Luis Diego Vargas Chinchilla
Hace unos días expresé la necesidad de migrar el debate en redes, al estudio y el conocimiento profundo de las propuestas de los dos candidatos finalistas: escribí sobre lo robusto que me resultaba la propuesta ambientalista de Figueres y luego hice una semblanza de sus dos compañeros de fórmula. Al final dejaba constancia de que podrían surgir nuevos hechos y que si tenía que regresar al circo a tirar piedras lo haría. Ni una semana me duró la buena voluntad: y aquí estoy con una piedra en la mano.No es de hoy, y no es por algún interés particular por lo que siempre he apoyado activamente las causas feministas. Ese activismo y beligerancia tiene una buena cuota de gratitud, pues conozco su compromiso y las dificultades a que se enfrentan las reivindicaciones de género.
Hoy, un par de hechos que atañen a ellas en particular y a toda la sociedad costarricense en general, me han cabreado al tal extremo, que tengo que respirar hondo un par de veces antes de decidir si quiero pasar a tomar posición, si vale la pena y si con mis palabras ayudo a las causas de aquellas.
El Diario Extra —canallescamente diría Chaves— publica extractos de una sentencia en un juicio de divorcio en Ohio, Estados Unidos, entre Rodrigo Chaves y su primera esposa. Había pensado que buena parte de la población, con sobrada razón, estaba cansada de los chismes y los temas privados de los candidatos puestos a jugar en el juego político electoral, y sobre Figueres, el candidato de mi preferencia, han corrido toneladas de verdades completas, medias verdades e informaciones falsas desde tiempo atrás. Lo de Chaves y el Banco Mundial estamos claros que a mucha gente no le importa, y ya no será posible obtener más claridad del interesado y además, ¿para qué? si al parecer eso no mueve la aguja de las preferencias electorales.
Cuando pensaba que ya nada podría sorprenderme, aparece esa falta de respeto absoluta a la mujer, instrumentalizada en una lista de supermercado anotada por Chaves tiempo atrás en una libreta. ¿Quería presumir? ¿Quería, consciente o inconscientemente agredir a su compañera de entonces? ¿Qué propósito tenía la lista? ¿Sería para sacarla cada cierto tiempo y repasar sus medallas de alcoba?, como el coronel que no tenía quien le escribiera, y que cada cierto tiempo las pulía para revivir las glorias del pasado, sin importar la reputación y dignidad de aquellas víctimas, violentando reiteradamente su privacidad. ¿Serían esos momentos en que se sentía débil o necesitaba reforzar su herida autoestima por una cita fallida? Este hecho, por sí sólo, llamaba a la reflexión, a la valoración de la situación y a múltiples especulaciones sobre el hombre y su actuar. Ah…, entonces a alguien se le ocurre pasar la página de la libreta y encontrar una preciosidad de reflexión filosófica o poema, algo que la verdad no creo posible clasificar.
Algunos de mis periodistas favoritos, cuando quieren escudriñar en la vida de un personaje político o artista le preguntan: ¿cuál es su libro de cabecera? Y es que, a través de la respuesta, puede obtenerse mucha información integral que permite conocer de mejor manera quién es el entrevistado. Si a Chaves no le gusta la literatura y solo lee sobre economía, me llamaría la atención, por eso me gustaría saber qué lee. Si lo suyo es literatura “light” o las tiras cómicas pensaría, que la economía es su pasión y su sentido de vida y que, la literatura fantástica puede, es su derecho, parecerle algo estéril. Respetaría y entendería esa posición. Pero no soy yo quien podría escoger qué debe leer un aspirante a líder político y presidente. Sin embargo, me niego a aceptar que no entienda que sobre todo somos lo que decimos, sea donde sea y por el medio que sea, lo que leemos, lo que escribimos y lo que atesoramos. ¡Somos no sólo lo que decimos en una conferencia de prensa, en una entrevista o en un mitin político!
Para un político, hasta el lenguaje corporal puede volverse elocuente.
Considero que coleccionar mujeres y poesía guarra es de gente con problemas para conectarse con lo espiritual. Debemos respetar los gustos y realidades de cada uno, pero si un tipo pretende ser líder de esta Nación y le apetece atesorar una poesía o reflexión con un alto contenido de menosprecio por la mujer, que puede ser mi madre, mi hermana, mi sobrina, mi nuera y mis decenas de amigas, me siento con el derecho y casi la obligación de patear el tarro enfurecido contra ese tipo que, dejémonos de sutilezas, empieza a ofenderlas a ellas con sus antiguos registros, y sí, a los hombres también.
Resulta paradójico y significativo qué el Día San Valentín, que abunda en corazoncitos, postales y ofrecimientos de flores a las mujeres y los amigos, tuviera que competir con ese fango que revelan de Chaves y su triste lista de registros personales.
Aquí, con unas palomitas, estoy esperando escuchar la defensa “gratuita” de Pilar Cisneros, —apoyada ahora por Natalia Diaz—, que seguramente a partir de expresiones groseras, ¿románticas, eróticas o heroicas?, defenderán a su ahora amigo y líder Rodrigo Chaves.
Valga resaltar la canallada del autor, que se toma la molestia de guardar sus repulsivos escritos, como quien guarda tiernamente un pétalo de rosa entre las páginas de un libro, que luego regala a la mujer hermosa, que alguna vez amó. Letras repulsivas que escribe de su puño y letra o con ayuda de una máquina, para que no se las lleve el viento.
Asqueado expreso: ¡qué torpe romanticismo! Qué pena y para vergüenza del autor, esas palabras continúan presentes, ni el tiempo las borra, ni el viento se las lleva. Prevalecen y aquí continúan haciendo daño, hasta que alguien ordene la desaparición de ese expediente tan manoseado por la prensa canalla.
Así de cruel es la vida, más bien justa diría yo, con las víctimas de los juegos cobardes de Chaves.
Es muy importante observar que la mayoría de estos hombres que no respetan a las mujeres, probablemente tampoco respetan a los inmigrantes, negros y GLBTQ+. Estén atentos gente encantadora de Costa Rica, este tipo de candidato a la presidencia me recuerda a Trump y Bolsonaro.