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«Creo que la gran sorpresa para todos los que hemos trabajado en esto durante los últimos 30 años ha sido la presencia continua de petróleo relativamente fresco.»
Gary Shigenaka
Biólogo marino de la NOAA
Carlos Revilla Maroto
Y es que, en medio de tanta belleza, también descubrí que las cicatrices del peor desastre ambiental de Estados Unidos, aún siguen abiertas. ¿Qué fue lo que ocurrió?, encalló en el Prince William Sound (estrecho del príncipe Guillermo) en Alaska, el supertanque petrolero Exxon Valdez. En cuestión de horas, cerca de 41 millones de litros de crudo se vertieron al mar, cubriendo más de 2 000 kilómetros de costa y devastando uno de los ecosistemas marinos más ricos y prístinos del planeta.
El 24 de marzo de 1989, el Exxon Valdez, con destino a California, chocó contra el Arrecife Bligh, una formación rocosa bien señalizada en el estrecho. El impacto provocó el desgarro del casco del barco, liberando una marea negra de aproximadamente 41 millones de litros de crudo. La ubicación remota del desastre, el mal tiempo y la falta de equipos adecuados para contener el derrame complicaron enormemente las tareas de limpieza.
Las consecuencias fueron inmediatas y catastróficas cuando cientos de miles de aves marinas, nutrias, focas y peces murieron. Las comunidades pesqueras locales vieron arruinados sus medios de subsistencia, mientras que los pueblos nativos de Alaska sufrieron un duro golpe cultural y económico al perder acceso a recursos marinos fundamentales.
¿Por qué ocurrió? La investigación posterior al accidente reveló una combinación de fallas humanas y deficiencias en la gestión de la empresa: Error humano, el tercer oficial, que estaba al mando del barco en ese momento, no maniobró correctamente para evitar el arrecife. Se ha señalado que el capitán del buque, Joseph Hazelwood, no estaba en el puente de mando y que la tripulación estaba fatigada y con una carga de trabajo excesiva. Falta de supervisión, la compañía Exxon Shipping Company no supervisó adecuadamente al capitán y tampoco proporcionó una tripulación descansada y suficiente para el buque. Falla del equipo, el sistema de radar del barco, que habría ayudado a evitar la colisión, no estaba funcionando correctamente. Falta de preparación, la industria petrolera no tenía planes de contingencia adecuados para un derrame de tal magnitud. La respuesta inicial fue lenta y desorganizada, lo que permitió que la mancha de petróleo se extendiera.
Tras más de tres décadas del desastre, el Exxon Valdez Oil Spill Trustee Council —organismo creado para supervisar la restauración— ha documentado un panorama complejo como resultado del derrame:
Especies recuperadas: Águila calva, cormorán pelágico, pato arlequín, foca común, marsopa de Dall, nutrias marinas (en la mayoría de áreas), y varias especies de plantas intermareales. También el turismo y la recreación han vuelto a niveles normales.
En recuperación: El arenque del Pacífico, las orcas residentes, los alcatraces comunes y los invertebrados bentónicos muestran avances parciales pero continúan frágiles. La pesca comercial de ciertos recursos marinos sigue resentida.
No recuperados: El grupo de orcas transitorias de Chugach (AT1) se considera funcionalmente extinto. El arenque del Pacífico en Prince William Sound no ha vuelto a los niveles previos a 1989, y algunos mariscos como almejas y mejillones todavía muestran rastros de hidrocarburos en sus tejidos.
La tragedia del Exxon Valdez golpeó duro. Muy duro. El impacto fue catastrófico en toda la zona. Al desastre medio ambiental se le añadieron las lógicas consecuencias económicas. Por ejemplo, tres de las cinco procesadoras en el puerto de Cordova fueron a la bancarrota. Entre ellas estaba, desgraciadamente, la planta propiedad de la cooperativa de pescadores. El colapso de las poblaciones de salmón y arenques, en 1992 y 1993, fue otro golpe heredado del Exxon Valdez. El salmón volvió, pero el arenque aún está por verse.
Un hallazgo perturbador es la persistencia de bolsas de crudo enterradas en playas y sedimentos. Debido al frío del clima y la falta de oxigenación en ciertas zonas, ese petróleo apenas se ha degradado, y conserva una toxicidad que sigue afectando a la fauna marina. Estudios sugieren que podría permanecer por más de un siglo.
El Congreso de Estados Unidos reaccionó endureciendo las normas de seguridad para petroleros y cargueros. El paquete de medidas incluía sanciones económicas para las petroleras. A las que se consideraba responsables legales de los vertidos y por tanto tenían que cubrir los costos de limpieza. Cuando finalmente terminó el juicio civil, en el verano de 1995, se estableció que ExxonMobil Corporation debía pagar cinco mil millones de dólares adicionales por daños punitivos. Finalmente la cuenta para Exxon ascendió a 2.500 millones de dólares para la rehabilitación y 1.000 millones en multas. La peor parte se la llevaron las compañías aseguradoras de Exxon. En su informe final, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) finalmente atribuyó la mayor parte de la culpa del derrame de petróleo a Exxon. La junta también culpó a la Guardia Costera estadounidense por un sistema inadecuado de regulación del tráfico.
El derrame terminó dejando huellas sociales profundas cuando comunidades costeras enteras vieron cómo su economía colapsaba, como la de Cordova y la confianza en las corporaciones petroleras y en las instituciones gubernamentales se resquebrajó. Las demandas judiciales contra Exxon se prolongaron por décadas, convirtiéndose en un caso emblemático de la lucha por la responsabilidad ambiental.
