Dominique Vidal
Las derivas autoritarias y fascistizantes del Estado de Israel son en gran medida subestimadas por los medios y responsables políticos de Europa. Sin embargo, son reales y portadoras de peligros para todo el Próximo Oriente.
Muchos lectores de Le Monde se habrán sorprendido al descubrir, a través de la pluma del historiador Zeev Sternhell, eminente especialista del fascismo, una comparación entre el Israel de hoy y la Alemania de los comienzos del nazismo 1/. Y es que la mayor parte de los grandes medios han cubierto poco la inquietante radicalización de la coalición de derecha y extrema derecha que dirige Israel desde 2015.
Este fenómeno contiene tres dimensiones principales.
El Estado-nación del pueblo judío
La primera y la principal concierne al proyecto colonial en Palestina 2/, que conoce un punto de inflexión histórico. Hasta ahora las autoridades israelíes, incluyendo Benjamin Netanyahu desde su famoso discurso de 2009, aparentaban aceptar la llamada perspectiva de los «dos Estados» 3/. Ciertamente, aceleraban la colonización -el diario israelí Haaretz ha dado el año pasado la cifra de 700.000 colonos judíos, 470.000 en Cisjordania y 230.000 en Jerusalén Este-, pero mantenían formalmente una estudiada indefinición en torno al estatuto de los territorios ocupados.
Cada vez más radicales, estimulados por la previsible sucesión de Netanyahu, los otros principales jefes de la coalición han impuesto un cambio de dirección. Ministro de Educación y de la Diáspora, el jefe del partido Hogar Judío Naftali Bennett repite 4/, incansablemente, «El camino de las concesiones, el camino de la división ha fracasado. Debemos dar nuestras vidas por la anexión de Cisjordania». Y ya ha unido los actos a las palabras, haciendo votar una ley en este sentido en el Parlamento, el de febrero de 2017. Este texto legaliza retroactivamente una serie de «puestos de vanguardia» 5/ (colonias hasta ahora ilegales incluso desde el punto de vista del derecho israelí) autorizando la incautación de tierras privadas palestinas y abriendo así el camino a la extensión de la soberanía israelí sobre la zona C, que representa más del 60% de Cisjordania, e incluso sobre toda ésta. Esta ley llamada de «regularización», llamada «ley de los ladrones» por Benny Begin, el hijo del antiguo primer ministro, permanece por el momento congelada en un Tribunal Supremo convertido en un objetivo de los ataques del gobierno, que quiere modificar su composición y reducir sus prerrogativas 6/.
Calificado de «fascista» por el antiguo primer ministro Ehud Barak, el Hogar Judío, ultranacionalista, reivindica la herencia del Partido Nacional Religioso, que fue siempre, con el Bloque de los Creyentes (Guch Amumim), el corazón del movimiento de colonización. Si solo cuenta con ocho diputados y cuatro ministros, ha logrado no obstante el apoyo a su ley de sesenta diputados, entre ellos la casi totalidad de los del Likud, mientras que el jefe de este último, el primer ministro Benjamin Netanyahu, les había demandado insistentemente que se oponerse a ella. Hay que decir que a finales de 2017, incluso el comité central del Likud se pronunciaba por una puesta en marcha de la anexión de Cisjordania 7/.
Otro texto prevé anexionarse cinco bloques de colonias situadas en el este de Jerusalén, impidiendo como consecuencia a Jerusalén Este convertirse en la capital de un Estado palestino. Pero necesita aún, según Netanyahu, una «preparación diplomática». Mientras tanto, el Parlamento ha adoptado, siempre a propuesta de Bennett, una enmienda a la ley de 1980 sobre Jerusalén 8/ que eleva de 61 diputados a 80 (de 120) la mayoría necesaria para todo retorno de partes de la ciudad a soberanía palestina. Y permite excluir barrios palestinos situados en el exterior del Muro para hacer de ellos «entidades separadas» cuyos habitantes no serían ya «residentes».
