Moshé Machover
Recientemente estaba viendo las noticias en vivo desde Jerusalén, que ejemplifican de manera aterradora el tema de este artículo. 1 Hubo una gran demostración de odio liderada por unos matones mesiánicos, que atravesaban las puertas de la ciudad vieja de Jerusalén, burlándose y atacando a los habitantes palestinos y celebrando la conquista de 1967.
Esto me lleva al tema de la ideología. No me referiré a la colonización sionista como tal, sino al papel excepcional del tipo especial de ideología utilizada para inflamar, justificar y alimentar el conflicto en el lado israelí. Es continuación de un artículo anterior, publicado hace cinco años: a saber, ‘Israel y el asno del Mesías’. 2 (Más tarde se publicó una versión ligeramente diferente del artículo en Monthly Review 3 ).
La referencia es al libro de Zacarías del Antiguo Testamento (9: 9), que puede leerse como una profecía de que el mesías llegará victorioso, no montado en un caballo, sino en un asno. En otras palabras, será victorioso y humilde como la gente común. Esto es relevante para lo que discutiré a continuación.
Lo que voy a tratar primero es el peligroso papel incendiario de la fusión y adaptación mutua de dos componentes. El primero es una corriente dentro del sionismo -una mutación religiosa del mismo, si se quiere- que sacó a la luz algo que de hecho era inmanente al sionismo desde el principio. Ahora está jugando un papel esencial al tirar del carro del sionismo en su dirección: en otras palabras, hacia una evolución religiosa.
El segundo componente de esta fusión es una variante dentro del judaísmo, la religión judía (el judaísmo es, por supuesto, un conglomerado de muchas variantes diferentes). Esta en particular promueve dos cosas: el tribalismo de esa religión y el enfoque en un territorio sagrado. Si bien esto no es común a todas las religiones, ciertamente es parte de este antiguo estrato del judaísmo, que se centró principalmente en un territorio determinado.
El judaísmo evolucionó a partir de su forma muy antigua que data de alrededor del siglo X a. C., cuando Yahweh (Jehová) llegó a la tierra de Canaán desde Edom, al otro lado del río Jordán, según algunos versículos de la biblia hebrea. Era el dios de una tribu particular (la religión antigua no negaba la existencia de otros dioses) y estaba adscrito a un territorio particular, que era el único lugar donde se le rendía culto. Esta corriente bastante arcaica permaneció en el ‘supermercado de ideas’ que se desarrolló más tarde.
Esta fusión entre un componente religioso del sionismo y la variante tribal-territorial dentro de la religión judía constituye una combinación incendiaria que estamos presenciando en su forma agresiva actual, simbolizada por la estrella hexagonal (a veces llamada Estrella de David), que es un símbolo religioso tradicional, así como el logotipo tanto del movimiento sionista como de Israel. Aparece en las sinagogas, donde no tiene connotación sionista, así como en la bandera del estado de Israel. Esto es lo que agitaban los miles de matones que entraban a raudales por las antiguas puertas de Jerusalén.
Este tipo de fusión ideológica no ha sido universal en los conflictos coloniales y comunales de todo el mundo. Tomemos, por ejemplo, Irlanda del Norte, donde supuestamente el conflicto es entre dos grupos religiosos: protestantes y católicos. Pero en realidad es un conflicto político, y así es en el caso de Palestina. La diferencia, sin embargo, es que, mientras que en Irlanda del Norte no existe un problema teológico que divida a unionistas y republicanos, la teología juega un papel muy importante en Israel.
Ha habido casos en todo el mundo que eran similares: por ejemplo, India. Sin duda, un experto en el tema confirmaría que tales ideas teológicas han jugado un papel en el conflicto entre comunidades en aquel país.
Es muy probable que la próxima gran confrontación, que puede tener un papel devastador en la política local, regional y global (y que podría ocurrir en cualquier momento), sea detonada por los eventos en al-Haram al-Sharif, también conocido como el Monte del Templo. Este, junto con otros lugares sagrados, ha sido un foco recurrente de conflictos.
