La penetración del narcotráfico

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

Anterior a la década de los 80s del siglo XX, el negocio y contrabando de la marihuana también conocida como “marimba” predominaba en la región latinoamericana y Estados Unidos era el máximo consumidor. Por esa misma época los nacientes padrinos colombianos de la cocaína observaron que el mercado en EE.UU. los podría convertir en supermillonarios prácticamente de la noche a la mañana. Los hilos de la corrupción de las mafias colombianas iniciaron su fuerte infiltración básicamente en Miami, Nueva York y los Ángeles.

Los traficantes colombianos de cocaína se unen con las mafias y distribuidores que existían en EE.UU, con el fin de establecer redes, pirámides y toda una estructura de organización del crimen organizado. Cuando existen estas redes de traficantes, que se infiltran en todos los estratos sociales; se convierten en una pesadilla para las autoridades políticas y policiales de los países. Es mucho el dinero que circula; se da la competitividad, el juego de poderes; es un negocio tentador para comprar conciencias y gentes con valores bajos; o con ganas de salir de pobre lo más pronto posible. Es un flagelo para nuestros jóvenes, para los que caen en el mundo de las drogas y la salud pública en general, etc.

El mundo del tráfico de cocaína es parte del sistema capitalista donde el lucro, la ganancia indiscriminada es fundamental. Por ejemplo en 1987 el kilo de cocaína se vendía en Colombia por menos de 10.000 dólares USA, pero podía llegar a cotizarse en 30.000 o 40.000 a veces hasta 65.000 dólares en EE.UU. Y los intermediarios ganaban hasta 130.000 dólares en Miami y Nueva York. Imagínense las sumas estrafalarias de la actualidad. (Las Guerras de la cocaína. P.Eddy y otros. Pág.13)

En 1984, se dio el magnicidio del ministro de Justicia de Colombia Rodrigo Lara Bonilla, de parte de los carteles de la droga, que vieron en el ministro un enemigo a muerte contra sus intereses. La guerra sin precedentes había comenzado en los pueblos colombianos. Los Carteles de Cali y Medellín iniciaron una campaña de violencia, asesinatos, el sicariato (con la técnica de contratar asesinos en moto, el conductor de la motocicleta la dirige y el pasajero de atrás dispara su arma sobre la víctima). Matan jueces, al jefe de la sección de narcóticos, al director del periódico El Espectador, al fiscal general, al excandidato presidencial Luis Carlos Galán; así como una serie de personajes miembros de los carteles y población civil inocente – familiares o amigos asesinados para amedrentar.

Convierten las ciudades de Medellín y Cali al servicio de los carteles de la droga, son pueblos donde existe mucha pobreza, con caseríos precarios donde pululan la droga, delincuencia y prostitución. Los centros de la ciudad viven en desorden, llenos de vendedores ambulantes, buses, las avenidas atestadas de gente pobre. Los carteles reclutan a los sicarios del Barrio Antioquia, pistoleros a sueldo que incluso llegan a las calles de Miami y Nueva York. En Medellín la familia de los Ochoa, terratenientes dedicados a la ganadería y cría de caballos finos, encabezados por el padre Fabio Ochoa y sus hijos; ven en dedicarse al tráfico y exportación de cocaína a EE.UU y Europa un gran negocio. Dominaban el mercado de distribución de la cocaína, contaban con una red de miles de colombianos residentes en Miami, Nueva York, Chicago y Los Ángeles; y en las principales ciudades europeas.

Surgen otros grandes narcotraficantes como Carlos Lehder – pionero en traficar cocaína a EE.UU -; Gonzalo Rodríguez Gacha; Gilberto Rodríguez Orejuela del Cartel de Cali; Pablo Escobar Gaviria, jefe del Cartel de Medellín “El patrón del mal”; el narcotraficante colombiano más famoso hasta la fecha; precisamente el viernes pasado finalizó la serie-novela por canal 6 en nuestro país. Esta novela fue muy aleccionadora y nos recreó la vida y desarrollo del Cartel de Medellín y toda la esfera de violencia vivida en Colombia en la década de los 80s y principios de los 90s del siglo pasado; hasta la caída y muerte de Pablo Escobar enfrentándose a tiros con la policía el 2 de diciembre de 1993.

