Los cuadros más famosos de la historia

Por María Jesús Revilla y Carla Domínguez

El Grito

“EL GRITO” : EDWARD MÜNCH (Adalsbruk 1863/1944 Oslo) (81)

Münch fue un pintor y grabador noruego, precursor del expresionismo alemán. Tuvo una infancia conflictiva, quedando huérfano de niño. Sus obras reflejan angustia, pasiones y emociones como condición humana, diseccionando almas. Münch hizo varias versiones de su obra más famosa, “El Grito”…: dos pasteles en 1893 y 1895, dos óleos en 1893 y 1910, además de varias litografías. El pastel de 1895 se subastó en 2012 por 120 millones de dólares. Según unos críticos, Münch pintó la escena de un hombre gritando, y según otros críticos, tapándose los oídos al oír un grito. Como curiosidad, el pastel de 1895 y el óleo de 1910 fueron robados de la Galería de Oslo, y posteriormente recuperados. (Galería Nacional Noruega, Oslo).

Complemento (Carlos Valverde)

“El grito”, del noruego Edvard Munch, es un cuadro muy interesante, verdaderamente icónico, surgido en una época de transición de la historia de Occidente, a finales del siglo XIX, cuando la llamada Belle Epoque tocaba a su fin y se avecinaban las crisis, revoluciones y guerras que ensangrentaron especialmente el escenario europeo durante la primera mitad del siglo XX.

Es correcto tenerlo como una de las obras más famosas del mundo porque, en efecto, lo es. Todos lo han visto alguna vez, aunque sea en un “cómic”, sea que se sepa o no mayor cosa sobre él. Pero la verdad es que la obra es mucho más que un ícono. “El grito” refleja la ansiedad y la angustia del ser humano, en un tiempo de gran incertidumbre emocional, en el que los antiguos regímenes políticos se tambaleaban, surgían corrientes ideológicas y científicas revolucionarias, y se empezaba a estudiar el cerebro y la psicología humana (piénsese en el nihilismo de Nietzsche, el existencialismo de Kierkegaard, el comunismo de Marx, la teoría del psicoanálisis de Freud y el relativismo de Einstein)

La obra comunica angustia, desesperación y desconcierto. Se trata de sentimientos que prevalecían en el momento, anticipando las tormentas que estaban por llegar. Se dice que el artista ideó el cuadro mientras caminaba por Oslo, la capital de su país, como una revelación:

“Paseaba por un sendero con dos amigos; el sol se puso. De repente, el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio: sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad. Mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad. Sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza”.

Al contemplar la obra, es interesante ver cómo interactúan colores y formas, haciendo eco de las emociones dichas. La cara del personaje que representa al propio Munch, parece una máscara. Su gesto es enteramente teatral (no olvidemos que las tradiciones teatrales de Occidente y de Oriente tienen en las máscaras la manera fundamental de expresar sentimientos).

El personaje se ve solo, atravesando un puente (¿un camino? ¿una transición?) con un paisaje de fondo inquietante (¿premonición de la guerra?). El día parece tocar a su fin, para dar paso a la oscuridad. Dos figuras, no muy claras, caminan al fondo, expectantes.

Se dice que este cuadro fue el comienzo del expresionismo pictórico, que se afincó en Alemania y otros países del norte de Europa, a inicios del siglo XX. En ese estilo predominan las emociones por encima de la realidad.

Es interesante indicar que Munch hizo cuatro versiones de El grito.

  1. El original, de 1893 (91 x 73,5 cm), con una técnica mixta de óleo y pastel sobre cartón, que está expuesto en la Galería Nacional de Oslo.
  2. La segunda (el más famoso), también de 1893 (83,5 x 66 cm), en témpera sobre cartón, se exhibió en el Museo Munch de Oslo, hasta que fue robado en 2004, pero recuperado dos años después
  3. La tercera que pertenece al mismo museo, de 1895.
  4. La cuarta, que es propiedad de un coleccionista particular, de 1910 (comprada por US$120 millones en 2012, durante una subasta de Sotheby’s).

Munch

Hay una quinta versión, que es una litografía, de 1895, que permitió imprimir el cuadro en revistas y periódicos, lo que contribuyó a su divulgación.

Munch
Litografía de 1895

Estas son las obras más conocidas y representativas del arte, cada una en un estilo y una época, pero que resumen a la perfección los grandes momentos artísticos de la humanidad.

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