«Si se pusiera en práctica, la división de los límites de la municipalidad reduciría en cerca de 120.000 el número de palestinos y añadiría 140.000 colonos israelíes a la población de la ciudad, reduciendo la parte de la población palestina al 20% (contra el 37% hoy)» estima el silenciado informe anual de los cónsules de la Unión europea en Jerusalén, según el periodista René Backmann 9/.
Dicho de otra forma, más allá de sus rivalidades, los edificadores del «Gran Israel» han decidido, violando abiertamente cincuenta años de resoluciones de las Naciones Unidas, enterrar la solución llamada «de los dos Estados» en beneficio de uno solo: un Estado de apartheid, en el que las personas palestinas anexionadas no gozarían de derechos políticos, comenzando por el derecho a voto. Es cierto que, según los demógrafos, la Palestina histórica cuenta ya más o menos con tantas personas árabes como judías: alrededor de 6,6 millones…
La nueva ley fundamental en curso de adopción en el Parlamento simboliza esta voluntad. La de 1992 definía Israel como un «Estado judío y democrático»: el proyecto votado en primera lectura habla de «Estado-nación del pueblo judío». Y precisa: «El derecho a ejercer la autodeterminación nacional en el seno del Estado de Israel corresponde solo al pueblo judío». Además, priva al árabe de su estatus de «lengua del Estado» reservado al hebreo 10/.
Un arsenal liberticida
Los líderes de la extrema derecha hacen también avanzar su causa con estruendosas provocaciones. Ministro de Justicia, Ayelet Shaked no ha dudado, durante la última guerra de Gaza, en subir a su página de Facebook un texto que calificaba al «conjunto del pueblo palestino» de «enemigo de Israel» y justificando así «su destrucción, incluyendo a sus ancianos, sus mujeres, sus ciudades y sus pueblos» 11/. Por su parte, Naftali Bennett ha preconizado matar a todas las personas «terroristas» detenidas más que meterlas en la cárcel. Y explicaba: «He matado a muchos árabes; ningún problema». En cuanto a Avigdor Lieberman 12/, éste afirma que «los israelíes árabes no tienen su lugar aquí. Pueden coger sus petates y desaparecer», añadiendo: «Quienes están en nuestra contra merecen ser decapitados con hacha» 13/. Propone incluso transportar a las personas presas palestinas «hasta el mar Muerto para ahogarlas»…
Pero estos extremistas lo saben: su huida hacia adelante podría suscitar, a medio plazo, reacciones negativas de la opinión pública. Si la ausencia de alternativa de izquierdas ha empujado a los israelíes cada vez más a la derecha, esta evolución tiene (¿aún?) límites: según una encuesta, la mitad de las personas encuestadas no estiman «sabio» proseguir la colonización de Cisjordania y el 53% se oponen a su anexión 14/. Esto es lo que explica sin duda la segunda dimensión de la radicalización de la actual coalición: el arsenal liberticida que ha hecho votar por le Parlamento desde el comienzo del decenio. Por si acaso.
