Imágenes más influyentes de la historia

EMMETT TILL │ David]ackson, 1955

Emmet Till

EN AGOSTO DE 1955, Emmett Till, un adolescente negro de Chicago, estaba visitando a unos parientes en Mississippi cuando se detuvo en el Bryant’s Grocery and Meat Market. Allí conoció a Carolyn Bryant, una mujer blanca. No se sabe si Till flirteó con Bryant o si le silbó. Pero lo que sucedió cuatro días después sí. El marido de Bryant, Roy, y su hermanastro, J. W. Milam, secuestraron al joven de 14 años en casa de su tío abuelo. A continuación, golpearon a Till, le dispararon, le colgaron alambre de púas y un abanico metálico de 34 kilos alrededor del cuello y arrojaron el cuerpo sin vida al río Tallahatchie. Un jurado blanco absolvió rápidamente a los hombres, y uno de ellos dijo que habían tardado tanto sólo porque habían tenido que hacer una pausa para beber refrescos. Cuando la madre de Till, Mamie, acudió a identificar a su hijo, dijo al director de la funeraria: «Que la gente vea lo que yo he visto». Se lo llevó a Chicago e insistió en que el ataúd fuera abierto. Decenas de miles de personas desfilaron junto a los restos de Till, pero fue la publicación de la estremecedora imagen del funeral en Jet, con una Mamie estoica contemplando el cuerpo destrozado de su hijo asesinado, lo que obligó al mundo a reconocer la brutalidad del racismo estadounidense. Durante casi un siglo, los afroamericanos fueron linchados con regularidad e impunidad. Ahora, gracias a la determinación de una madre por sacar a la luz la barbarie del crimen, el público ya no podía fingir ignorar lo que no podía ver.

Basado en un especial de la revista Time

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