Masacres
Permítanme mencionar algunos eventos que comenzaron allí. En 1929, una masacre que tuvo lugar en Hebrón, otra ciudad santa al sur de Jerusalén, comenzó como resultado de rumores que no fueron del todo inventados de que los judíos estaban tratando de infiltrarse en el recinto y apoderarse de la mezquita del Monte del Templo en Jerusalén. Hillel Cohen escribió un libro, publicado en 2015, titulado Year Zero of the Arab-Israeli conflict: 1929, en el que describe lo sucedido. Los rumores, difundidos por personas que llegaban a Hebrón, provocaron una masacre de judíos por parte de los musulmanes indignados.
Hebrón también fue testigo de la masacre de musulmanes perpetrada por un miembro del grupo religioso extremista Kach, Baruch Goldstein, en 1994. Entró en la mezquita principal, que tanto musulmanes como judíos creen que es la tumba de Abraham, y ametralló a los musulmanes que rezaban en lo que se conoció como la masacre de la Cueva de los Patriarcas (los fieles, desarmados, lograron detenerlo y lo golpearon hasta matarlo). A pesar de eso, se convirtió en un héroe para los sionistas religiosos fanáticos. Sus seguidores tienen un papel muy destacado en los acontecimientos que se están desarrollando actualmente.
En el año 2000, Ariel Sharon se convirtió en líder del Likud, la oposición israelí. Hizo una visita al santuario de Haram al-Sharif en Cisjordania, acompañado por policías armados. Fue una gran provocación, destinada a desafiar al gobierno de Ehud Barak, y provocó el estallido de la segunda intifada, que se prolongó durante cinco años y provocó la muerte de más de 6.000 personas, la mayoría de ellas palestinas.
En mayo de 2021, hubo otro incidente importante durante el Ramadán. En el este de Jerusalén, fuera de la ciudad vieja, varias familias palestinas fueron desalojadas de Sheikh Jarrah para dejar lugar a los colonos israelíes. Hubo una provocación desencadenada por una marcha de colonos sionistas religiosos, lo que provocó una reacción de Hamás y otras facciones musulmanas en Gaza, desencadenando el enfrentamiento que terminó con la destrucción de gran parte de la Franja de Gaza. Eso incluyó el bombardeo y la destrucción del edificio que albergaba la sede de la agencia de noticias Al Jazeera en Gaza. Por cierto, un eco reciente de este evento fue el asesinato por parte de un francotirador israelí de la periodista palestina Shireen Abu Akleh, también provocado por los eventos en el lugar sagrado de Jerusalén.
Debo señalar que, en parte, la mayor sensibilidad de este lugar se debe a que Israel está tratando de cambiar el statu quo que se acordó poco después de la ocupación de Jerusalén este en 1967. Este statu quo pretendía preservar un equilibrio muy delicado. E incluye el acuerdo que otorga la custodia a Jordania del tercer lugar más sagrado del Islam, al-Haram al-Sharif. Un pacto que se remonta a cuando Palestina estaba bajo el dominio turco, y que se conservó bajo el mandato británico, que otorgó al waqf (herencia), los propietarios musulmanes de este lugar el derecho a administrarlo y evitar que los no musulmanes ingresen al recinto que rodea la mezquita de al-Aqsa.
En 1967, Moshe Dayan, entonces ministro de Defensa de Israel, llegó a un acuerdo con el rey hachemita de Jordania, Hussein bin Talal, de que solo los musulmanes podrían rezar en este recinto. A las personas de otras religiones se les permitiría visitar el sitio, pero no se les permitiría participar en la oración. El gobierno jordano todavía es reconocido por Israel como el custodio de este lugar sagrado.
¿Por qué Dayan alcanzó este acuerdo, que prohíbe a los judíos rezar en este lugar? Simplemente porque sabía que los rabinos ortodoxos prohibían a los judíos ir a este lugar sagrado; hacerlo se consideraba un sacrilegio. Entonces, ¿por qué los judíos lo hacen ahora? Ahí es donde entra la ideología.
La ideología es muy flexible y puede modificarse para adaptarse a las condiciones y ambiciones materiales. Permítanme describir lo que está sucediendo. Esta corriente neo-mesiánica dentro del judaísmo se ha desarrollado, por así decirlo, en contraposición con la postura tradicional del judaísmo ortodoxo. El autor de esta mutación fue un rabino, Abraham Isaac Kook, quien fundó a principios de la década de 1920 una yeshivá (institución educativa superior religiosa judía), en la que promovió lo que entonces era una ideología muy inusual. El judaísmo ortodoxo rabínico habitual prohibía a los judíos tratar de dominar Palestina, y ciertamente ir al Monte Sagrado, que se preservaba para la venida del Mesías (no la ‘segunda venida’; después de todo, Jesús fue uno de varios de impostores…). Un día vendría el verdadero mesías, montado en su asno profético, y reuniría a los judíos en Tierra Santa.
