Cambio Político Opinión, análisis y noticias
Por Sabina Crisan (dpa)
Halle (Alemania), 12 ene (dpa) – El tópico de que los jóvenes solo hacen streaming mientras los mayores ven la televisión y cuidan su colección de DVDs se queda atrás en la ciudad alemana de Halle, donde muchos jóvenes son clientes del videoclub «Format Filmkunstverleih».
La pregunta que surge es: ¿Está redescubriendo la Generación Z, es decir, los jóvenes de 15 a 30 años de hoy en día, los formatos de reproducción de vídeo tan populares en la década de 1990?
Algunos veinteañeros discuten sobre clásicos y rarezas cinematográficas en el mostrador del establecimiento, mientras otros deambulan por las estanterías en busca de algo para una noche de cine.
Para Lena Hütter, de 26 años, descubrir el videoclub marcó un hito. «Desde que descubrí el formato, Netflix ha muerto para mí», dice. Ahora es miembro de la asociación que gestiona la videoteca de Halle. De vez en cuando se pone detrás del mostrador y participa en la selección de películas.
Durante la pandemia del coronavirus, esta veinteañera descubrió el DVD como una forma de evasión, un escape de la vida cotidiana. Ahora los servicios de streaming parecen un buffet libre, explica: «Pagas un montón de dinero, te agobias y luego te das cuenta de que eres alérgica a la mitad».
El videoclub, en cambio, le recuerda a un restaurante a la carta, donde se puede seleccionar películas concretas u obtener recomendaciones. «Aquí no hay algoritmos que sugieran algo. Aquí soy yo quien encuentra algo», comenta.
Más de 19.000 películas, una selección nada fácil para una noche de cine, forman parte de la oferta del videoclub de Halle, una ciudad cercana a Leipzig, en el este de Alemania.
«Es fácil olvidar que entonces también se pasaba mucho tiempo en el videoclub tratando de encontrar algo adecuado. Solo que hoy parece diferente porque el marco de comparación ha cambiado», dice Manuel Menke, experto en transformaciones en los medios de comunicación de la Universidad de Copenhague.
Tobias Becker, historiador de la Universidad Libre de Berlín, ve algo más que una mera añoranza del pasado en el redescubrimiento de los videoclubes. La nostalgia puede ser «una crítica del presente», subraya.
En tiempos de crisis, el pasado suele parecer más estable. «La década de 1970 se parece a nuestro presente en muchos aspectos», afirma Becker. Entonces, expone, las certezas se derrumbaron y el progreso no solo trajo soluciones, sino también nuevos problemas, como los residuos nucleares.
«La nostalgia se convirtió entonces en un reproche: ‘Solo miras hacia atrás, no resuelves los problemas del presente'», manifiesta el historiador.
Otra razón del atractivo del videoclub es la sensación táctil, explica Menke. Sobre todo los jóvenes, que han crecido con los servicios de streaming, ven esta forma física de curiosear como una experiencia nueva.
Muchos perciben los dispositivos multimedia modernos como uniformes y sin carácter, mientras que los objetos analógicos como las cintas VHS o los DVD están cargados de emoción, dice.
Según el experto en medios Menke, el redescubrimiento de los videoclubes es también una reacción al acelerado ritmo de vida actual y una crítica al mundo digital. «La gente suele tener la sensación de que hoy las cosas cambian más deprisa y echa la vista atrás a un pasado supuestamente más estable».
El ser humano tiende a olvidar ciertas cosas y a idealizar otras, añade Menke. Esta percepción selectiva hace que el pasado parezca mejor de lo que fue en realidad, agrega.
Al mismo tiempo, añade, la nostalgia también se instrumentaliza en el plano de la política. Los partidos utilizan la narrativa de que «antes todo era mejor» para dar a la gente una sensación de seguridad en un presente incierto».
