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Ana Madrigal
Hoy, a la vez que rompe su palabra, también pone en la cuerda floja su incipiente carrera política al salir tan oficiosa y prematuramente en defensa de Rodrigo Chávez, alguien a quien hasta hace pocos meses era para ella un verdadero desconocido.
Muchas veces cuesta meter las manos al fuego por una amistad de 30 años, porque a fin de cuentas la vida nos demuestra que nunca se termina de conocer a la gente.
En múltiples ocasiones, el encantador y simpático muchacho del barrio, al que todo el mundo le tiene cariño, es el que termina asesinando a su esposa y sus hijos. Bien lo dice el refrán, “caras vemos, corazones no sabemos”.
Y todo parece indicar que el corazón de don Rodrigo es grande y lleno de fantasías y pasiones, pero también de inconfesables secretos.
Uno de esos secretos fue no decirle al país ni al presidente que estaba siendo investigado por acoso sexual. Bien irresponsable también el presidente Alvarado al reconocer que sabía de los rumores y aun así, lo nombró de ministro, en operación repela.
A todos nos extrañó que, ocupando un alto cargo en el Banco Mundial y con un gran salario, este costarricense lo dejara todo “por amor a la patria”. Hoy la verdad nos estalla en la cara.
A don Rodrigo se le había acabado el espacio en el Banco Mundial, tocó techo, lo sancionaron fuertemente, lo degradaron, no iba a tener aumentos por tres años y al final terminaron prohibiéndole la entrada tanto al Banco Mundial como al Fondo Internacional, como medida de protección para las víctimas.
Una humillación y una cachetada sin parangón para cualquier mortal. Ante esa penosa situación, no le quedó más que soltar ese bejuco y guindarse de otro: el ministerio de Hacienda…¡la gran salvada!
Así que lo del “amor por la patria” fue su nueva frase de batalla con la que esperaba congraciarse de entrada con los costarricenses.
La verdad, es que la oferta del presidente fue la tabla de salvación, en el momento justo.
Hoy, según las encuestas, su candidatura no tiene ninguna posibilidad, está incluso dentro del margen de error. ¿Pero qué pasaría si llegara a presidente y tuviera que ir a negociar al Banco Mundial o al FMI donde no lo dejan entrar?
El mundo entero sabría que al presidente de Costa Rica no lo dejan entrar a esos dos importantes organismos internacionales por “acoso sexual” o por “comportamientos inapropiados”, según el cristal con el que Pilar lo quiera ver.
Pilar asegura que ella no se muere por ser diputada, pero pareciera que sí, porque sin conocer a cabalidad a don Rodrigo decide jugársela y arriesgar su imagen ante las mujeres y la opinión pública por un verdadero desconocido.
Esta bomba atómica noticiosa ya está generando la reacción en cadena. En redes sociales están publicando notas del esposo de Pilar, el también periodista Edgar Espinoza, en las que él justifica los piropos a muchachas guapas.
¡No señor! A las muchachas les resulta repulsivos estos piropos, por eso califican de “viejo verde” y “viejo cochino” a los que se los dicen.
Estoy casi segura que esos viejos verdes son incapaces de decirle en su casa una frase bonita a sus esposas, pero en la calle se transmutan en verdaderos don juanes empalagosos, pachucos y groseros, por eso resultan repulsivos.
Esa reacción en cadena, también se llevará en banda esta incipiente relación de Rodrigo Chávez con Pilar. Recordemos que a pocos meses de ser ministro, “lo fueron” por errores que denotaban poca o ninguna experiencia política y poca inteligencia emocional. Se le complicó la tramoya de manera temprana.
Pilar tampoco tiene experiencia política, dice que está dispuesta a aprender, y claro, esa curva de aprendizaje la pagaremos todos los costarricenses. Además, es muy impulsiva y emocional, lo que presagia que, de alcanzar una curul, tarde o temprano terminará declarándose diputada independiente; en resumen: esos dos caracteres están destinados a chocar como en fisión nuclear.
Creo que en estos tiempos caracterizados por la atomización centrífuga de las facciones partidarias en la Asamblea Legislativa, lo que más conviene es postularse a una curul con experiencia política comprobada, vocación y capacidad de diálogo, de escucha, de empatía, que son la llave para alcanzar esos acuerdos que le urgen al país.
Hasta ahora Pilar solo ha mostrado su lado combativo y de denuncia, que también es bueno, pero por el bien del país, ojalá que de llegar a Cuesta de Moras, adquiera o refine en esa curva de aprendizaje esas otras actitudes.
Tomado de Facebbok