Se señala que la guerra declarada por Escobar al Estado, cobró la vida de 5000 personas. Amasó fortunas como la Hacienda Nápoles de más de 2000 hectáreas, con zoológico lleno de animales de todo tipo, plaza de toros, colección de carros, con una pista de aterrizaje de 1280 metros de longitud, de donde salían sus aviones llenos de droga para otros países. Una gran excentricidad era la exhibición de la avioneta en la puerta principal de entrada con la que sacó de Colombia su primer cargamento de cocaína. Escobar llegó a ser diputado, pero no fungió, ayudaba a los barrios pobres, por lo que a su funeral asistieron más de 20.000 personas, muchos provenientes de la gente que había ayudado económicamente.

Es definitiva la influencia y penetración de los carteles de la droga en nuestra región latinoamericana. Costa Rica tiene mucha cercanía con Colombia; y nuestro territorio y el Caribe se han convertido en paso hacia los países del norte como México y EE.UU. Esto ha sido muy peligroso por la compra de conciencias, a funcionarios públicos y privados; y la introducción en las distintas esferas de poder en nuestros países; “pagar peaje” con el fin de facilitar sus acciones, exportaciones y contrabando de cocaína y otras drogas. La alianza con los carteles mexicanos quienes manejan la llave de ingreso hacia los Estados Unidos, han generado una ola de violencia en los pueblos cercanos con la frontera estadounidense, que es noticia todos los días.

Otro de los elementos fundamentales que manejan los Carteles de la droga es la legitimación de capitales, también llamado lavado o blanqueo de dinero sucio, mediante la compra de propiedades, establecimiento de casinos, apuestas, prostitución, trata de blancas y todo tipo de acciones mafiosas; con lo que penetran lugares vulnerables y contratan personas dispuestas a ganar altas sumas de dinero en poco tiempo. También utilizan empresarios, profesionales como testaferros proclives a entrar en este peligroso mundo de los negocios en los países donde viven.

Lamentablemente los recientes hechos sucedidos con el viaje a Perú de la presidenta Chinchilla, a bordo de un avión privado prestado por una empresa extranjera en condiciones no muy claras; y los supuestos vínculos de un colombiano de apellido Morales con el narcotráfico colombiano ha herido la sensibilidad del país; generando un impacto de escándalo a nivel nacional e internacional; donde está en juego la credibilidad e imagen de Costa Rica. Toda esta situación provocó una serie de renuncias iniciando con el ministro de Información Francisco Chacón; luego la separación de Mauricio Boraschi “el Zar antidrogas tico” – como se les denomina en la jerga internacional a estos personajes con cargo ministerial para actuar en el juego entre el poder político y el poder delictivo -. La asistente personal Irene Pacheco y otros colaboradores de menor rango.

Muchos diarios internacionales pasaron la noticia, y dejaron claro lo vulnerable que es nuestra seguridad interna. Esto es una señal para el crimen organizado y los carteles de la droga, de que pueden seguir penetrando los estratos de la sociedad costarricense. En Colombia se les llama “los mágicos”, a aquellas personas que de pronto poseen casas lujosas, vehículos de marcas caras, yates, edificios, fincas, casas en el país y en EE.UU etc. En Costa Rica, algunos podrían ser mágicos, por arte de magia aparecen con altas sumas de dinero en los Bancos y con propiedades valiosas. Queremos que los Bancos pongan atención a la movilización por personajes o empresas de altas sumas de dinero y se aplique verdaderamente la Ley 8204 “Ley sobre Estupefacientes, sustancias psicotrópicas, drogas de uso no autorizado, actividades conexas, legitimación de capitales y financiamiento al terrorismo”.

En estos días la Fiscalía de la República, hizo las diligencias de allanamiento, y se encuentra en las investigaciones de los supuestos involucrados, el colombiano Morales, un mexicano Herrera y el exjugador de futbol costarricense Fonseca. Asimismo la Dirección General de Tributación del Ministerio de Hacienda está haciendo lo propio a fin de investigar si se han pagado los impuestos sobre los ingresos generados en el país de dichas personas y sus empresas. Por otra parte la Procuraduría de la Ética está realizando las investigaciones correspondientes a fin de verificar si se violó la Ley contra la Corrupción y el Enriquecimiento Ilícito en la función Pública, el deber de probidad y transparencia. Lo mismo debe hacer la Dirección de Migración y Extranjería de verificar si existen otros casos similares de extranjeros protegidos por organismos de otros países, que podrían poner en riesgo la seguridad nacional, mediante la coordinación entre entes públicos. El país espera la búsqueda de la verdad real; y evitar que el narcotráfico siga penetrando nuestras instituciones públicas y privadas, y las distintas esferas de la sociedad costarricense, etc.

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