Juan Jaramillo Antillón
Doctor
Uno de los hechos más difíciles que afrontamos en el presente y que nos abruma, es el poder clasificar el exceso de información, la mayoría de ella redundante e inútil de todo tipo que llega por vía de la prensa hablada y escrita, y ahora además, por Internet. Lo anterior en lugar de educarnos o de enriquecer nuestra experiencia, en muchos casos la empobrece. Por otro lado, mucha de esa información nos llena de angustia el saber de la violencia indiscriminada existente a nivel mundial, la corrupción pan de cada día en el país y el extranjero, la sexualidad no controlada y el abuso que hacen de la publicidad los políticos, las transnacionales del comercio mundial en especial de medicamentos y de la guerra, suministrándonos una propaganda engañosa, tanto de ideas como de productos.
Debo sin embargo reconocer que no es posible generalizar sobre la Prensa escrita o hablada, ya que una democracia no puede subsistir sin ella, pues descubre los turbios manejos de quienes quieren usurpar el poder en su beneficio y pone en evidencia en muchos casos, la corrupción en las Instituciones del gobierno o entre el gobierno y la empresa privada. La Prensa investigativa bien encaminada es un instrumento de control político y social.
En la cultura contemporánea que algunos llaman “Sociedad de consumo”, gracias a prensa, en especial a la televisión e Internet, todo se superpone: lenguajes, noticias, tiempos, espacios; cualquier escenario de cualquier tipo está aquí en el presente, aunque suceda en los lugares mas remotos de la Tierra. Ahora no nos cuentan sino que vivimos los acontecimientos que suceden ahora; esto nos crea tensiones por la incertidumbre de nuestro futuro y el de nuestra familia, ya que el mundo se ha tornado intensamente complejo y por eso las personas de edad añoran otros tiempos en los que “supuestamente los problemas y sus soluciones eran más sencillas”. La verdad es que no hay tal, cada cosa tiene su tiempo, cada época es diferente a la siguiente y así sucesivamente y por ello el hombre está en constante cambio y transformación debido a que las dificultades son diferentes en el tiempo y porque además no nos he posible predecir el futuro y por ello debemos ir haciendo camino al andar.
“Todo pasa nada permanece, el devenir está en constante cambio” decía el filósofo Heráclito de Efeso, y nadie ha podido refutar esto.
Los seres humanos actuamos en el presente, pero tenemos puestos nuestros pensamientos en el futuro, dado que así trabaja la mente. Por otro lado, sin el pasado y sin historia personal, no habría recuerdos de los sucesos importantes de nuestra vida y de lo transitorio que es nuestra existencia, que se funda precisamente en ese tiempo, pues lo realizado por nosotros, nuestras “obras”, por decirlo así, incorporan su existencia al pasado, donde es el ser humano el que se ubica a sí mismo en el mundo, en ese tiempo que ya fue.
Pero, estimados lectores, ustedes deben darse cuenta que el único momento verdadero que tenemos es el presente o el ahora, Este es el único tiempo real que poseemos y vivimos y por ello debemos actuar y emplearlo de la mejor manera posible y nada mejor, en esa época que se acerca llamada “ Navidad”, para dedicarle a nuestra familia, ese tiempo en la forma más sana posible, sin que eso no significa dejar de lado a la sociedad que nos rodea y sobre todo a los pobres, que merecen nuestro apoyo y solidaridad para que tengan un “ahora” que los haga sentirse seres humanos, acordarse que la caridad es una forma de ayudar en estas épocas a los grupos o personas marginadas.
Pese a la importancia única del ahora, la vida no tendría sentido si sólo existiera el presente, lo que quiero significar con eso, es que el ser humano, a pesar de lo relatado, requiere de que exista un futuro para poder realizarse plenamente, aunque este futuro esté sujeto al “azar”, algo inexorable y sobre el cual no tenemos dominio. Por otro lado como ya señalé, sin un pasado, sin recuerdos y sin historia, el ser humano dejaría de ser tal. Soren Kierkegaard el famoso filósofo decía. “La vida sólo puede ser entendida mirando hacia atrás (el pasado), pero nosotros debemos vivir yendo hacia delante”.
Hay que recordar que nosotros no elegimos vivir, nuestro nacimiento fue aleatorio, y tampoco posiblemente elegiremos nuestra muerte; además de que no podemos hacer nada en contra del inexorable paso del tiempo. Eso nos hace ver que así como hay un tiempo para vivir, hay otro tiempo para morir. El ser humano esta en lucha permanente entre lo que era, lo que es y lo que será, entre conservación y el cambio constante.
Finalmente, el libro Eclesiastés, del Antiguo Testamento, señalaba en la “Visión de la Vida” en forma abreviada lo siguiente.
En este mundo todo tiene su hora, hay un momento para todo cuanto ocurre. Un momento para nacer, y un momento para morir. Un momento para destruir y un momento para construir. Un momento para llorar y uno para reír. Un momento para abrazarse y uno para separarse. Un momento para callar y otro para hablar. Un momento para el amor y otro para el odio. Un momento para la guerra y otro para la Paz”
Esperamos que el mundo y todos nosotros, podamos resolver los problemas existentes mediante la tolerancia, la justicia y la paz en el 2013