Veamos a continuación una selección:
– una ley prohíbe todo llamamiento al «boicot de una persona debido a sus lazos con Israel o regiones bajo el control de Israel» (2011);
– otra ley priva de subvenciones del Estado a las organizaciones, instituicones o municipios que conmemoren la Nakba, la expulsión de 800.000 personas palestinas en 1948 (2011);
– el mismo texto instaura «comités de admisión» para decidir si una o varias personas que vienen a instalarse a una localidad o una ciudad son «convenientes» (2011);
– una enmienda a la ley fundamental sobre el gobierno lleva al 3,25% el umbral mínimo por debajo del cual una formación política no puede estar representada en el Parlamento (2014);
– una ley obliga a las ONG 15/ a declarar varias veces al año las subvenciones provenientes de gobiernos extranjeros si éstas representan más de la mitad de su presupuesto 16/ (2016);
– único en el mundo, un texto permite a 90 personas diputadas (de 120) expulsar a otras del Parlamento, por incitación, racismo o apoyo a la lucha armada (2016);
– otra legislación concede poderes excepcionales al Estado contra las «organizaciones terroristas» en Israel, incluso contra sus «miembros pasivos». Autoriza al ministro de defensa a confiscar sin juicio los bienes de los miembros de esas organizaciones (2016);
– una ley permite el encarcelamiento a partir de los 12 años de menores acusados de varios crímenes violentos (2016);
– una legislación autoriza a Israel a rechazar de sus fronteras a las personas o representantes de empresas, de fundaciones o de asociaciones que llamen al boicot (2017). Una lista de veinte ONG proscritas será publicada a comienzos de 2018;
– otra ley, propuesta por Bennet y votada en primera lectura, permite al ministro de la educación prohibir a asociaciones que denuncian al ejército -en este caso Breaking the silence que lleva campaña contra la violencia del ejército israelí en los territorios ocupados- intervenir en los establecimientos de enseñanza (2017);
– destinada a proteger a Benjamin Netanyahu, una legislación prohíbe a la policía informar al fiscal general de la existencia de motivos de inculpación en el marco de investigaciones de personalidades públicas (2017);
– una ley autoriza al Ministro del Interior a revocar el derecho de residencia en Jerusalén de personas palestinas sospechosas de «deslealtad» respecto al Estado (2018);
– prácticamente totalitaria, la última ley permite al Primer Ministro y al Ministro de Defensa declarar la guerra ellos solos, sin consultar al gabinete de seguridad ni a fortiori al Gobierno (2018).
Alianza con la extrema derecha europea
Dios los cría y ellos se juntan: Netanyahu recluta sus mejores amigos -es la tercera dimensión de la radicalización de su coalición- entre los peores populistas europeos. Como Viktor Orbán, el Primer Ministro húngaro, liquidador de las libertades húngaras, islamofobo y antisemita. El jefe del Likud no ha mostrado el menor disgusto al saber que unos días antes de su encuentro de julio de 2017, su huésped había hecho una apología del regente (1920-1944) Miklós Horthy, el Pétain húngaro, cuyos sucesores ayudaron a Adolf Eichmann a deportar y a asesinar a 430.000 personas judías húngaras. Netanyahu coquetea también con Jaroslaw Kaczynski, sin embargo inspirador de una ley que prohíbe evocar a los -numerosos- colaboradores polacos del ocupante nazi: ya en 1970, el historiador Szymon Datner estimaba que habían matado a 200.000 personas judías durante la segunda guerra mundial. Este texto negacionista, que desencadenó varias manifestaciones abiertamente antisemitas en el país, provocó tal escándalo que Varsovia tuvo que retroceder. Pero Yehuda Bauer, el principal historiador israelí de la Shoah, ha calificado la declaración de Netanyahu-Morawiecki de «traición estúpida, ignorante y amoral a la verdad histórica sobre la implicación polaca en el Holocausto» 17/.
Planteadas para justificar estas relaciones peligrosas, los pretextos diplomáticos no bastarían para explicar el acercamiento entre Israel y los partidos de extrema derecha oesteeuropeos. Desde diciembre de 2010, una treintena de dirigentes de extrema derecha -entre ellos el neerlandés Geert Wilders, el belga Philip Dewinter y el sucesor de Jörg Haider, el austríaco Heinz-Christian Strache- han visitado Israel, acogidos con los honores debidos a los invitados especiales. Entonces Viceprimer ministro y Ministro de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, que sueña con librar de musulmanes a un Estado que quiere exclusivamente judío, conversó entonces calurosamente con Wilders, que sueña, por su parte, con prohibir el Corán en los Países Bajos. Este último había incluso visitado una colonia judía en Cisjordania, donde había, según la AFP, «abogado contra la restituión de territorios a cambio de la paz con los palestinos, proponiendo la instalación «voluntaria» de los palestinos en Jordania». Para él, las colonias constituyen «pequeños bastiones de la libertad, desafiando a fuerzas ideológicas que niegan no solo a Israel, sino a todo Occidente, el derecho de vivir en paz, dignidad y libertad».
