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Abril 15, 2023
Tomás Guevara
Este viernes inició en Ecuador la gira internacional de la compañía argentina que por más de 50 años ha conquistado públicos de diferentes generaciones en el continente americano y Europa; los espera Colombia, México y España en esta gira del adiós con gran parte de entradas agotadas.
WASHINGTON — Ha llegado la hora de empezar el descenso de los escenarios para la compañía Les Luthiers, el ingenioso grupo de comedia musical argentino que mezcló en un espectáculo de dotes teatrales el humor mesurado, mordaz y hasta surrealista con la fusión de instrumentos creados con artilugios cotidianos, lo que les dio fama internacional y reconocimientos en una larga trayectoria cuyo final fue anunciado en enero.
Una gama de instrumentos de viento, cuerdas y percusión con nombres rocambolescos y usos específicos para los montajes de algunas de sus obras fueron creados a lo largo de 56 años de recorridos por los escenarios teatrales y estudios de grabación para la venta de discos que constituyó por décadas la otra gran vía de ingresos para esta compañía teatral.
Les Luthiers “nunca perdieron el humor y tienen una gran categoría” comenta a la Voz de América en Washington el director teatral argentino, Mario Marcel, quien en la floreciente década de 1960 también se movía en la bohemia cultural de Buenos Aires en el país sudamericano.
Los azares del destino y las tablas –dice- le llevaron a entablar amistad con algunos miembros de la agrupación que empezó a formarse en la caldera de estudiantinas que abundaban en las universidades de las principales urbes; eventos como el Festival de Coros Universitarios de 1965, sorprendió con la participación de un grupo de jóvenes de la Universidad de Buenos Aires que presentó un espectáculo de música de humor con un montaje orquestal con instrumentos inventados construidos con materiales sencillos.
El solista y creador de aquel espectáculo era Gerardo Masana, quien luego sería fundador de la compañía Les Luthiers, aunque tuvo una corta vida porque falleció en 1973, el grupo siguió su camino con el bagaje creativo y ya consolidado.
Marcel dice que no se podría explicar el éxito de Les Luthiers sin una creciente clase media argentina y de otros países sudamericanos y de España, que lo acogieron, «porque entendían ese humor y podían costeárselo» también como entretenimiento en la vida cosmopolita, pero también porque había que tener unos referentes para decodificar esa comedia.
“Es muy difícil ponerle humor a la música en un país tan grande, tan listo y tan hermoso ¡Lástima que está lleno de argentinos!. Y ellos lo consiguen, trabajar el humor sin nada más que la palabra y el sonido”, dice Marcel a VOA.
Recorrido con Mastropiero
Para despedirse de las tablas, los últimos integrantes de la compañía dieron por cerrado el ciclo de trabajo después de casi seis décadas, las razones la edad avanzada de los septuagenarios que han estado en constante fusión creativa por todo ese largo recorrido. Otros murieron en años recientes.
Cuando anunciaron en enero la disolución del grupo Carlos López Puccio, adujo la edad como factor clave: “Este año cumpliré 77 años, y Jorge [Maronna], 75. Nos sentimos muy vitales, y artísticamente creemos estar en nuestro mejor momento; pero a medida que nos acercamos a los 80 nuestros músculos y articulaciones nos anticipan que pronto comenzarán a presentarnos impedimentos”, apunto en redes sociales.
Pero antes quedó claro que no se irían así como así, primero había que hacer la despedida nacional e internacional con uno de los espectáculos más aclamados a lo largo de los tiempos por el público, y afinado para una despedida de altos vuelos, ‘Más tropiezos de Mastropiero’, un recorrido por la historia de la compañía y por la carrera del compositor ficticio de Les Luthiers, Johann Sebastian Mastropiero.
La gira por su patria y con el público argentino en post pandemia copó los teatros desde 12 de enero hasta finales de febrero desde Buenos Aires a las ciudades del interior del país.
Y este viernes inició en Ecuador la gira internacional con dos funciones previstas, le sigue México en varios estados, el próximo mes llegan a Colombia, tanto la capital como el interior del país, en principio se había previsto una gira más ampliada que incluía Chile y Costa Rica, pero las fechas fueron canceladas.
España, una de sus plazas con un público muy fiel y robusto les acogerá por dos meses hasta bajar el telón el 9 de julio próximo en Barcelona, después de semanas de cartelera en Madrid y Sevilla, según la página oficial del grupo.
Precisamente España ha dado los más altos reconocimientos al grupo, desde la Casa Real y los ayuntamientos, tanto que tienen la ciudadanía española otorgada por altos méritos y aportes a la cultura iberoamericana.
La última renovación de grupo sucedió en 2019, con la muerte de Marcos Mundstock en 2020, para la recta final el grupo quedó integrado -aparte de los miembros originales Jorge Maronna y Carlos López Puccio- por Roberto Antier, Tomás Mayer-Wolf, Martín O’Connor y Horacio Tato Turano, y los sustitutos Santiago Otero Ramos y Pablo Rabinovich.
Hasta el juicio final
El director de teatro Mario Marcel dice que en el público de Les Luthiers se conjugó algo que podría definirse como complicidad sobrepuesta donde predomina el recuerdo de una larga trayectoria con las sucesiones continuas de integrantes.
«La gente maneja mucho más el recuerdo (en el espectáculo actual) habla este señor que me hace recordar a Mundstock que hablaba de una manera especial muy distinta, entonces nos hace acordarnos de él y apludimos automáticamente aunque él ya haya fallecido», comenta a VOA.
Y cuando el final ya se acerca, que mejor momento para recordar uno de los instrumentos más sonoros y hasta tenebrosos creados por Les Luthiers para la obra ‘El día final’ en una clase de lutherapia.
Aquella ‘Exorcítara’ para exorcizar al demonio’ y detener con ello la llegada del anticristo, muestra en el espectáculo, en una confusa situación donde los clérigos cantores dicen «ya viene, ya viene el día del final» y donde se plantea como interrumpir el embarazo y con ello la llegada de la profecía, la que entre los contratiempos se cumple, pero al ser develada no parece ser tan diferente a las penurias terrenales ya existentes, así deciden dar la bienvenida al recién nacido de cara al juicio final. Así llega el fin.
Voz de América
