La integración siempre merece una oportunidad

Progresemos

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Me gustó el artículo “Otra Centroamérica es posible” (del señor Rodrigo Conejo Salas, publicado en nación.com de Costa Rica el 12 de enero del 2022, empezando por el planteamiento de que hay que hacer algo para revivir la integración centroamericana.

Es necesario hacerlo porque países pequeños vecinos y afines, tienen que promover economías de escala en todos los campos, lo que se hace con los vecinos. No basta con establecer una zona preferencial comercial como la hay; si bien importante como es la actividad comercial, central en el caso que nos ocupa, no es más que uno de muchos campos donde la integración vale.

En lo político al menos se requiere que se dé un nivel alto de cooperación en el marco de los derechos y obligaciones que a cada estado miembro plantea el Protocolo de Tegucigalpa, que proclama la paz, el desarrollo, la libertad y la democracia como los parámetros fundacionales del SICA. Iniciativas de países del SICA -Sistema de la Integración Centroamericana, encaminadas a darle vigencia a estos parámetros deberían ser bienvenidas, siempre y cuando no antagonicen el esfuerzo integracionista regional y sirvan para que los países miembros del SICA valoren y promuevan los principios del mencionado protocolo.

Los procesos de integración son difíciles de construir, se adelantan y se atrasan; lo vemos hasta en la Unión Europea. Tenemos un SICA que es reconocido al menos en su concepción, como ejemplo a nivel mundial por su carácter integral o holístico. Es un sistema multidimensional, bien estructurado, que no ha funcionado como debería por omisión de los mismos gobiernos que no se comprometen por completo y porque se los comen las situaciones nacionales. Se pierde de vista que muchas podrían tratarse mejor desde la perspectiva regional.

El concepto sistémico implica una interdependencia entre sí de todas las partes que componen el sistema, lo que en el caso del SICA, pionero prestigioso y reconocido en el mundo en vías de desarrollo, se vuelve más interesante por la existencia de cuatro subsistemas dentro de él en temas políticos, económicos incluyendo infraestructura y energía, ambientales, así como socio-culturales y formativos. Existe una secretaría general y en cada subsistema una secretaría subsistémica y otras si así se justifica según la materia. El SICA recrea un orden republicano democrático con su Reunión de Presidentes, la Corte Centroamericana de Justicia y un parlamento regional, diseñado fundamentalmente como foro de debate que no legisla.

No existe en Centroamérica con sus 8 países miembros plenos, Belice, Panamá y la República Dominicana incluidos, la supranacional de las instancias del Sistema, por lo que se recurre a la formulación de políticas participativamente a nivel intra sistémico y con un grado decisivo de influencia de los países miembros.

Debe mencionarse también la figura del Consejo de Ministros que se reproduce según el ámbito, un Comité Ejecutivo, la Reunión de Vicepresidentes y Designados a la Presidencia, así como un Comité Consultivo de la sociedad civil regionalmente organizada.

El reto no es sustituir al SICA, aunque no se debe descartar su actualización; el Protocolo de Tegucigalpa data de 1991. El reto es hacerlo funcionar como un relojito engarzando su labor con la de los gobiernos y sectores sociales de los países miembros.

Hay mucho trecho que andar y mucho que revisar. Por ello he venido insistiendo en concentrarse en la integración posible. La integración siempre merece una oportunidad.

Miembro de la Comisión Preparatoria del SICA en 1992, ex asesor del secretario general del SICA y ex embajador de Costa Rica en El Salvador.

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