Más recientemente, el Likud ha enviado a uno de sus diputados, Yehuda Glick, a reunirse con el Freiheitliche Partei Österreichs (FPÖ) 18/ fundado por Jörg Haider tras su vuelta al gobierno austríaco. Es muy probable que contacte también con la Liga ganadora, con el Movimiento Cinco Estrellas, de las últimas elecciones italianas. Solo sigue siendo non grata en Israel la formación de Marine Le Pen, cuyo compañero, Louis Alliot, si lo ha visitado.
En esta radicalización hay algo de hubris griego, mezcla de vértigo, de orgullo y de desmesura, contra el que los dioses ejercían su venganza. Netanyahu y sus aliados/rivales se creen todo permitido porque estiman tener una especie de póker de ases. Primer as, Donald Trump, el presidente americano más proisraelí de la historia, apoyado en particular por decenas de millones de evangelistas. Tras la transferencia de su embajada a Jerusalén, reconocerá sin duda la anexión del Golán, incluso apoyará una aventura israelí contra Teherán. En definitiva, no negará nada a Tel Aviv. El segundo as es Mohamed Ben Salman, el príncipe heredero saudita, que ha decidido abandonar abiertamente la causa palestina para aliarse con Washington y Tel Aviv contra Irán. El tercer as, son Mahmud Abbas y Yahya Sinuar, los hermanos enemigos palestinos incapaces de superar las divisiones entre Fatah y Hamás, proporcionando así a Israel una baza de grandísima importancia. En fin, cuarto as, las guerras de Siria, Yemen, Irak y Libia, que marginan la cuestión palestina, antaño central.
Hacer callar todas las críticas
Su huida hacia adelante, Netanyahu y sus aliados-rivales lo saben, no podrá sino acentuar, a medio plazo, el aislamiento internacional del gobierno israelí. El Estado de Palestina ha entrado ya en la UNESCO (2011), las Naciones Unidas (2012) y el Tribunal Penal Internacional (2015). Y la Asamblea General ha votado a finales de 2017 a favor del derecho del pueblo palestino a la autodeterminación y a un Estado por 127 votos a favor, 7 en contra (Canadá, Estados Unidos, Israel, Islas Marshall, Estados Federados de Micronesia, Nauru y Palaos) y 4 abstenciones (Camerún, Honduras, Togo, Tonga). En las encuestas de opinión en todo el mundo sobre la imagen de los diferentes Estados, Israel está desde hace una quincena de años en el pelotón de cola, con Corea del Norte, Irán y Pakistán.
Ahí está porqué el gobierno israelí se esfuerza por hacer callar las críticas a su política. De ahí su voluntad de criminalizar la campaña Boicot-Desinversiones-Sanciones (BDS) 19/, calificada por Netanyahu como «amenaza estratégica mayor» que combate con una organización recientemente dotada de 72 millones de dólares 20/. A esta primera operación se añade desde hace dos años una segunda, que tiene por objetivo prohibir el antisionismo, asimilado al antisemitismo. Apoyándose en una frase de Emmanuel Macron en la conmemoración de la redada del Vel´d´Hiv, el presidente del Consejo Representativo de las Instituciones Judías en Francia (CRIF) exige, por ejemplo, una ley en este sentido, a partir de una «definición» del antisemitismo elaborada por un lobby, la International Holocaust Remembrance Alliance (IHRA).
