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“No son 30 pesos, son 30 años» se hizo sonar hace dos años en los metros y en las calles de Santiago de Chile, un movimiento, iniciado mayoritariamente por mujeres jóvenes y estudiantes, despertó nuevamente el sentimiento de justicia, libertad y democracia que dio fin a los últimos vestigios de los años más oscuros en el país; hoy los logros de este gran Estallido Social corren peligro.
Hace 48 años la Democracia Chilena murió en un golpe de Estado, hoy esta misma esté viéndose amenazada bajo el lema de los pilares fundamentales de cualquier nación libre: en las urnas y en sus gobernantes electos. A tan solo 3 días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales la diferencia entre los candidatos Gabriel Boric, de la Coalición Apruebo Dignidad, y José Antonio Kast del Partido Republicano, es mínima y debe significar una mayor preocupación no solo para Chile, sino, para todos los países demócratas en el mundo. Lo que se está jugando en nuestro país hermano es la dignidad humana en contra del odio y un retroceso sin precedentes que parece tener la forma de una ola que ya ha ido inundando a otros países vecinos.
La historia de América Latina es una historia de sangre y sacrificios pero también es la historia de la esperanza y de la lucha sin fin, por lo que, siendo, nosotras y nosotros, personas jóvenes creyentes de la Democracia y de los Derechos Humanos nos solidarizamos con el pueblo Chileno, con su proceso constituyente y con sus fuertes ansias de paz y libertad y, además, como jóvenes liberacionistas hoy le damos el completo apoyo y le extendemos la mano al candidato Gabriel Boric para que sea quien lidere a un Chile más pluralista, justo e inclusivo.
