Especial para Cambio Político
Misión: Bar Chavelona |
Para comenzar, el lugar se jacta de haber sido fundado en 1927 y en la actualidad ya lo atiende un representante de la quinta generación de la familia propietaria, un detalle que da fe sobre el mantenimiento de una tradición. Quién sabe cuando además encontraron una fórmula para separar convenientemente la clientela, arriba hicieron para bailongo y abajo para los comelones, por lo que el ambiente es lo suficientemente tranquilo para tertuliar y de hecho en épocas ya lejanas era famoso por ser el curtidero de Carlos Luis Fallas y sus rojillos intelectuales. Hace no mucho tiempo entraron en la era del video, pero con música en español de esa bien canallona, la visita de la Patrulla estuvo adornada con musicalizaciones de gente como Memo Neyra y Leonardo Fabio, en esos horribles videos que son la copia de la copia de la copia, pero bueno, es parte del ambiente.
Una de las virtudes de La Chavelona es que el tiempo parece haberse detenido allí por más de 30 años, el lugar parece sacado de los años 80 y hasta uno de los chavalos que atiende tiene la pinta que es como el retrato de Dorian Grey, es un flaco que de fijo lleva años de no ver la luz del sol y parece salido de uno de los videos de cuando comenzaba MTV. No sabemos si es un resultado querido, pero de verdad es que deberían declarar patrimonio esa decoración, en la barra este Cronista se siente como en algunos famosos bares ochentosos como “Las Tunas” (el que quedaba en la calle 2, junto al Pigalle) y “Los Peces” (el que quedaba por Plaza Víquez, junto a la Pantera Rosa). Hasta el olor a vinil, de verdad es un viaje por el tiempo.
El menú de bocas es abundante y se encuentra organizado por categorías, según el precio. Dentro del grupo de las llamadas “bocas tradicionales” probamos el pinto con huevo, algo que insistimos, debería estar normado constitucionalmente que todos los bares lo tuvieran en su menú, porque no hay nada más rico que un pinto con una birrita, sobre todo si es tempranito en la mañana, el que probamos está bastante bueno y generoso en tamaño; para calmar digestiones también se puede pedir un consomé, viene bastante sencillito y también en buena ración; hay patacones con frijoles, los frijoles no estaban no muy allá a pesar de que el lugar es famoso por su frijoles molidos; la sopita negra tampoco despertó muchos suspiros, aunque cumple y también se probó una hamburguesa, que no algo así como muy tradicional pero otra muy buena opción para boquear, la sirven con carne de buena sabor, nada de tortas de supermercado y con abundantísimos papas. La siguiente etapa es pasar a las “bocas especiales”, la verdad es que no había nada como muy especial en esta categoría, se pidió un spaghetti con carne que estaba muy pero muy bueno, la pasta recién hechita y la salsa de carne bien espesa, nada de la sopa que ponen en otros lados; también probamos un bistec encebollado, cumplidor, pero obviamente si va a pedir uno carne mejor pedir la especialidad de la casa ya citada. Ya más finos pasamos a las “bocas de lujo”, que tampoco son tan lujosas, hay un pollo frito que lo sirven en abundancia y bien jugoso; hay varios tipos de sándwich,, se pidió el de pollo que estaba muy bien condimentado y con buen pan; también se pidió un carne mexicana, muy sabrosa y con el picantito en su punto. Faltaba subir el último peldaño y se degustaron algunas “bocas kaché”, la casa de jacta de sus buffalo wings y realmente valen la pena, son grandes y abundantes pero eso sí no son aptas para los que no aguantan el buen chile, son muy buenas para la memoria, el día siguiente…; el lomito a la plancha de verdad que es lomito, pero de aguja, no tiene mayor diferencia con el bistec de la categoría trasanterior a pesar del notable aumento de precio, fue el único fallo de la velada.
Aunque todo el mundo habla de La Chavelona como opción para las madrugadas, La Patrulla comprobó que se puede visitar en horario normal y disfrutar de un lugar tranquilo antes de que enciendan el bailongo. La comida parece ya no disfrutar de las glorias pasadas pero tiene muy buena variedad. Lo mejor es sentarse en la barra y viajar en el tiempo cuando no existían los celulares, la música se escuchaba en acetatos y las bocas venían incluidas en el precio de la bebida…
SEMPER COMPOTATIUM
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