Las jirafas de Costa Rica

Pandemia

Yayo Vicente

Cuesta hablar de jirafas en el contexto costarricense. Para empezar son una rareza y distraerse con lo excepcional no es la mejor inversión del tiempo. Es cierto que cada una de las jirafas que tenemos en el país, merece respeto, consideración y preocupación. Cada nacimiento ha sido cubierto por la prensa, nos interesamos unos minutos y ha significado desde regocijo hasta preocupación.

Claro que estar en el zoológico que las tiene, resulta toda una experiencia. Para empezar son un animal exótico, hermoso e imponente. Las jirafas de Guanacaste dejaron hace varias generaciones de tener un comportamiento similar a sus parientes africanas. Ellas no rehúyen a la presencia humana y comen zanahorias como si fueran frutos en las partes altas de los árboles africanos. Eso las convierte en animales todavía más particulares y adorables.

Hablemos de zoológicos

Los zoológicos, TODOS, son una proyección lamentable del pasado. La mayoría de los zoológicos del mundo, deben CERRARSE y en Costa Rica TODOS. Los visitantes no se educan en un zoológico y los científicos no aprenden en un centro de este tipo. Son anacrónicos, pasados de moda y sin justificación en el siglo XXI. Ninguna «cárcel de animales» en Costa Rica, tiene justificación científica o moral. Llamarles “centros de rescate” o “refugios” es un eufemismo de mal gusto. Sufren los animales y refuerza el morbo en las personas.

Esta materia no debe analizarse solo con criterios biológicos, sanitarios o legales. Primero debe hacerse un balance MORAL. ¿Cuál es la Costa Rica que deseamos, soñamos y dejaremos?

¡Un zoológico es un zoológico! No importa el tamaño de sus jaulas, encierros o celdas. Existen muy pocas razones que justifiquen encarcelar a un animal silvestre. Y ninguna es aplicable en la situación costarricense.

A pesar de su supuesta preocupación hacia los animales, los zoológicos son más bien “colecciones” de animales interesantes: no son refugios ni hogares para los animales. Incluso bajo las mejores condiciones es imposible duplicar o acercarse a crear algo similar al verdadero hábitat en que éstos viven. A los animales se les impide realizar la mayoría de los comportamientos que para ellos son innatos y naturales como correr, volar, escalar o acompañarse de otros compañeros de especie.

Los zoológicos sólo enseñan al público que es aceptable interferir y mantener en cautiverio a los animales, a pesar de su aburrimiento, hacinamiento, soledad y privación del más elemental comportamiento de su especie.

Los zoológicos dicen brindar oportunidades de educación, pero la mayoría de los visitantes pasan sólo unos minutos en cada jaula, buscan entretenimiento no pretenden formarse.

Salgamos del engaño sobre el valor educativo que se le da solamente por mostrar a un animal encerrado. Los animales silvestres pertenecen a la naturaleza, no deben estar encarcelados. En un zoológico sufren física y mentalmente por la falta de libertad que el cautiverio les impone.

Es una situación de “perder-perder”. Perdemos las personas y pierden los animales.

El único argumento con alguna validez, es la mejoría en bienestar y calidad de vida de un animal no humano en particular. Ese factor positivo debe ser analizado respecto al valor negativo de un zoológico para la sociedad humana. Esa es la única ventaja de las jirafas de Costa Rica, no se ven estresadas, asustadas, mal alimentadas. Se reproducen y eso habla bien de las condiciones en que las tienen.
Dentro de lo despreciable que es un zoológico, tal vez el menos malo es el concepto donde se tienen estas jirafas. La verdad, nunca van a ser reintroducidas, nunca serán plaga, no se conocen enfermedades que pongan en riesgo la salud animal o humana. Sus genes no pondrán en riesgo la salud genética de la fauna silvestre nacional. Raya en la majadería oponerse a que las alimenten, toquen o se tomen fotos con ellas.

Lo bueno de nuestras jirafas

Comencemos hablando de lo bueno de las jirafas. La verdad que han conseguido llamar la atención del público sobre una materia descuidada. La verdad que por las razones que sean, MINAE no tiene una buena administración sobre este tipo de centros. De repente se mete, de manera puntual y no integral.

La Fiscalía General de la República, llama la atención al MINAE con el Oficio N° FGR-451-2020 del 25 de mayo anterior, donde le solicita un “Plan de Ordenamiento de los Sitios de Manejo de Costa Rica”, dadas las muchas y constantes denuncias que recibe la Fiscalía en este ámbito. El problema es real.

Marco Legal

Tanto la Ley de Conservación de Vida Silvestre y sus Reformas, Nº 7317 (LCVS), como su reglamento (RLCVS) son rígidas y consideran mal el abordaje a los casos concretos.

Es una legislación tiesa, que no se adapta a la realidad. La protección de los ecosistemas, sin la participación del ciudadano, está condenada al fracaso. En la misma frase deben estar turismo y protección, esa es una realidad. No reconocerlo significa el deterioro de los hábitats, porque las personas intentarán algún otro beneficio: cultivar, sacar madera, capturar para vender fauna silvestre. Cuando los lugareños se benefician con la conservación, se convierten en aguerridos aliados de las autoridades.

Nuestra legislación prohíbe libar colibríes y no los libadores. Prohíbe alimentar cocodrilos y colibríes, como si ambos animales fueran lo mismo. Todo sin sustento científico o experiencia empírica. Prohíbe la caza y no la venta de rifles o posesión de perros entrenados para cazar.

Prohíbe la reproducción en todos los zoológicos, práctica que ha sido exitosa para distintos fines, uno es la reintroducción, pero otro es el consumo que baja la presión sobre la población libre. Por ejemplo, los tepezcuintles (Agouti paca). No menos importante son los ingresos de eso centros, verdaderas alianzas público privadas.

Sencillamente no se puede tratar igual lo que es diferente.

Responsabilidades olvidadas

La fauna silvestre es un bien demanial y hoy mueren más animales por atropellos que por cacería ilegal. Y los pasos de fauna, obligación del Estado, como dueño de estos animales y como garante de la seguridad vial, no hace lo necesario.

Faltan pasos de fauna y su permanente mantenimiento y no son suficiente si no se ponen las mallas necesarias.

Este año en Ruta 2 (entre los kilómetros 63 y 98) han muerto por atropello cuatro dantas, que se suman a las 23 que murieron por atropello en el mismo trayecto entre el 2010 y el 2017.

Los incendios forestales requieren equipo y bomberos especializados. No se ocupan escaleras ni carros-bomba, pero si helicópteros y aviones. Hemos visto con horror incendios forestales que han cobrado miles de hectáreas en nuestros bosques, con pérdidas enormes de hábitas, plantas y animales. Todo con un Estado impotente, que al acabar un incendio solo puede esperar al siguiente.

Lo malo de nuestras jirafas

Las jirafas en Guanacaste han venido a distraernos, a preocuparnos con el árbol y perder de vista el bosque. Las obligaciones estatales del Estado costarricense va más allá que evitar la reproducción en un zoológico y permitirlo en un zoocriadero. Un legalismo discutible… mientras los atropellos y la caza ilegal impactan poblaciones cada vez más frágiles. Pongamos la casa en orden, si los recursos no abundan, determinemos mejor las prioridades.

Jirafa Ponderosa

PANDEMIA. El fenómeno salud-enfermedad, es complejo y cuando se escala a una población, se le suman infinidad de nuevas variables, haciéndose todavía más intricado. Poner en palabras simples lo que todavía no termino de comprender, ha sido mi reto durante la pandemia por COVID-19.

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