La oficina en una maleta: los nómadas digitales marcan tendencia

Por Kristin Palitza, Emilio Rappold y Anne Pollmann (dpa)

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Christina Leitner trabaja desde un bar en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Lleva once años viviendo como nómada digital. Foto: Kristin Palitza/dpa

Hoy aquí, mañana allá y siempre siguiendo al sol. La vida de los nómadas digitales atrae a muchos y cada vez más personas cumplen su sueño, incluso cuando solo se trate de «workation», como se llama a la posibilidad de trabajar en lugares turísticos.

Responder correos mientras la hamaca se mece en la brisa cálida, esconder los dedos del pie en la arena durante una conferencia virtual. Trabajar desde cafés, con un paisaje diferente cada vez, a veces el mar, a veces montañas, otras una gran ciudad. Christina Leitner viaja desde hace once años por el mundo, principalmente al ritmo de las estaciones del año.

Suele pasar el invierno europeo en Ciudad del Cabo, en el extremo sur de África. Durante la temporada de esquí regresa por un par de semanas a su tierra, el Tirol. El resto del año se planifica libremente. El año pasado fue a Londres, Nueva York y Zambia. Para 2023 tocan Corea del Sur, Tailandia, Malasia, Georgia y Ciudad de México.

La traductora y periodista de viajes autónoma suele trabajar en espacios de coworking o cotrabajo, a veces también en restaurantes o Airbnbs. Leitner comenta que sus clientes nunca saben realmente en qué lugar del planeta Tierra se encuentra en cada momento, pero eso no le interesa tampoco a nadie.

El próximo destino de la austriaca de 47 años se define por su siguiente encargo o su interés personal. «Elijo países que no están en la lista de nadie, donde aún es un poco aventurero ir y donde tengo un valor añadido, ya sea lingüístico o cultural», explica.

En Ciudad de México hará cursos de español, mientras que viajará al sudeste asiático atraída por la comida callejera.

Creadores de tendencias

La pandemia de coronavirus ha hecho que el nomadismo digital deje de ser un fenómeno marginal para convertirse en una tendencia. Cada vez más países ofrecen visados que permiten trabajar temporalmente a distancia.

Recientemente, Namibia, Ecuador, Belice, Malasia y Albania han introducido la facilitación de visados para nómadas digitales. También se están sumando países europeos como Malta, Croacia, la República Checa, Estonia, Grecia y Hungría.

Las motivaciones son variadas. Los países quieren contrarrestar las pérdidas turísticas relacionadas con el coronavirus, mientras que el trabajo híbrido ganó aceptación gracias a las experiencias positivas durante la pandemia.

Algunos países quieren compensar la escasez de trabajadores cualificados y el envejecimiento de la sociedad. A los nómadas digitales ya no se les considera escapistas, sino pioneros de un nuevo estilo de vida.

Ciudad del Cabo, con su aire europeo y su clima mediterráneo, está considerada la «capital del nómada digital» de África. Buenas infraestructuras, Internet rápido, playas, montañas y una cultura vinícola y gastronómica barata pero de gran calidad son otros de sus atractivos. También Nairobi, la capital de Kenia, país de los safaris, es popular entre los nómadas digitales del continente.

Un sentimiento internacional de comunidad

Averiguar dónde es mejor vivir y trabajar se ha convertido en una tarea fácil. Los nómadas digitales intercambian libremente consejos y experiencias en numerosos foros de Internet, se ven como una comunidad internacional.

La empresa Resume.io, especializada en la creación de currículums vitae, en especial para autónomos, analizó casi 90.000 publicaciones en Instagram con el hashtag #digitalnomad. Más de 57.000 procedían de Vancouver (Canadá). La razón de ello es, sobre todo, la buena vecindad que reina entre los habitantes, según el informe.

Dentro de Europa, Londres es el primer destino, con unos 47.000 puestos, porque allí se habla inglés y la escena cultural y de ocio está en auge.

