Rodrigo Arias Sánchez
Hago mías cada una de las palabras de los ex Presidentes de la República en defensa de la institucionalidad democrática que es, según la historia, el camino hacia la paz. Esa fue, precisamente, la tesonera labor de Oscar Arias frente al conflicto centroamericano. En aquellos países no se daba una situación de grupos delictivos en contra de los ciudadanos; la realidad es que fueron guerras civiles entre el Ejercito de varios países y ejércitos reconocidos como fuerzas insurgentes por parte del Sistema de Naciones Unidas. Costa Rica, que no era parte del conflicto, sí lo fue de la solución.Distinto es en la presente situación nacional en donde la propia Sala Constitucional ha denominado al grupo sedicioso como una organización que actúa en contra de la Constitución y la Ley y el Ministerio Público tiene ya varias causas activas por delitos flagrantes. Recordemos que las pretensiones originales de este grupo extremista fueron y son la destitución violenta del Presidente de la República y la sustitución de la institucionalidad democrática por una organización violenta y delictiva: en esas circunstancias hubiese sido sumamente grave legitimar las pretensiones de este grupo.
En este contexto los intereses nacionales están por encima de los intereses gremiales: reunirse como lo hizo el Presidente de UCCAEP para, presuntamente, resolver problemas gremiales rehusando un diálogo nacional e institucional para resolver problemas nacionales es un craso error cuyos negativos resultados ya saltaron a la vista.
TAL CUAL LO ADVIRTIÓ LA SALA CONSTITUCIONAL EN SU MÁS RECIENTE SENTENCIA SOBRE ESTE TEMA: LA DEMOCRACIA DE LA CALLE NO ES DEMOCRACIA, ES VIOLENCIA CONTRA LA DEMOCRACIA.