Sin embargo, el rabino Kook desarrolló una teología según la cual el mesías en realidad está por llegar y el sionismo es su heraldo. Aunque la mano de dios no debe ser forzada antes de la llegada del mesías, ¡ahora está en camino!
Se podría señalar que el sionismo era entonces un movimiento mayoritariamente secular. Por lo tanto ¿cómo podría ser el heraldo del mesías? La respuesta de Kook fue que el sionismo era el equivalente al asno del mesías; un mero vehículo. De ahí nace el título de mi artículo, al que me refería al principio. La yeshivá de Kook fue donde nacieron los fanáticos mesiánicos sionistas.
Abanico
Permítanme ahora describir el abanico de los fanáticos de hoy. ¿Cuál es la punta de flecha de este sionismo religioso, la fusión del judaísmo y el sionismo? En primer lugar, están los ‘grandes’ -los líderes políticos, si se quiere- y me gustaría mencionar a dos de estos políticos mesiánicos nacionalistas, que están entre los más conocidos.
(Por cierto, en su mayor parte, estas personas no son parte de la corriente ultraortodoxa del judaísmo; no son el tipo de personas que se encuentran en algunas áreas de Nueva York o el este de Londres, que son los haredim estrictos o ‘temerosos’ de Dios. Siguen estrictamente las posiciones tradicionales del «judaísmo medieval», que se opone a varios cambios políticos. El movimiento sionista religioso proviene de las corrientes menos ortodoxas y menos extremas del judaísmo en términos religiosos).
En primer lugar, está Bezalel Smotrich, ex vicepresidente de la Knesset, que ha pedido abiertamente la expulsión de los palestinos de Cisjordania y cuyo modelo es el libro de Josué, que describe la limpieza étnica de la tierra de Canaán por parte de los israelitas que salieron de Egipto. (Esto es, por supuesto, un mito, pero Smotrich es un creyente…)
Pero, en todo caso, Smotrich ha sido superado por la derecha por un racista violento, Itamar Ben-Gvir. En la década de 1980 era un joven miembro de una organización que fue declarada ‘grupo terrorista judío’ por las autoridades israelíes y estuvo encarcelado por un corto periodo de tiempo. No sirvió en el ejército israelí porque se le consideraba demasiado peligroso para estar en sus filas. Es como un hombre que corre con una antorcha encendida en busca de pólvora, un agitador peligroso que se puede ver entre los que gritan consignas provocativas en las manifestaciones que acaban de tener lugar en las cercanías del lugar sagrado.
Así que estos dos son unos ‘adultos’, pero tienen muchos seguidores entre los jóvenes, generalmente adolescentes y veinteañeros. La punta de flecha de esta generación más joven está formada por fanáticos que pueblan los asentamientos de Cisjordania, algunos de los cuales son considerados ilegales incluso por las autoridades israelíes. Actúan como una especie de cabeza de puente cerca de las ciudades y pueblos palestinos y se dedican a hostigar a los habitantes, atacándolos a ellos y a sus propiedades. Dañan sus casas, incendian sus coches, dañan su ganado, arrancan sus olivos y destruyen sus cultivos. Se han apoderado de pastos, campos de cultivo y recursos hídricos, pero en realidad están protegidos por las fuerzas armadas israelíes, a pesar de que sus acciones son ilegales según la ley israelí.
Un hecho muy común es que, cuando un agricultor palestino, por ejemplo, presenta una denuncia ante la policía israelí, es el denunciante quien es detenido para ser interrogado. En lugar de arrestar a los matones religiosos, es el anciano pastor o el agricultor el detenido.
¿Qué hay detrás de esta fusión de sionismo y extremismo religioso? Permítanme citar un intercambio que tuvo lugar en el periódico israelí Ha’aretz en abril entre dos escritores que son muy críticos con lo que está pasando. Uno es Gideon Levy, a quien considero un muy buen reportero de las atrocidades cometidas por los colonos israelíes, aunque no creo mucho en su análisis político. El otro es el columnista Michael Brizon (que usa el seudónimo B Michael), que es un satírico brillante.
