos de sus contemporáneos, su trabajo es valorado por su contribución a la pintura flamenca y por su capacidad para capturar la esencia de la vida cotidiana en el siglo XVII.
Estas son las obras más conocidas y representativas del arte, cada una en un estilo y una época, pero que resumen a la perfección los grandes momentos artísticos de la humanidad.