Todo esto plantea una cuestón de vocabulario, evidentemente política. Tratándose de cualquier otro país, una evolución como la de Israel desde hace algunos años sería calificada de fascistización. Por supuesto, toda comparación tiene sus límites. Pero ¿cómo olvidar que, si la corriente de la que ha salido Benjamin Netanyahu -el sionismo revisionista de Vladimir Zeev Jabotinsky- no se reclamaba del fascismo, Benito Mussolini, por su parte, se reclamaba de Jabotinsky? «Para que el sionismo triunfe», confió el Duce en 1935 a David Prato, futuro gran rabino de Roma, «necesitáis un Estado judío, con una bandera judía y una lengua judía. La persona que comprende verdaderamente esto, es vuestro fascista, Jabotinsky» 21/. Azar o premonición? Ben-Zion Netanyahu, el padre de Benjamin, sirvió de secretario de Jabotinsky. ¡De tal palo, tal astilla!.
https://orientxxi.info/magazine/en-israel-les-trois-dimensions-d-une-derive-fascisante,2542
Traducción: Faustino Eguberri paraviento sur
Notas
1/ https://www.lemonde.fr/idees/article/2018/02/18/zeev-sternhell-en-israel-pousse-un-racisme-proche-du-nazisme-a-ses-debuts_5258673_3232.html
2/ https://orientxxi.info/magazine/comment-l-occupation-a-fini-d-imposer-la-mentalite-coloniale-a-la-societe,1944
3/ https://orientxxi.info/va-comprendre/israel-palestine-vers-l-etat-unique,1783
4/ https://www.i24news.tv/fr/actu/israel/politique/127210-161007-nous-devons-donner-nos-vies-pour-l-annexion-de-la-cisjordanie-bennett
5/ https://orientxxi.info/magazine/amona-demanteler-une-colonie-israelienne-pour-legaliser-toutes-les-autres,1635
6/ https://fr.timesofisrael.com/en-limitant-la-cour-supreme-bennett-dit-vouloir-reequilibrer-la-democratie/
7/ https://fr.timesofisrael.com/abbas-cisjordanie-le-vote-du-likud-sur-lannexion-de-zones-admis-par-washington/
8/ https://www.lemonde.fr/proche-orient/article/2018/01/03/israel-vote-une-loi-pour-empecher-la-division-de-jerusalem_5236955_3218.html
9/ https://www.mediapart.fr/journal/international/080218/jerusalem-des-diplomates-europeens-accablent-trump-et-netanyahou?onglet=full
10/ Ley aprobada el 18/07/2018. Ver https://elpais.com/internacional/2018/07/19/actualidad/1531973268_687632.html -ndt
11/ Le Parisien, 12/05/2015. la página Facebook archivada está en https://archive.is/zWrrG nota DV.
12/ https://orientxxi.info/magazine/avigdor-lieberman-ou-la-poussee-de-l-extreme-droite-decomplexee-en-israel,1348,1348
13/ http://www.nouvelobs.com/galeries-photos/photo/20160530.OBS1515/en-images-israel-les-declarations-surrealistes-d-avigdor-lieberman.html
14/ Pero solo el 24% estima que la gente palestina debería, en caso de anexión, gozar del derecho a voto, el 30% contemplando un esatuto de «residente»: Institut de la démocratie israélienne (IDI), 8/02/2017 nota DV
15/ https://orientxxi.info/magazine/museler-les-organisations-de-defense-des-droits-humains-un-objectif-de-la,1053
16/ Escapan a esta obligación las asociaciones de derechas y de extrama derecha que son bien financiadas por fundaciones judías americanas extremistas -nota DV
17/ https://www.haaretz.com/opinion/.premium-okay-so-the-poles-didn-t-murder-jews-1.6242474
18/ https://fr.timesofisrael.com/un-depute-du-likud-va-rencontrer-le-vice-chancelier-autrichien/
19/ https://orientxxi.info/lu-vu-entendu/derriere-la-vitrine-culturelle-israelienne-une-intolerable-occupation,1863
20/ https://fr.timesofisrael.com/israel-approuve-un-plan-anti-bds-a-72-millions-de-dollars/
21/ Citado porLenni Brenner, Zionism in the Age of the Dictators, Croom Helm, Londres et Canberra, 1983 -nota DV