Levy afirma:
«Todo está inmerso en la religión y el fundamentalismo: el Monte del Templo, la Tumba de José [otro foco de problemas en Cisjordania], la yeshivá en Homesh, los peregrinos, los fieles, el Ramadán, el cordero sacrificado, el Templo. Una guerra religiosa sacada directamente de las historias bíblicas.
A pesar de esto, no se equivoquen: la religión es solo un accesorio teatral. El motivo que impulsa a los colonos y sus partidarios sigue siendo ultranacionalista, alimentado por intereses inmobiliarios, así como la maldad, la violencia y el sadismo concomitantes empleados por los colonos y las autoridades que están detrás de ellos«. 4
Esta es la respuesta de B Michael, el satírico, en su artículo titulado ‘La religión, no el nacionalismo o los bienes raíces, es la culpable en Israel’:
«No, se trata realmente de religión. Casi todo es acerca de la religión. Y la religión no es en absoluto “simple escenografía”, como escribiste en tu artículo de opinión. Ojalá lo fuera. Pero este es un drama religioso, en el que la fe es el dramaturgo, el director, el productor, el elenco y hasta el cajero que vende boletos.
Querías que las cosas parecieran peor de lo que parecen al presentar a los colonos mesiánicos como impostores, cínicos y pseudocreyentes que en la vida real son realistas codiciosos que quieren unos bienes raíces. Pero no son eso: son auténticos locos religiosos. Realmente quieren ‘borrar la abominación’ de la tierra y purificarla. Realmente sueñan con el día en que la sangre de los sacrificios sea rociada sobre el altar. Asimismo, son verdaderos fanáticos, en el más pleno sentido histórico y sangriento de la palabra. Y los fanáticos, la historia nos enseña una y otra vez, son mucho más peligrosos que los cínicos«. 5
Permítanme comentar que, mientras que Levy no tiene antecedentes religiosos, B Michael fue a una escuela religiosa, por lo que sabe bastante sobre judaísmo.
Ideología
Entonces, ¿quién tiene razón? Ambos, en cierto modo. Eso es lo que pasa con la ideología, que funciona mejor cuando la gente realmente cree en ella. Pero creen en una ideología particular cuando sirve a su propósito o satisface su necesidad, por lo que se necesita una analogía freudiana. La gente cree muy apasionadamente, pero no siempre son conscientes del motivo de sus creencias. Así es como funciona la ideología, y no funcionaría en absoluto si fuera solo un accesorio teatral.
De todas las ideologías, la más eficaz, la que funciona con mayor potencia, es la religión, y la segunda más potente es el nacionalismo. Si bien no soy un experto en estas cosas, me parece que la religión es tan poderosa porque se cree que está ordenada por fuerzas superiores a nosotros; como resultado, las personas sacrifican sus vidas por la causa de la religión; el martirio religioso está muy extendido. El nacionalismo también se ha cobrado un gran número de mártires. Esto se debe a que sus reivindicaciones parecen emanar no de los individuos, sino de la ‘comunidad a la que todos pertenecemos’.
(Cuando Benedict Anderson habló de la nación como una “comunidad imaginada”, muchos lo malinterpretaron como que las naciones son imaginarias. Lo que quiso decir es que la idea de que la nación constituye una comunidad es imaginaria. No se puede conocer personalmente a todos los miembros de tu nación, como puedes dentro de tu comunidad local real).
Dejando eso de lado, la religión y el nacionalismo pueden combinarse para formar una ideología muy potente. Las personas que defienden esta ideología, los nacionalistas fanáticos religiosos, no constituyen en ningún caso la mayoría de la población israelí. Permítanme dar algunas estimaciones. En primer lugar, aquellos que se describen a sí mismos como judíos constituyen el 75 % de la población, mientras que los árabes constituyen el 20 % (el resto está compuesto por personas de varias otras autodescripciones).
Entre los judíos, el 43,1% se describen a sí mismos como ‘laicos’: es decir, no siguen ninguna práctica religiosa. Otro 33,4% dice que son ‘tradicionalistas’ (pueden seguir ciertas prácticas religiosas, pero no de manera consistente). El 10,1% son haredim, que no se adhieren al sionismo (muchos se oponen a él). Eso deja solo un 11,3% de la población judía que son sionistas religiosos.
