La paga de la traición

Por Armando Vargas Araya

AVA
Don Juan Rafael Mora en Nueva York, 1859. El Dr. Arnaldo Moya Gutiérrez en Cartago, hoy..
El 14 de agosto de 1859 “el oro inglés” remunera a los militares infames que apresan y destituyen al presidente Juan Rafael Mora.

Hoy puede revelarse — al cabo de 166 años — que Sotero Rodríguez, quien dirige la captura de don Juanito, recibe como paga unas £15 000 (libras esterlinas). A valor actual, serían unos ₡10 200 000.

Habla Arnaldo Moya Gutiérrez, doctor en historia y catedrático jubilado de la Universidad de Costa Rica:
“La historia que voy a narrar empecé a escucharla, a mis cinco años, de boca de mi abuela materna, quien resguardaba la memoria familiar. Ella fue criada por su abuela materna doña Pacífica [tatarabuela del Dr. Moya].

“Doña Pacífica tenía recursos económicos porque a su padre, Sotero Rodríguez, le habían legado una fortuna los Montealegre. Una suma que se estimaba en £15 000 (libras esterlinas), depositados en el Banco Anglo.

“Jerónimo Vargas, esposo de Pacífica y mayor que ella más de treinta años, administraba el aserradero que los Montealegre tenían en Aguacaliente de Cartago en el último tercio del siglo 19.

“Mi madre recordaba que, de niña, en la sala de la casa de doña Pacífica colgaba el retrato oval de Sotero, enfundado en su uniforme de gala y con el pecho tachonado de medallas”.

Estas palabras del Dr. Moya Gutiérrez constituyen un primer testimonio fidedigno sobre la paga por la interrupción militar de la democracia, la libertad y el progreso.

El coronel Lorenzo Salazar, comandante del cuartel de Artillería, y el mayor Máximo Blanco, comandante del cuartel Principal, desconocen al Gobierno Constitucional de la República.

Uno de sus subordinados, el capitán Sotero Rodríguez, se presenta con una escolta de nueve soldados a la residencia particular del presidente Mora, el domingo a las 3:30 de la madrugada. Dicen que solo don Juanito podría calmar con su presencia un (inventado) desorden militar en la Artillería.

El presidente sale de su dormitorio, se acerca a informarse con Sotero, este le pone la mano en el hombro y le comunica: “Queda usted arrestado”.

Golpeado con la empuñadura de las espadas, en forma violenta lo arrastran descalzo a la calle y lo llevan en vilo hasta una celda del cuartel Principal.

A los diez días, el régimen golpista concede a Sotero el grado de teniente coronel y así queda a un paso del generalato.

El embajador Alexander Dimitry, quien representa a los Estados Unidos en Costa Rica, reporta a Washington que “la mano, y dicen algunos, el dinero de Mr. [Edward] Joy y Mr. [Edward] Allpress, influyentes caballeros ingleses de San José, se traslucen en el movimiento revolucionario”.

Súbditos británicos ambos, Allpress es yerno del acaudalado cafetalero Vicente Aguilar Cubero, exsocio comercial y ahora enemigo a muerte de don Juanito; Joy es hermano de la Sra. Sophie Joy (londinense de Holborn) cónyuge de José María Montealegre y primera dama de Costa Rica a partir de ese golpe de Estado y hasta el 8 de mayo de 1863.

Una semana después, desde el exilio salvadoreño, el presidente Mora dice que Salazar se había vendido a los facciosos Aguilar, Allpress, Joy, Julián Volio Llorente y Francisco María Iglesias Llorente. El historiador Carlos Meléndez apunta: “Es posible que así haya ocurrido, dándosele a los jefes de la rebelión una especie de recompensa por los ‘buenos servicios’ prestados”.

El periódico “Star & Herald” dice en Panamá, al día siguiente de la traición, que “unos pocos militares comprados con el oro inglés” ejecutan el complot.

En Nueva York el Daily Times informa que “toda la operación se origina y es manejada por seis militares y más o menos el mismo número de civiles”.

Para el historiador usamericano Lowell W. Gudmunson, “los opositores de Mora dentro de la oligarquía cafetalera lo deponen en parte por temor a la competencia que implicaría aquel banco estatal”. Se refiere al Banco Nacional de Costa Rica original, que existe del 12 de junio de 1858 al 31 de marzo de 1861.

Mariano Montealegre Fernández, hermano del presidente de la República, junto con los ingleses Edward W. Allpress y Allan Wallis, establecen el Banco Anglo Costarricense que inicia operaciones el 1.º de julio de 1863. El ya expresidente José María Montealegre Fernández se une como accionista al banco el 7 de marzo de 1864.

Qué vergüenza provocan aún tan espernibles hechos de deslealtad al orden constitucional. Pero el camino de la democracia costarricense no ha estado exento de retrocesos y, felizmente, de resurgimientos ciudadanos.

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