Y quienes quieren trabajar en la playa suelen, según el análisis, elegir la metrópolis empresarial árabe de Dubai o el sudeste asiático.

La isla indonesia de Bali, con su relajado estilo de vida y su económico alojamiento de ensueño, encabeza especialmente la lista de muchas personas. Con el fin de atraer a más extranjeros para estancias más largas, las autoridades están estudiando ofrecer a los interesados un «visado de nómada digital». Desde septiembre, es posible trabajar durante seis meses libre de impuestos en Bali con el «visado B211A».

En América Latina, la capital argentina, Buenos Aires, quiere atraer a unos 22.000 nómadas digitales para 2023. Por ello, desde mayo, Argentina ofrece un «visado nómada» especial de seis meses, prorrogable una vez. «Una ciudad se desarrolla mejor cuando está conectada con el mundo», dice el alcalde Horacio Rodríguez Larreta.

El sur de Europa, el destino más popular

No siempre tiene que ser lejos. Para los recién llegados al mundo digital puede resultar atractivo un «workation» más corto, una mezcla de trabajo y vacaciones.

Se traslada literalmente el lugar de trabajo a un destino de vacaciones durante unas semanas, con el entendimiento por parte del empleador de que la relación laboral tiene que ver sobre todo con la productividad, no con cumplir horas en la oficina.

Moritz, de 25 años y proveniente de Ravensburg, en el sur de Alemania, trabaja en Valencia, en el soleado sureste de España, para un fabricante estadounidense de ordenadores e impresoras. Alquiló una habitación en la empresa de coliving Cotown, donde, según su directora gerente Vanesa Esteban, viven y trabajan personas de 30 países diferentes.

El coliving y el coworking es un nuevo concepto que ha surgido en gran medida del nomadismo digital y que se está imponiendo rápidamente, sobre todo en ciudades con un alto costo de vida.

Moritz, que entretanto ya habla fluidamente español e inglés, asegura que incluso después de tres años ya en Valencia se siente como en vacaciones permanentes.

Su motivación para vivir como nómada digital fue la pasión por los viajes, la inquietud, la búsqueda de sentido, la libertad profesional y el equilibrio entre la vida laboral y personal, el deseo de conocer gente nueva y vivir nuevas experiencias.

En España, el Parlamento aprobó recientemente una nueva ley que prevé un visado especial para nómadas digitales con una duración de hasta cinco años.

En Portugal, desde el 30 de octubre está en vigor un nuevo visado que permite a los extranjeros trabajar hasta un año allí.

Italia también quiere adaptar una ley para permitir a los trabajadores cualificados vivir como nómadas digitales y atraer así a profesionales bien formados. La esperanza es que, con el tiempo, estas personas también trabajen para empresas italianas o revivan pueblos abandonados.

Todo cabe en una maleta

El austriaco Sami Demirel se trasladó a Turquía. Hace un año, el freelancer de 30 años decidió renunciar a su vida en Berlín y alquilar una cabaña en las montañas de Antalya, sobre el mar Mediterráneo, durante el invierno europeo. Antes estuvo en Azerbaiyán, y Georgia figura en el programa como su próximo destino.

Demirel trabaja en marketing en línea, sus clientes están en Alemania. En Turquía, su dinero rinde más, explica.

Lo que paga por un piso entero en Antalya costaría una habitación en un piso compartido en Berlín. «En vez de un kebab en la mano, puedo ir a un buen restaurante aquí», argumenta. Disfruta de la «libertad e independencia» como nómada digital, solo que la soledad le fastidia un poco.

Por su parte, Leitner dice que ya no se imagina viviendo en un lugar fijo. «No quiero perderme el aspecto internacional», afirma.

Para ello, está dispuesta a renunciar a comodidades como una rutina diaria o sus propios muebles. «En realidad, toda mi vida cabe en una maleta, no se necesita más. Todo lo demás es lastre superfluo», concluye.

dpa

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Un comentario

  1. Costa Rica también creó una visa para nómadas.

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