Implementar auditorías administrativas para mejorar la gestión

Desde mi perspectiva

José Francisco Bolaños Arquín

Nuestro país se encuentra ante una realidad, de un creciente déficit fiscal, en donde se gasta más de lo que se genera y el endeudamiento se hace cada vez mayor para financiar esa diferencia; esto está llevando a límites muy peligros, ya que la inmensa mayoría de los ciudadanos seremos los grandes perdedores con mayor devaluación, aumento en las tasas de interés, menor acceso al crédito y un crecimiento de la pobreza. Es por eso que corresponderá al próximo Gobierno, buscar la aprobación de una reforma fiscal moderna y entrarle de frente y con valentía a los disparadores del gasto, que representan entre otros un alto porcentaje del presupuesto.

El Estado costarricense ha venido creciendo con poca planificación y en la actualidad está conformado por unas 330 entidades públicas, que requieren transferencias de ese presupuesto para su normal desarrollo, en muchas de ellas prevalece una inadecuada organización, trámites lentos, engorrosos y duplicidad de funciones.

Existe gran preocupación generada entre los costarricense, por la crisis administrativa, operativa y financiera en que se encuentran algunas instituciones públicas y lo poco que hacen las mismas organizaciones para implementar mejoras. El trabajo cotidiano de las jefaturas y de los funcionarios, les impide en muchas ocasiones, ver e inclusive sugerir que existen alternativas viables para mejorar y agilizar los procesos. Hace muchos años tuve la oportunidad de preguntarle a un trabajador en una institución pública, sobre el exceso en la papelería de un trámite relativamente sencillo. La respuesta fue “siempre se ha hecho así”.

Existen las auditorias administrativas, muy poco utilizadas en las instituciones públicas, ya que permiten detectar o anticiparse a problemas dentro de la organización y así buscar su solución. Se debe tener presente que muchas de las anomalías detectadas son principalmente producto de una mala gestión administrativa, adecuada organización y ausencia de un control interno efectivo.

Son utilizadas para evaluar y verificar su funcionamiento; descubrir irregularidades o deficiencias y buscar soluciones, con el fin de mejorar la calidad de los servicios que se brinda a los ciudadanos y así disminuir los costos de operación.

Las auditorías, debe realizarse a toda la estructura organizacional, mediante una evaluación integral en todos los niveles departamentales y profundizando en aquellos que son estratégicos, para así verificar el cumplimiento de metas y objetivos de corto, mediano y largo plazo. Este trabajo deberá ser realizado por profesionales externos con gran experiencia en el campo, para que su trabajo sea de total independencia.

Es necesario además, evaluar el desempeño de todos los funcionarios, pero sobre todo de directores, gerentes, jefes y coordinadores para así determinar su capacidad administrativa, gerencial y técnica, para el logro de las metas y objetivos, el trabajo en equipo y la generación de un buen ambiente de trabajo, donde prevalezca la excelencia y una actitud de honestidad.

Como se sabe, en las instituciones públicas no es sencillo despedir o sancionar un jefe o funcionario, aunque no cumpla a cabalidad con sus obligaciones, ya que la mayoría adquiere su puesto en propiedad, lo que dificulta aún más cualquier acción en su contra.

Ante esta realidad, muchas veces los subalternos prefieren callar para evitar represalias y acoso laboral. Sin embargo, la desmotivación y el mal ambiente, inciden en la calidad del trabajo.

Los ciudadanos demandan una mejora sustancial de las instituciones públicas, mayor capacidad de gestión y transparencia en el uso de los recursos públicos, además de una atención de calidad y oportuna a los usuarios.

“La eficiencia en las estructuras organizacionales de las instituciones públicas, en vital para disminuir el déficit fiscal y así convertirnos en un país desarrollado.”

Administrador de Negocios