Sin embargo, este pequeño porcentaje impone un precio político muy alto: a veces, un grupo relativamente pequeño puede ejercer una influencia muy marcada y ser muy importante en la fijación de la agenda. Un ejemplo es el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte. El DUP y sus partidarios no representan una gran proporción de la población, ciertamente no en el Reino Unido en su conjunto. Pero ejercen una enorme influencia sobre la política del Reino Unido.
Pero no es sólo una cuestión de la considerable capacidad de la minoría sionista religiosa de pesar en el juego político. Se ha dicho que el colonialismo de asentamiento es como un gas: se expande para llenar todos los espacios disponibles. Esto se aplicó a América del Norte y Australia, y hoy se aplica a la colonización de Palestina, mientras hablamos. Se sigue expandiendo por varias razones. En primer lugar, hay un sentimiento de poder: podemos hacerlo, entonces, ¿por qué no lo hacemos y así nos volvemos más fuertes? Luego está la cuestión de la ‘seguridad’. A medida que se expande el colonialismo de asentamientos, encuentra la resistencia de aquellos que están siendo excluidos, lo que resulta en que los colonos se vean a sí mismos como ‘atacados’ – ¡por sus víctimas! Esta es la dialéctica que exige someter a aquellos descritos en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos como «salvajes indios despiadados»: es decir, los desposeídos que resisten a esos inocentes colonos. Y como consecuencia, el derecho a hacerse con tierras y recursos naturales codiciados.
Pero la expansión continua, que es una característica del colonialismo de asentamientos, no puede funcionar bien sin una justificación ideológica: esas necesidades por sí solas, descritas anteriormente, no son suficientes para brindar tal justificación. También existe la necesidad de apoyo de un ‘poder superior’ para justificar tal expansión. Este papel lo desempeñan los sionistas mesiánicos en Israel: son las unidades de comando altamente motivadas de la expansión sionista.
No se debe solo a su influencia política, como en el caso del DUP, sino también a que los sionistas mayoritarios no tienen una verdadera contrafuerza ideológica. El sionismo convencional tuvo un comienzo secular, pero incluso entonces tenía una raíz religiosa clandestina: comenzó como una versión secularizada de una ideología religiosa.
El sionismo afirma que los judíos son ‘una nación’, pero ciertamente no constituyen una nación en el sentido moderno. Es compatible con una sola religión: el judaísmo. Un converso al judaísmo es considerado miembro de la ‘nación judía’, mientras que un renegado del judaísmo no lo es. Así que el ‘sionismo secular’ nunca cortó sus raíces religiosas.
Los sionistas no se inspiraron en el Talmud, el texto central del judaísmo rabínico, sino en la biblia hebrea, la capa más arcaica del judaísmo. Como la mayoría de las religiones, el judaísmo es muy adaptable: tiene muchas capas y muchos componentes. Ha sufrido muchos cambios y transformaciones a lo largo del tiempo.
La parte más influyente del Talmud no se compuso en Tierra Santa, sino en Mesopotamia, el Irak de hoy. Debido a que el centro del judaísmo se había desplazado de Tierra Santa, existía el deseo de reenfocarlo fuera de Palestina. Se habían adaptado al hecho de que el judaísmo ya no era una religión basada en la Tierra Santa original.
Una evolución muy posterior, análoga, tuvo lugar en la comunidad judía de los Estados Unidos. Allí se adaptó al hecho de que se habían convertido en un foco esencial de la religión judía y esto se ejemplifica en la denominación mayor del judaísmo estadounidense, conocida como judaísmo reformado.
El documento fundacional de este movimiento, que data de 1885, reacciona muy negativamente al sionismo. Aunque el movimiento sionista aún no se había fundado oficialmente, el sionismo ya estaba en el aire en ciertas partes de Europa. Este texto es de la plataforma de Pittsburgh de 1885:
«Ya no nos consideramos una nación, sino una comunidad religiosa, y por lo tanto no esperamos ni un regreso a Palestina, ni un culto sacrificial bajo los hijos de Aarón, ni la restauración de ninguna de las leyes relativas al estado judío«. 6
Esto es, si se quiere, es análogo a lo que establecieron los autores del Talmud de Babilonia: es decir, el judaísmo ya no se centra en Palestina; no somos una nación política, sino puramente una religión.
