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Patrulla de Bares Misión: Bares de tapas en León
Dónde: Ciudad de León, España (ver mapa)

León, España

Dicen los entendidos que las mejores tapas de España están en León, tan es así que en 2018 se le nombró Capital Gastronómica de España. Venturosamente, por aquellas épocas este curtido Cronista encontrábase en la capital del Reino, así que ávido explorador de los rincones culinarios hispanos, estas palabras le sonaron a reto y con gran sacrificio desplazóse hasta la comarca en mención para realizar un acucioso juicio y emitir su docto veredicto.

Pero primero hay que hacer historia, porque la villa en cuestión ya lleva dos milenios de existir, fue fundada por los romanos y de los siglos X al XIII fue la capital del reino cristiano más importante de la península ibérica, por lo que está llena de monumentos y reliquias históricas de gran relevancia, entre ellas lo que parece ser la versión más creíble del famoso Santo Grial. La ciudad actualmente tiene unos 200.000 habitantes, pero su hermoso centro histórico es pequeño y puede ser recorrido a pie.

Pero, ¡oh desdicha!, cronistas anteriores que se dedican a tan trascendental tema, advierten que pese a su relativa pequeñez, este paraíso requiere al menos un par de meses para probar todas las tapas. Y este Cronista, solitario en su misión, sólo disponía de una noche. Pero el deber llama a someterse a este tipo de padecimientos.

Ubicarse en la ciudad es muy fácil, pues hay un eje denominado Calle Ancha, que siempre ha sido la calle principal desde la época romana, actualmente está peatonizada y si fuera por apuro, obviamente tiene suficientes bares para una incursión decente. Sólo que también es el lugar más colmado de turistas y tratar de entrar a los lugares más populares es una labor imposible. Al norte de esta calle se encuentra el llamado Barrio Romántico y al sur el vecindario con el sugestivo nombre de Barrio Húmedo…

Un detalle importante, la ciudad está a casi mil metros sobre el nivel del mar, lo que para el clima europeo significa que es un lugar frío, la temperatura media anual es de 11 grados centígrados y para un tropical tico esto representa un frío polar. La incursión se dio a inicios de un mes de noviembre por lo que la otoñal inclemencia climática resolvióse con abundante ingesta de vino. Y hay un problema logístico muy importante: sabida es la saludable costumbre española de hacer la siesta, por lo que no es posible ir a media tarde y aprovechar la pausa de entre comidas con pocos parroquianos, la mayoría de los bares abrían hasta las ocho y de inmediato estaban llenos a reventar, por lo que la Crónica se topó con la dificultad de que a los lugares de más fama simplemente resultó imposible entrar.

Para comenzar con la narración de bellezas, en León la tapa va incluida en el precio de la bebida. Y los vinos son baratos. Como referencia, una copa de un vino bueno de esos que cuestan como 15 000 colones en un supermercado con su respectiva tapita de cortesía, sale en promedio como en unos 1 500 colones.

El primer mesón reseñado es El Rebote (Plaza San Martín, 9), famoso por sus croquetas, pero ahí se vivió el primer dilema, tenían seis tipos distintos y obviamente sólo se podía probar uno. Así que se optó por la tradicional croqueta de jamón, deliciosa, crujiente por fuera y derretida por dentro, por algo la fama del lugar. El local es pequeño y decorado a la mejor usanza española, hay que comer y beber rápidamente para dejarle campo en la barra al siguiente ávido comensal. Tal vez en otra vida podamos regresar y probar la croqueta de pizza…

Aunque en principio su nombre no suene a un lugar típico español, el Green Corner (Calle Paloma, 1) se degustó una delicia castellana la sopa de ajo, además una venturosa ayuda para combatir el frío. Su nombre evidencia un perfil hacia la comida orgánica y su apariencia es más moderna, pero austera.

Uno de los locales que más nos agradó fue La BienQuerida (Calle Pozo, 2), con una vistosa pizarra a la mejor usanza de La Bohemia, que mostraba una frase de profundo valor filosófico. Aquí el Cronista sucumbió ante su tentación por las hamburguesas y pidió una tapita que además se llevó muy bien con una deliciosa copa de vino rosado y que estaba tan buena que motivó a pedir otra tapa, esta vez fajita de atún, la especialidad de la casa, que no tiene nada de mexicano y más bien es una especie de pastelito.

Buscando algo bien tradicional entramos a Los Cazurros (Plaza San Martín, 5) en donde degustamos unas originales patatas con salsa de morcilla, aunque algunos hagan caritas con lo de la salsa, su sabor era suave y le dio un gusto exquisito a las papas. Por cierto cazurro es un adjetivo que se le aplica a una persona torpe y de poco entendimiento, valga entonces el aprendizaje del término.

Siguiendo con la morcilla, que es una de las especialidades leonesas, en el Restaurante Ezequiel (Calle Ancha, 20) hay una deliciosa tapita de morcilla picante, la cual sirven sobre una lonja de pan y una papa frita.

Como en toda ciudad española, León tiene una hermosa Plaza Mayor, que además es uno de los lugares más buscados para el ocio, léase, que está llena de bares. Allí visitamos un lugar de corte más moderno llamado Mamá Tere (Plaza Mayor, 26) en donde cometimos el error de pedir una tapa de chuches, o sea, de comida chatarra como la que compra uno en bolsita en las pulperías, con tanta delicia en la población, fue una oportunidad desperdiciada.

Para quitarnos la mala experiencia fuimos a El Botijo (Plaza San Martín, 2), un bar de eso bien típicos y ordenamos una tapa de cecina con chorizo, ambos embutidos bien grasosos para combatir el frío de la zona. Así se expían los pecados.

El cierre fue en el Barrio Romántico en Cervantes 10 (adivinen la dirección, calle Cervantes, número 10), un lugar mucho más elegante que los demás y eso incluía un menú más creativo de tapas. Pedimos un cono de crema de foie, algo sencillamente exquisito, por lo que optamos por una segunda tapa, el chapata con picadillo, un pan exquisito calientito y crujiente con un relleno de papa picada con atún, los cual nos envió a dormir como benditos.

La gira tuvo un costo final de un equivalente a menos de 20 000 colones. Solamente las copas de vino por acá hubieran costado más del doble. Para ser justos, la breve incursión no da elementos de juicio para decidir si en efecto en León se comen las mejores tapas de España, pero ciertamente sí podemos decir que es el lugar más barato para irse a tapear, porque la comida viene incluida con el precio de la bebida. No sabemos si aliviarnos de que tal paraíso nos quede tan lejos para no caer en la tentación o más bien llorar desconsoladamente por los miles de kilómetros que nos separan de este edén.

 

Crónicas LPB

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