Resumen del estado de recuperación
Categoría | Estado actual | |
---|---|---|
Recuperados | Varias especies (nutrias, aves, salmones, etc.) ya no presentan efectos residuales. | |
En recuperación | Intertidales, sedimentos, y ballenas AB muestran progresos pero persiste impacto. | |
No recuperados / Inciertos | Arenque, orcas transitorias de Chugach (AT1), mérgulo jaspeado y alcatraces siguen padeciendo impactos. | |
Contaminación residual | Petróleo aún presente en costas y sedimentos; mantenimiento de contaminación crónica. |
Área afectada por el derrame del Exxon Valdez
El área del derrame de petróleo del Exxon Valdez incluye la zona delimitada por la extensión máxima de las costas afectadas por el petróleo, las comunidades gravemente afectadas y sus áreas de uso humano inmediatas, así como las tierras altas adyacentes a la divisoria de aguas. El derrame afectó a 2 400 kilómetros de costa.
El mapa histórico del área afectada muestra la magnitud del vertido en 1989 con una mancha de petróleo extendida por buena parte de la costa sur de Alaska. Aunque hoy muchas zonas presentan una apariencia visualmente limpia, el mar y la tierra guardan cicatrices invisibles.
En año 2019 hice el recorrido de Anchorage al puerto de Seward, pasando por muchos de los lugares costeros que afectó el derrame en la península de Kenai, y treinta años después no había rastros del derrame, ni nada que lo recordara. Incluso en el recorrido en barco que hicimos, vimos mucha actividad de fauna marina como nutrias de mar y leones marinos, entre otros. Pero, como se concluye de lo que dijo el biólogo marino que cite al inicio: “la procesión sigue va por dentro” y la contaminación aún se mantiene en algunos lugares, aunque ya no a simple vista. Si quieren leer sobre mis aventuras en esa región, pueden leer “Península de Kenai: Donde la naturaleza y el paisaje gobiernan en Alaska”.
Si lo comparamos el derrame del Exxon Valdez (257 882 barriles) con los más grandes (que superan el millón de barriles), estaría fuera del “top 10” mundial en volumen, pero se suele ubicar en los primeros lugares en impacto ambiental y social en EE. UU. y el mundo industrializado.
El caso del Exxon Valdez sigue siendo una advertencia viva de que la recuperación de los ecosistemas no es lineal ni garantizada, y las consecuencias de un solo error humano pueden prolongarse por generaciones. En Alaska, la naturaleza muestra signos de resiliencia, pero el recuerdo del desastre y la presencia persistente de crudo recuerdan que la tragedia no ha terminado del todo.
Al pensar en retrospectiva en Alaska, me queda la impresión de que este territorio majestuoso guarda dos rostros, el de la naturaleza intacta que inspira y sobrecoge, y el de las cicatrices que nos recuerdan la fragilidad de lo que creemos eterno. Quizá esa sea la enseñanza más profunda de mis viajes, que la belleza de Alaska no solo está en sus glaciares y montañas, sino también en la lección silenciosa que nos da sobre nuestra responsabilidad con la Tierra.
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Anexo
Derrames de petróleo más grandes del mundo
Los derrames de petróleo más grandes de la historia, tanto accidentales como por conflictos bélicos, han tenido impactos devastadores en los ecosistemas, economías locales y salud humana.
Guerra del Golfo (1991, Kuwait – Golfo Pérsico)
Volumen: entre 380 y 520 millones de barriles (estimaciones varían).
Causa: las fuerzas iraquíes, durante la retirada de Kuwait, abrieron válvulas y sabotearon pozos.
Impacto: el mayor derrame intencional de la historia, contaminó 1.000 km de costa y mató a decenas de miles de aves marinas.
Deepwater Horizon (2010, Golfo de México, EE. UU.)
Volumen: ~4,9 millones de barriles (780 millones de litros).
Causa: explosión en una plataforma de BP.
Impacto: más de 1.600 km de costa afectados, graves daños a la pesca y turismo.
Ixtoc I (1979, Golfo de México, México)
Volumen: entre 3,3 y 3,5 millones de barriles.
Causa: explosión de un pozo de PEMEX a 50 m de profundidad.
Impacto: tardó casi 10 meses en ser sellado; afectó las costas mexicanas y texanas.
Atlantic Empress (1979, cerca de Trinidad y Tobago)
Volumen: ~2,1 millones de barriles.
Causa: colisión de dos superpetroleros.
Impacto: el mayor derrame por accidente de buques en alta mar.
Nowruz Field (1983, Golfo Pérsico, Irán)
Volumen: ~1,9 millones de barriles.
Causa: un buque impactó una plataforma petrolera iraní durante la guerra Irán-Irak.
Impacto: complicaciones bélicas dificultaron el control del derrame.
Castillo de Bellver (1983, Sudáfrica)
Volumen: ~1,8 millones de barriles.
Causa: incendio y hundimiento del petrolero.
Impacto: aunque gran parte del crudo se incendió, aún se vertió gran cantidad al mar.
Amoco Cadiz (1978, Bretaña, Francia)
Volumen: ~1,6 millones de barriles.
Causa: naufragio de un superpetrolero frente a las costas francesas.
Impacto: más de 300 km de costa contaminada, gran mortandad de fauna marina.
Hay decenas de derrames menores cada año que no llegan a estas magnitudes, pero los acumulados representan un daño ambiental enorme.
Los derrames en aguas tropicales tienden a ser más devastadores por la fragilidad de los ecosistemas de coral y manglares.
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