Los sionistas mesiánicos han tomado la ruta totalmente opuesta. Se esfuerzan ardientemente por revivir el culto sacrificial en un templo judío construido sobre las ruinas de los actuales santuarios musulmanes. Son capaces de jugar su peligroso juego de provocación porque creen apasionadamente en lo que están haciendo, mientras que otras corrientes del sionismo no tienen nada para contrarrestarlos.
Nacionalismo árabe
Permítanme hacer algunas observaciones sobre la relación entre nacionalismo y religión en el lado árabe. La situación aquí es bastante diferente.
Es cierto que la arabización y la islamización coincidieron en Palestina, que se volvió predominantemente musulmana al mismo tiempo que se hacía predominantemente árabe, alrededor del año 700 d.C. Sin embargo, no existe una conexión esencial duradera entre las dos: los países islámicos más grandes del mundo moderno no son árabes. Por el contrario, hay muchas minorías árabes no musulmanas, cristianas y otras, en los países árabes. De hecho, el nacionalismo árabe actuó como un contrapeso al panislamismo. Típicamente, el nacionalismo árabe moderno fue iniciado por no musulmanes. Era una alternativa al panislamismo. Uno de esos pioneros fue George Antonius, no musulmán, como puede deducirse de su nombre, y nativo del Líbano. Otro fue Michel Aflaq, un sirio.
Del mismo modo, entre los líderes palestinos ha habido muchos no musulmanes. George Habash era líder del Frente Popular, mientras que Nayef Hawatmeh encabeza el Frente Democrático Popular. Y, por supuesto, la última figura heroica es Shireen Abu Akleh, quien fue una firme defensora de la identidad palestina y reportera de Al Jazeera. Por lo general, en su funeral católico, que fue brutalmente atacado por la policía israelí, tanto un sacerdote católico como un importante clérigo musulmán rezaron. ¡No es algo que se esperaría en el lado israelí!
Es cierto que el islamismo ha aparecido recientemente dentro del nacionalismo palestino, así como dentro del mundo árabe en general. Pero eso se debe a los fracasos políticos del nacionalismo árabe secular. Ha creado un vacío por el que la ideología islámica ha intentado meterse.
Sin embargo, la situación no es en absoluto paralela a la israelí. Permítanme mencionar la Cúpula de la Roca, el santuario islámico ubicado en el Monte del Templo. Pero no es solo un símbolo religioso: se convirtió en un símbolo nacional desde los primeros tiempos. Bajo el mandato británico, la Cúpula de la Roca fue un símbolo de Palestina: aparecía en el billete de la libra palestina y en los sellos postales de entonces. Se ha convertido en un foco del nacionalismo palestino para personas que no eran musulmanas.
Esta es una explicación de por qué los eventos que comenzaron el año pasado alrededor de al-Haram al-Sharif incluyeron no solo a musulmanes, sino también a palestinos de todo tipo.
Notas:
1, https://www.sinpermiso.info/textos/progrom-anti-palestino-en-jerusalen
2, https://www.sinpermiso.info/textos/israel-y-el-asno-del-mesias
3, monthreview.org/2020/02/01/messianic-sionism . ↩︎
4. www.haaretz.com/opinion/.premium-how-israel-uses-radical-islam-to-justify-the-occupation-1.10758331 . ↩︎
5. www.haaretz.com/opinion/2022-04-26/ty-article-opinion/religion-not-nationalism-or-real-estate-is-to-blame-in-israel/00000180-66ae-d030-a3cc- 7eaf4a310000 . ↩︎
6, people.ucalgary.ca/~elsegal/363_Transp/PittsburgPlatform.html . ↩︎
Moshé Machover es un veterano militante socialista antisionista israelí que fue co-fundador de la extinta Organización Socialista de Israel (Matzpen). En la actualidad vive en Londres. Es profesor emérito de filosofía del King’s College, de la Universidad de Londres. Su libro más reciente es Israelis and Palestinians: conflict and resolution, London 2012. Varios de sus iluminadores artículos pueden consultarse en los archivos de Sin Permiso.
Fuente: https://weeklyworker.co.uk/worker/1398/messianic-colonialism/
Traducción: Enrique García para sinpermiso.info