Especial para Cambio Político
Misión: Cantinerías |
Lo atractivo de Cantinerías es que tiene una amplia terraza en donde uno puede ejercer el noble oficio y de paso estar de chepito viendo lo que pasa en la calle. Llama la atención lo colorido del lugar, que mueve de inmediato a los genes a pronunciar “este es de los míos”, una verdadera cantina mexicana en medio de la ciudad más agringada al sur del Río Grande, sí, más que Escazú.
Apenas nos sentamos nos trajeron unas agradecidamente heladas chelas, de una vez en 2×1, lo que se agradeció en vista del calor del mediodía, y una vez de cortesía un exquisito caldo de camarón, como que se notaban los estragos de la noche anterior. Pero lo mejor fue cuando llegó el menú, encabezado por el lema “El arte de ser cantina desden… denantes”. La temática del menú estaba ambientada mitad en las estrellas de la lucha libre, y la otra mitad en el Chavo del Ocho, y por supuesto, se procedió a probar las celebridades del lugar.
A pesar de ser un mexicanazo, en el menú del lugar había poca variedad de tacos, sólo le pudimos entrar a los tacos Villamelón que son una combinación de posta de cerdo con chicharrones de piel o cueritos, o sea, full dietético, pero la verdad es que no resultaron tan buenos como otros tipos de taco. Dentro del menú de tortas, se cató la del profesor Jirafales, que es una torta de chorizo, además de que el pan era una delicia, el chorizo era de antología. En la parte de los luchadores, se pidió un “candado de Blue Demon”, que es pierna de ternero horneado a fuego lento toda la noche, algo sencillamente exquisito, la sirven tanto con el hueso como sin el hueso, muchísimo más rica sabe con el hueso, pues se conserva todo el juguito de la carne. Ibamos a pedir un “guau-guau zontle del Perro Aguayo en chile pasilla” pero nos advirtieron que era un palto vegetariano, y por supuesto la Patrulla prefiere entrarle a la verdadera carne a pesar del sugestivo nombre. Así que para seguir con los luchadores, se pidió una “arrachera del Santo”, que es uno de los cortes de carne de res más cotizados de los mexicanos, la hacen asada en brasas, estaba jugosa, suave, buenísima. Y para cerrar con broche de oro la parte de las carnes, se pidió una “lengua del Cavernario Galindo”, preparada a la vinagreta, no hay palabras, se deshacía en la boca. Pero la parte más exótica del menú provenía de recetas originales de Oaxaca, consistentes en invertebrados que no todos los mortales se atreverían a probar, por ejemplo, el plato “¡No contaban con mi astucia!” son pequeños chapulines asados, según el menú saben como a chicharrón, para el paladar patrullero eso era tener mucha imaginación, no es que sepan feo pero tampoco son nada del otro mundo, tal vez porque se cocinan con el exoesqueleto y entonces es tan singracia como comerse un camarón con cáscara. Ya más envalentonados, pedimos unos gusanos de maguey, también los hacen asados, y tampoco resultaron ser mayor cosa, aunque los que eran más gorditos si estaban mucho más gustosos, digamos que es una sensación parecida a la de comer marsmelos asados. La estrella del menú fue el caviar mexicano, “escamoles a la Manolín y chililesque, salteados a la mantequilla, cebolla y epalo”, para más señas los escamoles son huevos de hormigas y esto sí resultó ser una verdadera delicia, pues los huevitos son tiernos y saben muy bien, y el tema del caviar es cierto, porque así es el precio, la racioncita al igual que con los famosos gusanos, cuesta el equivalente a unos 20.000 colones, pero nos sacrificamos.
La atención además era más que sobresaliente, y obviamente para probar a fondo el menú tuvimos que incursionar varias veces, por lo que pronto nos convertimos en los clientes consentidos del lugar claro, pidiendo los platos más caros quien no. Lástima que la exigua delegación patrullera no alcanzó para probar algunos de los sugestivos “PKT” que ofrecía el menú, por ejemplo el “PKT pongas” ofrecía de una vez la carne de tacos por kilo y las birras por litro y el PKT estrella no ofrecía un balde, sino una tina de cervezas. Qué triste es la vida, me acuerdo y lloro….
Y como ahora estamos en la era del cibermedia, Cantinerías está en Facebook y ojas a este video en You Tube.
PATRULLA DE BARES
SEMPER COMPOTATIUM
Al rescate de la más noble de las tradiciones culinarias costarricenses: la boca
Enemigo mortal del karaoke y los bares de pipicillos
LLOREMOS POR SIEMPRE POR LA EXTINTA SAINT FRANCIS
¡LA BIRRA EN VASO SIN HIELO! ¡NI A PICO DE BOTELLA!
Combatiente declarado contra los sports bar
Los aborrecibles Pancho’s, Millenium, Yugo de Oro Cinco Esquinas y el Valle de las Tejas dichosamente de Dios gozan
VALETE ET INEBRIAMINI