3 de diciembre, 2025

Corresponsal de IPS
NACIONES UNIDAS – Un manejo inadecuado de la inteligencia artificial (IA) amenaza con ampliar las brechas económicas, de capacidades y de gobernanza entre países, revirtiendo décadas de progreso en la reducción de desigualdades, señaló un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).
“La IA avanza a toda velocidad, y muchos países aún están en la línea de salida”, resumió Kanni Wignaraja, directora regional del Pnud para Asia y el Pacífico.
El informe del Pnud, “La próxima gran divergencia”, se centra en la región Asia-Pacífico, considerándola epicentro de esta dinámica. Abarca más de 55 % de la población mundial, y presenta considerables disparidades de ingresos y las mayores diferencias en la esperanza de vida.
La región representa ahora más de la mitad de los usuarios de IA del mundo y está expandiendo rápidamente su huella de innovación, desde el ascenso de China a casi 70 % de las patentes globales de IA hasta más de 3100 nuevas empresas financiadas con IA en seis economías.
La conclusión central del informe es que la IA, si no se gestiona adecuadamente, podría aumentar la desigualdad entre países al ampliar las brechas en el rendimiento económico, las capacidades de las personas y los sistemas de gobernanza, ya que el punto de partida es enormemente desigual.
El informe destaca que, si bien la IA abre nuevas vías cruciales para el desarrollo, los países inician esta transición desde posiciones extremadamente dispares para captar sus beneficios y gestionar sus riesgos.
Sin una acción política contundente, estas brechas podrían crecer, revirtiendo la tendencia de largo plazo hacia la reducción de las desigualdades en el desarrollo.
“La experiencia en Asia y el Pacífico demuestra la rapidez con la que puede surgir una brecha entre quienes moldean la IA y quienes son moldeados por ella”, observó Wijnaraja.
La IA podría incrementar el crecimiento anual del producto interno bruto (PIB) en la región en aproximadamente dos puntos porcentuales, e impulsar la productividad hasta en un cinco por ciento en sectores como la salud y las finanzas.
Solo las economías de la Asean (los 11 países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) podrían registrar casi un billón (millón de millones) de dólares de PIB adicional durante la próxima década.
Durante el último medio siglo, muchos países de bajos ingresos han acortado gradualmente la distancia con los países de altos ingresos gracias a los avances tecnológicos, el comercio y el desarrollo, señala el reporte.
Sin embargo, advierte de que, sin decisiones políticas deliberadas e inclusivas, la IA podría poner en peligro estos avances en la convergencia.
Si bien Asia-Pacífico se está desarrollando rápidamente en materia de IA e innovación, el nivel de preparación digital varía considerablemente de un país a otro dentro de la región.
Países como Singapur, Corea del Sur y China están invirtiendo fuertemente en infraestructura y habilidades de IA, mientras que otros todavía están trabajando para fortalecer el acceso y el dominio de las tecnologías digitales básicas.
Además, las mujeres y los jóvenes son particularmente vulnerables.
Los empleos ocupados por mujeres tienen casi el doble de probabilidades de ser automatizados, y el empleo juvenil ya está disminuyendo en empleos con alta exposición a la IA, especialmente entre los 22 y los 25 años, lo que amenaza las oportunidades laborales tempranas.
Los datos de América Latina muestran que casi la mitad de los empleos expuestos a la IA generativa (17 millones de empleos que podrían beneficiarse de ganancias de productividad) se ven frenados por brechas en el acceso digital.
En el sur de Asia, las mujeres tienen hasta 40 % menos de probabilidades que los hombres de poseer un teléfono inteligente.
Las comunidades rurales e indígenas suelen permanecer invisibles en los conjuntos de datos que entrenan los sistemas de IA, lo que aumenta el riesgo de sesgo algorítmico y exclusión de los servicios esenciales.
A pesar de su considerable promesa, la IA también plantea un problema ambiental, vinculado al consumo de recursos, las desigualdades sociales en el acceso y uso, y las dependencias tecnológicas que pueden exacerbar los desafíos climáticos en lugar de mitigarlos.
Los sistemas de IA requieren enormes cantidades de electricidad y los centros de datos consumen entre 10 y 50 veces más energía por metro cuadrado que los edificios comerciales convencionales.
En 2024, los centros de datos de la región Asia-Pacífico, en particular los de China, Japón y Australia, consumieron entre 105 y 180 teravatios-hora (un teravatio equivale a 1000 millones de kilovatios). Tan solo en Singapur, representaron nueve por ciento del consumo eléctrico nacional.
Además, la refrigeración de servidores consume enormes cantidades de agua. Para 2027, los centros de datos de la región Asia-Pacífico podrían requerir hasta 6600 millones de metros cúbicos al año, lo que equivale a la mitad de la extracción anual total de agua del Reino Unido.
En Malasia, se han aprobado menos de 18 % de las solicitudes de uso de agua de los centros de datos, lo que refleja la preocupación por el desvío de agua de los hogares y los ecosistemas.
El hardware utilizado para la IA depende de minerales esenciales como el cobalto, el litio y las tierras raras, cuya extracción genera dióxido de carbono (CO2) y desechos electrónicos perjudiciales para el medio ambiente.
«La minería a menudo conduce a la deforestación, la contaminación del agua y la destrucción del hábitat», señala el estudio.
Pero, en resumidas cuentas, “la principal falla en la era de la IA es la capacidad”, afirmó Philip Schellekens, economista Jefe del PNUD para Asia y el Pacífico. “Los países que inviertan en habilidades, capacidad informática y sistemas de gobernanza sólidos se beneficiarán; otros corren el riesgo de quedarse muy atrás”, concluyó.
A-E/HM
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