Por Julian Weber y Oliver Schmale (dpa)

Stuttgart, 4 sep (dpa) – La industria automotriz alemana enfrenta una enorme presión, ya que los proveedores sufren la desaceleración de la producción y muchas fábricas operan por debajo de su capacidad, mientras que las inversiones en movilidad eléctrica aún no reportan beneficios.
El experto en automoción de la consultora EY, Constantin Gall, destacó hoy que los proveedores sufren especialmente por la caída en el número de unidades producidas.
«Es apenas una parte de lo que se había previsto. Esto no se debe únicamente a la baja demanda de autos eléctricos. En épocas como esta, para muchas personas la compra de un vehículo no está entre sus prioridades», señaló Gall.
«Los grandes conglomerados están pasando por muchas dificultades, porque la complejidad de sus estructuras los consume», afirma el experto. Además, añade, los fabricantes están recuperando más valor agregado internamente para mantener sus fábricas en funcionamiento.
Según Gall, las empresas deben simplificarse y concentrarse en las áreas que aún generarán ganancias en el futuro. «Los proveedores europeos cargan con mucho lastre», señala. Explica que esta situación no se debe a necesariamente hayan hecho algo mal, sino a que la industria se desarrolló así durante décadas y hasta hace poco funcionaba muy bien.
«Ahora, muchos están paralizados, como conejos frente a la serpiente, en lugar de actuar. Es como intentar cubrir una herida abierta con un apósito, sabiendo que en realidad se debería coser», comenta.
La crisis afecta considerablemente al mayor proveedor de autopartes del mundo, la alemana Bosch. Según sus propios informes, solo es parcialmente competitiva. Están particularmente afectados productos como unidades de control, motores, sistemas de dirección, piezas para autos eléctricos, software para vehículos y servicios de ingeniería para fabricantes de automóviles.
Aunque las razones de la crisis varían según el área, la producción de vehículos reducida, los proyectos aplazados por los fabricantes y las sobrecapacidades resultantes son un problema general. Además, se suma una creciente presión competitiva y de precios, por ejemplo, por parte de proveedores chinos.
El problema para Bosch es que otros sectores de la empresa, que incluyen calefacción, electrodomésticos y herramientas eléctricas, tampoco funcionan de manera óptima. Por ello, desde finales de 2023 la compañía, con sede en Gerlingen, cerca de Stuttgart, ha implementado varios programas de ahorro.
Se espera que casi 15.000 puestos de trabajo desaparezcan a nivel mundial en los próximos años, gran parte de ellos en el área de proveedores en Alemania. También se redujo la jornada laboral de miles de empleados. Stefan Hartung, director general de Bosch, prevé nuevos recortes.
Por su parte, la alemana Continental, enfrenta semanas decisivas. El 18 de septiembre la compañía planea escindir su debilitada división de autopartes y sacarla a bolsa como empresa independiente. El director de Conti, Nikolai Setzer, la califica como la «reestructuración más profunda de la historia de la empresa”, que busca liberar «nuevas fuerzas».
Se trata de un retroceso histórico: Continental comenzó en 1871 fabricando herraduras y neumáticos para carruajes y bicicletas, a los que luego se sumaron los neumáticos para automóviles. Tras varias adquisiciones, la empresa se convirtió en el tercer proveedor de autopartes más grande del mundo. En 2021, Continental ya había escindido la división de propulsión Vitesco. Ahora, la compañía vuelve a centrarse exclusivamente en neumáticos, ya que también planea desprenderse de su división de tecnología de plásticos.
El negocio de autopartes de Continental fue durante mucho tiempo un punto débil, registrando pérdidas en varios años. Recientemente, sin embargo, la mayor división por facturación logró generar algo más de ganancias. Aunque los ingresos del segundo trimestre cayeron un 5 % debido a la desaceleración de la producción de autos, la mayor parte de esa caída no impactó en los beneficios, gracias a recortes de costes y aumentos de precios.
En esta división, la política de ahorro se ha intensificado, y más de 10.000 puestos de trabajo serán eliminados, aproximadamente la mitad en administración y la otra mitad en investigación y desarrollo.
La nueva empresa Aumovio ofrecerá, entre otros productos, frenos, suspensiones, electrónica de vehículos, soluciones de infoentretenimiento, sensores y componentes para la conducción asistida y automatizada. Actualmente, esta división cuenta con unos 92.000 empleados, casi la mitad de la plantilla de Continental. El ingreso del año pasado fue de aproximadamente 19.400 millones de euros (22.600 millones de dólares).
Por su parte, la fábrica de engranajes Friedrichshafen, conocida como ZF, con sede en el Lago de Constanza, lleva años en modo de crisis. También para este año se esperan nuevas pérdidas. Los aproximadamente 50.700 empleados en producción y administración están preocupados por sus puestos de trabajo, ya que miles de empleos podrían perderse en los próximos años.
ZF ofrece, además de transmisiones automáticas y manuales, componentes de suspensión, sistemas de dirección, motorizaciones, frenos y tecnología de seguridad.
Un punto crítico en la reestructuración del grupo es actualmente la división de motorizaciones, conocida internamente como «División E». En parte, esta área no es competitiva. Incluye motores eléctricos, híbridos y de combustión, y sufre especialmente por el retraso en la adopción de la movilidad eléctrica, así como por los altos costos y bajos márgenes en el negocio tradicional de transmisiones.
A nivel mundial, aproximadamente uno de cada cinco empleados de ZF trabaja en esta división, que en 2024 generó casi una cuarta parte de los ingresos totales. ZF y los representantes de los trabajadores planean negociar en las próximas semanas la reestructuración de esta división clave en crisis.
En su momento, el proveedor Mahle, conocido por sus amortiguadores, obtenía grandes beneficios con los motores de combustión. Sin embargo, desde hace años la empresa está en proceso de transformación. En su estrategia, la gestión térmica juega un papel clave. Se trata de tecnologías para calentar y enfriar vehículos, un aspecto especialmente importante en los autos eléctricos.
Debido a que el negocio de Mahle enfrenta dificultades en los últimos doce meses se eliminaron alrededor de 600 puestos en Alemania, informó el director de la empresa, Arnd Franz a finales de julio.
En Alemania, el proveedor cuenta con unos 10.000 empleados. En agosto de 2023 firmó un acuerdo con el comité de empresa, que prohíbe despidos por razones operativas en Alemania hasta finales de 2025.