Por Sabine Glaubitz
París, 20 oct (dpa) – Los ojos oscuros sonríen y los hoyuelos le confieren suavidad a su rostro. Catherine Deneuve parece más abierta. Su belleza inmóvil se hizo más accesible.
Durante años, la diva del cine francés era considerada impenetrable, inaccesible. «La gente tiene una imagen de mí de una mujer complicada, fría. Eso es falso», dijo hace algunas semanas en una entrevista la actriz, que este martes 22 de octubre cumple 70 años. «Soy más sencilla de lo que se cree», admitió entonces sorpresivamente.
La entrevista fue publicada en la revista de cine «Première» con motivo de su más reciente película, «Elle s’en va». En la cinta Deneuve encarna a una ex reina de belleza que se enfrenta a una vida en ruinas y decide huir. En cambio, en la realidad, Deneuve está en la cúspide de las divas francesas.
Irresistible, aunque intocable, como «Marianne», la estatua de mármol que es uno de los símbolos nacionales de Francia y que en 1985 fue modelada con su rostro. Esta fue la imagen que la estrella construyó en más de 45 años.
«Me escondo», había dicho hace unos pocos años en Cannes, en el festival en el que es una de las personalidades habituales. En 2005 incluso recibió la Palma de Oro de Honor.
A Deneuve no le gusta mucho hablar con la prensa, si bien en los meses pasados aparecieron con cierta frecuencia en los medios franceses entrevistas con la artista.
Sorprendentemente abierta también se mostró a comienzos de septiembre en la revista «Paris Match». Habló sobre su carrera, pero también sobre su edad.
«No soy consciente de mi edad. No voy a luchar contra algo que es inevitable», dijo. Agregó que quiere envejecer lo más elegante posible, aunque destacó que no le gusta el término envejecer. «Prefiero ‘hacerse grande'», declaró.
Y verdaderamente, la actriz se hizo grande. La parisina participó en más de 100 películas y en más de cuatro décadas logró no quedar asociada con ningún género cinematográfico ni ningún estereotipo.
En el thriller psicológico «Repulsion» de Roman Polanski interpreta a una joven esquizofrénica. Para Luis Buñuel se transformó en «Belle de Jour», una ama de casa masoquista e impúdica, que se prostituye para ganar dinero.
Entre sus más grandes éxitos figura la obra maestra «Le Dernier métro», de François Truffaut, del año 1980. Por su papel de Marion Steiner, quien durante la Segunda Guerra Mundial esconde a su esposo judío debajo del escenario mientras ella interpreta una obra de teatro y se enamora de su compañero actor, recibió el César a la mejor actriz francesa.
Su belleza, su fuerza expresiva, pero también su inaccesibilidad inspiraron a importantes directores como Lars von Trier, Leos Carax, Raoul Ruiz, Manoel de Oliveira y François Ozon a hacer películas trascendentes.
Truffaut dijo sobre ella que lleva una vida secreta. «En cada papel uno tiene la sensación de que en la pantalla hay una figura y, sin embargo además otros pensamientos, que no son expresados», indicó.
La imagen de la rubia siempre femenina e inaccesible fue creada por el director Roger Vadim. Él descubrió el talento de la entonces joven de 17 años y le dio en el film «Le Vice et la Vertu» el papel de la virtuosa Justine, que termina en un burdel para soldados alemanes porque quiere liberar a su prometido.
El entonces esposo de Brigitte Bardot («BB») la introdujo en el mundo del jet set y convirtió a la callada y reservada Catherine en la «castidad llena de ‘sex appeal'».
Bajo su influencia se dejó teñir el cabello castaño y se hizo rubia, como «BB». También Roman Polanski sucumbió al «encanto de la virgen profesional», con la que rodó «Repulsion».
«Durante toda mi vida intenté ir lo más lejos posible. No para provocar, sino por curiosidad. Hasta ahora nunca tuve miedo ante los riesgos», admitió a «Paris Match».
Desde temprano emprendió un camino sola. Con 20 años se convirtió en madre soltera en la Francia anterior al Mayo Francés de 1968. El padre de su hijo Christian era precisamente el seductor Vadim.
Deneuve hizo perder la cabeza a muchos hombres. Desde 1965 hasta 1972 estuvo casada con el fotógrafo de moda británico David Bailey. Luego vivió con el actor Marcello Mastroianni, con quien en 1972 tuvo una hija, Chiara.
Más adelante dijo sobre el matrimonio: «No estoy en contra del matrimonio, pero nunca me interesó». Deneuve sigue siendo un misterio.